Contract. Capitulo 23

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Capitulo 23:

Ha transcurrido un año desde que firme el contrato vinculante de matrimonio con el empresario Bruno Marchetti.

Luego de una extravagante luna de miel viajando en motocicleta a través de varios Estados rumbo a New York durante dos semanas, volvimos a nuestra rutina en Fantasy, con la diferencia de que ahora soy la esposa de mi jefe a parte de su secretaria.

Estamos Bruno y yo en nuestra habitación en el edificio de su propiedad aquí en New York, siendo aproximadamente las 22:00 de la noche, un viernes por la noche.

Mañana sábado no iremos a la oficina en Fantasy para trabajar. En Fantasy se trabaja de lunes a viernes. Tenemos Bruno y yo todo el fin de semana para nosotros dos solos, ajenos al mundo y al estrés que conllevan nuestras obligaciones laborales siendo Bruno el director de la compañía y yo su asistente ejecutiva.

Desde el viernes por la tarde al domingo mi papel como secretaria queda relegada para dar paso a mi papel como esposa, mas bien a mi papel como amante. Ya que mis actividades durante los fines de semana como esposa de Bruno en nuestro espacio personal no tienen nada de hogareños ni mucho menos comunes como el normal comportamiento de la gente.

Mi papel como esposa durante el fin de semana no es cocinar para dos, tampoco poner orden en el departamento, ya que esos quehaceres quedan preparados con antelación por la empleada domestica que luego de sus quehaceres vuelve a su departamento en este mismo edificio.

Mi principal actividad como esposa de Bruno Marchetti del viernes por la tarde al domingo es otorgarle placer sexual. Y este placer no es unilateral ya que yo misma disfruto enormemente sumergirme en el mundo oscuro y extravagante del bondage.

En este último año me convertí en una alumna entusiasta de Bruno, siendo él un fanático del juego de rol, amo-sumiso utilizando los juguetes y la lencería de bondage que se fabrica en Fantasy.

He ido cumpliendo a cabalidad las fantasías eróticas de mi pervertido jefe, probando los juguetes sexuales que él diseño y fabricó en la compañía pensando en mi.

Ahora cada nuevo juguete y lencería que él diseña, Bruno los prueba con mi cuerpo sobre todo para hacerme adicta al placer. Mas bien para hacerme una adicta de él.

En estos momentos me dispongo a relajarme sobre la cama matrimonial para luego disfrutar con entusiasmo de la adrenalina y del éxtasis que experimentaré luego de jugar al juego de rol que a mi marido le fascina practicar cada vez que volvemos de un largo viaje de negocios al extranjero.

Hace medio año Bruno expandió la distribución de la venta de los productos eróticos de Fantasy al extranjero.

Bruno y yo viajamos seguido al extranjero para negociar acuerdos de distribución con compañías que se dedican al negocio de los Sex Shop en grandes cantidades.

En realidad ya estoy sumergida en la adrenalina y en la expectativa a lo desconocido esta noche. Ya estoy metida en mi papel de secretaria teniendo una aventura ilícita con su jefe sadomasoquista.

Mis sentidos ya están siendo estimulados, teniendo los ojos vendados con un antifaz de cuero negro exclusivo para practicar el bondage. Estoy desnuda a no ser por el corsé de cuero negro que cubre mis senos hasta mi vientre. El corsé hace destacar mi cintura y logra que mis senos se vean mas grandes estando apretados por el cuero. Mi sexo sin rastro de vello púbico esta totalmente expuesto a la mirada lasciva de mi jefe estando él sentado en un sofá de cuero rojo a los pies de la cama. Bruno esta recién salido del baño, con el cabello húmedo, vestido con una bata larga de seda azul marino.

Antes de tomar un baño mi jefe busco los juguetes sexuales que desea que esta noche yo utilice para su placer visual. Dejó los vibradores con forma de huevo a control remoto inalámbrico sobre la cama, mas el gel lubricante a base de agua y el lápiz labial color rojo con el cual él pintaría mis labios, luego de ordenarme quitarme la ropa de secretaria que tenia puesta, ropa con la cual fui a trabajar en la oficina. 

Como Bruno me ordeno en su papel de jefe dominante me desnude y me solté el pelo. Desnuda subí a la cama. Bruno me coloco el corsé, el antifaz y maquillo mis labios. Después tendiéndome a lo largo en la cama le permití sumisa y cachonda que me coloque en la vagina y en el recto los vibradores empapados con el gel lubricante. Finalmente ato mis muñecas en mi espalda con unas esposas de plata acolchonadas, las cuales no dejaran marcas en mi piel. Luego ato las argollas que están en los costado del corsé a las cadenas que cuelgan de las barras de acero en el suelo raso de la cama con dosel. Dichas cadenas pueden ser ajustadas según la altura que Bruno desee tenerme atada y suspendida.

Estoy finalmente atada, cegada, expuesta e indefensa de rodillas sobre la cama, con las piernas separadas y temblorosas, con los brazos puestos detrás de mi espalda con esposas y suspendida gracias a las cadenas que cuelgan del techo de la cama.

Ahora mismo siento mi cuerpo siendo estimulado por los vibradores a control remoto inalámbricos puestos en mi recto y vagina. 

Bruno aumenta o baja la velocidad de los vibradores con los controles que tiene en sus manos.

Poco a poco mi jefe logra que me pierda de mi misma debido al placer que fluye y relampaguea por todo mi cuerpo. Siento como mis fluidos vaginales escurren por la piel de mis muslos debido a la estimulación de mi recto y vagina. Siento fuertes contracciones que hacen que mi voz exprese en voz alta la adrenalina que me sacude. El placer me marea. Y lo que me produce mayor placer y vergüenza es saber que Bruno esta disfrutando enormemente la imagen de mi siendo dominada y sometida por él con aquellos juguetes.

Debo soportar la tortura que él desea infringirme con estos juguetes. No debo según mi rol rogar para que reemplace los vibradores por su falo. En algún momento la imagen erótica que le ofrezco será tan irresistible que deseara follarme. Espero por eso con desesperación.

Según las instrucciones que él me dio no puedo permitirme venirme sola. A menos que él me pida mostrarle como me veo llegando al orgasmo.

 Si no logro resistir el éxtasis y me vengo sin que me lo ordene, seré castigada. 

Tal vez me deje ir a propósito para que Bruno me folle duro y pervertido. 

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