Contract. Capitulo 15

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Capitulo 15:

Siento en mi rostro los primeros rayos del sol de la mañana. Abro los ojos somnolienta y perezosa. Estoy agotada. Aún tengo sueño. El día de ayer fue ajetreado. Estuve experimentando una situación extrema y surrealista tras otra en compañía de mi loco y pervertido jefe.

Siento una agradable pesadez en la cabeza y en el cuerpo. Me siento en la cama y cubro mi cuerpo desnudo con la sábana de seda gris que esta a mi disposición.

Mirando a mi alrededor suelto un suspiro de alivio, porque descubro que ya no estoy en la cama roja del cuarto rojo del resort y spa Imperial Ming.

Estoy en este momento en compañía de Bruno, en su habitación y en su cama. Seguramente él me trajo a su departamento cuando me quede dormida anoche, luego de habernos hecho el amor una vez mas el día de ayer sobre esa cama roja con dosel.

Bruno esta profundamente dormido a mi costado izquierdo y como yo esta desnudo, cubierto solamente por la ropa de cama. Tiene una expresión relajada y alegre. Mi corazón da un vuelco. No me es habitual ver como luce por la mañana con aquella expresión, ya que él no es alguien que sonría fácilmente. De hecho es muy serio y huraño. Es la primera vez que duermo con él y es la primera vez que veo como luce dormido. Me parece muy guapo. Y adorable, como un niño grande después de abrir su regalo de cumpleaños.

Estudiando su expresión alegre, y al ver su torso grande y atlético desnudo siento un espasmo de excitación y de euforia. Me siento contenta. No, mas bien me siento feliz e ilusionada. Ahora somos amantes. Y pronto seremos esposos, por lo que verlo por la mañana junto a mi en la cama será algo habitual. Pero sin lugar a dudas jamás me cansare de mirarlo con libertad mientras duerme para poder admirar su belleza y su sensualidad sin que se entere.

Bruno Marchetti es un hombre sumamente masculino y sensual. No puedo evitar desearlo con renovada intensidad.

Un hombre exitoso, guapo y sensual como este me desea. Aún no puedo creerlo y comprenderlo. Existen miles de mujeres mas hermosas que yo.

No me creo para nada especial, pero él parece pensar lo contrario.

Creo que jamás comprenderé que sea yo la causante de su alegría, satisfacción y entusiasmo.

Admirando a mis anchas la piel desnuda de su pecho amplio y fuerte, hasta llegar a su boca apetitosa y sensual trago saliva avergonzada pues me encuentro con una sonrisa traviesa. Cruzo miradas con él, sus ojos verdes oscuros parecen brillar con perversión y diversión.

—Buenos días señora Marchetti.

Veo que estabas admirando concentrada algo que te entusiasma.

Pude ver con absoluta claridad como se te erectaban los pezones a través de la seda gris de la sábana de mi cama mientras me mirabas absorta. Estas excitada mi adorable Ema. Al parecer tienes hambre.

¿Quieres que te alimente con mi cuerpo como anoche?. Que insaciable. Me gusta.

Tímida y avergonzada, me aclaro la garganta mientras sostengo su mirada penetrante y expresiva.

—Aún no soy la señora Marchetti. Sigo siendo solo Ema.

—¡Ahhh nena!. Que buena eres para arruinar el buen humor de un hombre.

¿No podías solo llevarme la corriente?. ¿Tanto te molesta llevar mi apellido o mas bien tanto te irrita que te considere mi mujer?.

Arrepentida por molestarlo bajo la mirada y le digo.

—Siento haber sido majadera. No quería arruinar tu buen humor mañanero.

No es que moleste que me llames señora Marchetti, es solo que me intimida.

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