Capitulo 31. Final:
Finalmente me decido a comenzar la estimulación extrema de Ema. Primero que todo abro la tapa de la caja que contiene el regalo lascivo que prepare para nuestro disfrute.
Saco del interior de la caja una de las muchas campanillas redondas fabricada de oro. La agito para presentársela a mi mujer que abre desmesuradamente los ojos. Las campanillas tienen un parecido a las bolas chinas, pero estas campanillas suman un coctel alucinante de placer sexual para ambos actores. Pretendo fabricar para vender esta nueva creación para los consumidores de productos sexuales, pero esas serán fabricadas de aluminio.
Estas campanillas están pensadas para estimular el interior de la vagina así como al pene cuando se penetra a la mujer. En realidad no son nada nuevo. Como otras de mis creaciones, estas campanillas son un juguete milenario. Simplemente mejore su diseño.
Cada campanilla tiene una bolita que suena dentro de la esfera. Cada esfera tiene un diámetro de un centímetro. Ema se va a sentir llena a desbordar.
Mande a fabricar treinta campanillas de oro en total. Las introduciré todas en el interior de Ema. Hare que ella experimente un placer que nunca antes ha experimentado. Va a enloquecer de éxtasis.
Ella me pidió una sesión realmente sucia y salvaje. Eso es precisamente lo que voy a otorgarle.
Le explico escuetamente a Ema.
— Ema, voy a introducir treinta campanillas de oro dentro de tu vagina. Son un nuevo juguete sexual.
Como siempre he hecho desde que comenzamos nuestra relación de amantes. Voy a probar esta nueva creación contigo.
Serás la primera en descubrir las maravillas que pueden causar a la hora de tener sexo.
Estas esferas te regalaran intensas sensaciones, lo mismo a mi mientras te penetro.
Confía en mi, déjate llevar. Vas a disfrutarlo.
Noto como Ema se relaja. Me otorga una vez mas su absoluta confianza.
Recojo de la cama el lubricante vaginal. Echo una cantidad generosa en la piel de su vagina. Puedo ver que el cuerpo sensible de Ema se estremece porque el liquido debe parecerle frío. Echo también un chorro generoso del lubricante en los dedos de mi mano derecha e inmediatamente comienzo a penetrarla con los dedos para dilatarla.
El interior de Ema se cierra alrededor de mis dedos, los succiona. Se comienza a producir un incitante y tentador chapoteo. Ella escurre fluidos de manera generosa. Su aroma a excitación me seduce. Se suma la vista de la leche materna que fluye de sus senos.
Estando Ema lo suficientemente dilatada y erotizada comienzo a introducir las campanillas en su cavidad vaginal. Una por una. El interior de Ema las succiona de manera lasciva. Continuo en la tarea de poner dentro de ella todas las esferas. Finalmente puedo notar que su vientre se hincha por estar llena de ellas. Ema se estremece. Disfruta de la extraña y extrema invasión. Las campanillas se mueven dentro de ella.
Cuando Ema recibe todas las esferas la tomo de las caderas. La jalo hacia mi cuerpo, luego me acerco un cojín compacto. Lo acomodo debajo de su trasero. Ema queda cómoda y a mi entera disposición. Finalmente libero mi falo. Tomo a Ema de los muslos e inmediatamente la penetro. La aplasto con mi peso, poniéndome e imponiéndome sobre ella. La embisto completamente. En esta posición martillo constantemente su cuello uterino. Puedo sentir inmediatamente como las esferas me aprietan, estimulándome. El vientre de Ema se abulta mostrándome las campanillas moviéndose, diciéndome exactamente a que profundidad la llena mi falo. Nunca sentí algo tan estimulante, ya sea visual o sensorial. Mi cuerpo y mi mente están gozando enormemente con esto. Es fascinante, es extremo, alucinante, placentero, enloquecedor. Los ojos de Ema lloriquean. Sus gemidos son ahogados por la mordaza de bola. Sus mejillas toman un adorable tono escarlata. Yo no puedo evitar gemir a viva voz. Pierdo el control de mis impulsos. Embisto a Ema salvajemente, frenéticamente, vigorosamente produciendo que sus fluidos escurran, chapoteen y empapen el cojín que sostiene en alto su trasero. Mientras tanto yo no ceso de martillar dentro de Ema. Ella tiene los ojos empañados de lágrimas, esta ida de si misma, roja, sudando copiosamente. Lo mismo yo siento la ropa pegada a mi piel. Puedo sentir a Ema convulsionar debido al relampagueo incesante de los orgasmos.
Mientras follo a Ema, abarco sus senos a dos manos, con los dedos la libero de las pinzas para pezones. Chupo con vigor sus botones para beberme su leche dulce que sabe al mejor néctar. De pronto me pongo tenso. Eyaculo salvajemente dentro de Ema, ella se estremece aún mas, puesto que su vientre no tiene mas espacio. Yo continuo duro. Estoy sumamente excitado, empujo con fuerza para expulsar mis semillas en el interior de su cuello uterino. Ema se arquea con la mirada perdida. Yo expulso hasta la última gota, luego me retiro de su interior. Al hacerlo cuatro campanillas son expulsadas seguidas de un torrente de fluidos.
Tomo a Ema en brazos, luego la giro. La sostengo de los muslos, estando completamente abierta. Queda suspendida de frente, mirando hacia el respaldo de nuestra cama. Debo hacer que las campanillas que están en su interior sean expulsadas, así que la sorprendo penetrando suavemente su culo. Me retiro para volver a incrustarme por atrás. Ema se estremece de puro gusto y lujuria. Su trasero ama que me lo joda. Una vez que logro hundirme por completo, la muevo por mi largo y ancho frenéticamente, con energía y brusquedad. De pronto Ema llega al orgasmo de una manera tal que expulsa un chorro de orina. Las campanillas alojadas en el interior de su vagina comienzan a salir produciendo un constante e incesante pop. Ema se apoya en mi torso perdida de si misma, sintiendo como las esferas salen escandalosamente una tras otra de su cavidad, yo correspondo acabando salvajemente en su trasero.
Agotado, colmado de placer me siento en mis pantorrillas, apoyando a Ema sobre mi, en espera de recuperar el aliento.
Estando flácido y en mis cinco sentidos retiro a Ema de mi, descubriendo que ha perdido el sentido. Se desmayo.
Libero a Ema del juego de corras, lo mismo le retiro la mordaza de bola.
Estando liberada la dejo apoyada en la cama. Voy al baño. Me traigo a la cama toallas limpias, agua y jabón para poder limpiar su cuerpo.
Una vez que limpio el cuerpo de una Ema inconsciente, la arropo dentro de la cama. A continuación me voy a dar un baño refrescante. Una vez estoy limpio, vuelvo a la cama junto a mi mujer. Me acuesto a su lado, la atraigo a mis brazos, a continuación me dejo caer en el sueño profundo. Estoy completamente extenuado. Esta ha sido la mejor sesión de sexo que hemos tenido.
Cuando despierto por la mañana debido a los primeros rayos de luz del sol, abro perezosamente los ojos. Descubro que Ema aún continua dormida. Estando yo en un estado de regocijo total, la estrecho amorosamente en mis brazos. Hundo la nariz en su cabello en espera a que despierte.
Rato después, finalmente siento que Ema se remueve. Sintiéndose en mis brazos se me apega para disfrutar del aroma y del calor de mi cuerpo. Me abraza de vuelta. Se llena los pulmones con mi olor, luego sonríe. Me dice contenta y relajada, buscando mi mirada. Sus ojos brillan alegres.
— Bruno, anoche fue fantástico. Me encanto la nueva experiencia. Esas campanillas serán un éxito para la compañía de productos eróticos Fantasy.
— Te lo dije Ema. Te dije que ibas a descubrir una sensación fuera de este mundo. A mi también me encanto.
Podemos repetir cuando quieras. Espero que de ahora en adelante también tomes la iniciativa. Aunque no esta nada de mal que lo hagas en nuestro aniversario. Se podrían crear nuevas chispas.
Ema. ¿Te dije ya cuán feliz soy a tu lado?. Eres fabulosa como esposa, como amante y como secretaria. Te amo profundamente. Mi amor por ti crece cada día.
— También soy sumamente feliz a tu lado Bruno, e igualmente el amor que siento por ti se renueva creciendo un poco más cada día.
Me voy a asegurar de que tu amor y tu pasión por mi no se apaguen con el paso de los años.
—Ema. Aunque no hagas nada para reavivar lo nuestro, mis sentimientos por ti no cambiaran. Eres parte de mi. Vives en mi piel. Tú lo eres todo para mi.
Júrame que te quedarás eternamente a mi lado. En tu próxima vida volveremos a encontrarnos.
Dónde quiera que te encuentres, como sea que te llames. Yo iré por ti. Voy a seducirte. Voy a protegerte. Voy a adorarte. Voy a amarte. Me dedicaré a hacerte feliz. Volveremos a firmar un contrato que nos vincule durante una vida entera.
—Entonces es un trato señor Bruno Marchetti. Búscame en la próxima vida. Ofréceme nuevamente un contrato que no pueda rechazar.
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Contract.
RomanceEma White es una joven secretaria la cual su único sueño en la vida es convertirse en la asistente ejecutiva de Bruno Marchetti, siendo él un exitoso, atractivo, sensual, carismático, profesional y enigmático ejecutivo con una personalidad magnética...