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Draken agarró las llaves y los cuatro volvieron dentro. Inui los miró con cara de susto.
Inui: ¡¿Qué hacéis aquí todavía?! ¡Corred antes de que yo...!
Draken: No te vas a convertir.
Todos le miraron con cara de tontos. Draken tenía un plan. Cogió de un cajón vendas que tenían que tener todas las habitaciones y enrollo la parte del tronco del cuerpo de Inui, sin contar sus brazos. Luego, le puso una tapándole la boca y una en cada puño. Una vez terminado, todos seguían con la misma cara de tontos.
Draken: Si no dejamos que le salgan las patas de araña ni nada así en especial, no será zombie.
Kazutora: Me suena a un plan malo.
Izana: A mi me gusta.
Mikey: A ti te gusta todo siempre que salgamos de aquí. Pero, ¿cómo sabes que no le atravesará las vendas?
Draken: Para empezar, he puesto doble capa de vendas. Segundo, no lo sé y solo queda esperar a que no ocurra.
Sí, siguieron con cara de tontos pero con mezcla de decepción. Draken se alteró y les dijo que había que salir por la segunda puerta. Todos las salas del hospital tienen dos puertas, por eso fueron por esa. Una sala y otra y otra más hasta llegar de nuevo al principio del pasillo. Ahí sí que abrieron la puerta para seguir recto el pasillo por donde el mejunje había pasado antes. Los zombies no parecieron darse cuenta cuando los cinco corrieron por él. No se sabían el mapa del hospital y tenían que estar mirando de vez en cuando a ver si había zombies y a ver si había salida.
Draken: Ahora, no hagáis ruido, chicos...
Kazutora: Vale.
Mikey: Baja un poco más la voz.
Izana: Creo que por aquí ya hemos pasado. Draken, estamos dando vueltas.
Draken: ¿Y tú como sabes eso?
Izana señaló a una de las bifurcaciones y estaban de nuevo al lado de la puerta de antes. Le dieron la razón y se dieron la vuelta sin hacer ruido. Draken puso un dedo en sus labios para dar a entender que no debían llamar la atención, justo antes de que...
¡Riiiing! ¡Riiiing!
Draken se miró el bolsillo. Su móvil no dejaba de vibrar. Los zombies todos se dieron la vuelta y fue medio segundo que sonrieron mirándolos, antes de echar a correr.
Mikey: ¡¿Se puede saber porque llevabas el móvil?!
Draken: ¡Lo debo llevar! ¡¿Tú no lo llevas?!
Mikey: Pues no, yo no lo llevo.
Izana: Pues yo sí.
Kazutora: Yo también.
Mikey se calló al momento y siguieron su carrera por todo el hospital. Draken apagó su móvil, ya sabría quien lo había llamado luego. Bajaron y subieron escaleras, recorrieron pasillos, giraron en todas las bifurcaciones y los zombies seguían detrás suyos.
Mikey: ¡¿Por qué no se cansan?! Estoy harto de correr...
Draken: ¡Tú y todos!
En ese momento, Inui sacó una pata de araña de su espalda y se la clavó justo en la cabeza a uno de los primeros zombies. Todos, incluso él, se quedaron mirando asombrados la escena.
Kazutora: ¡¿Sabes controlar tus patas?! ¡Increíble!
Inui negó con la cabeza. Le había salido así como así. Draken dejó adelantar al resto para juntarse con él y enrollar mejor sus vendas. Por ahora, si no se había convertido gracias a eso, tendría que seguir con ellas puestas. En cuanto pudieron, se metieron en un cuarto y cerraron con llave. En cambio, era un cuarto como un almacén para guardar las cosas, por lo que había muy poquito espacio entre ellos y las escobas, fregonas y más para limpiar.
Draken: Quinientos cuartos y elegís este.
Kazutora: Es que... ¡Ha sido Mikey!
Mikey: ¡¿Yo qué?! ¡Habrás sido tú!
Kazutora: Vale, vale, ya lo tengo. Es culpa de Izana.
Izana: ¡¿Y yo que tengo que ver?!
Draken: Bueno, ya. Descansad y vamos fuera.
Se sentaron en el suelo. Draken apretó lo más que pudo las vendas de la espalda de Inui, incluso se lo llegó a dejar rojo. Hacía frío y estaban todos con ropas frescas por las pruebas que les habían hecho y encima, mojados todavía por la lluvia que no había parado en ningún momento de resonar.
Mikey: Tengo frío...
Izana: ¡Siempre tienes frío!
Draken: Es que hace frío. Es normal. Además, es casi de noche y va a hacer mucho más frío. Que día más largo... He empezado regañando a Chifuyu y persiguiendo a Mikey para terminar en un hospital sin luz y rodeados de zombies...
Mikey: Eso me recuerda. Tengo un taiyaki bajo el calcetín.
Draken: Puaj... Pero, es algo de comida. Nos vas a dar, ¿no?
Mikey: ¿Qué? ¿Cómo que daros? Esto es mío. ¡Yo y compartir no vamos juntos!
Todos miraron con envidia y enfado a Mikey. Kazutora volvió a temblar por el frío que hacía y no sólo él, todos estaban congelados, hambrientos y de todo lo malo que te puede pasar.
Izana: Vámonos ya. ¿Qué importa ayudar a las personas? Somos los únicos en todo el hospital que no estamos contagiados. Que les den al resto, mañana estarán bien.
Draken: Siento mucho decirlo, pero sí. En cuanto salgamos de aquí, salimos por la ventana.
Mikey cogió una fregona, abrió la puerta y la lanzó para un lado. Los zombies corrieron a por ella y eso dio tiempo suficiente para que los cinco salieran y abriesen la ventana. Por suerte, era el primer piso. Los cinco bajaron y en completo silencio, cerraron la ventana.
Izana: ¡Mi plan ha vuelto a funcionar!
Mikey: A ver, "señor inteligente". ¿Cómo volvemos a casa?
Izana: Ehh... Pues... No sé.
Draken: ¿Y si cogemos el autobús? Allí nos dejó ya una vez, ¿quién dice que no nos puede llevar dos?
Todos se miraron. Mikey enfadado por seguir del lado de Izana y no del suyo. Encontraron una parada de autobús unos metros más allá. Se sentaron a esperar.
Draken: Tardará un poco, no os preocupéis.
Y más o menos, diez minutos después, apareció el autobús. Fueron diez largos minutos, todos callados pensando en la aventura que acababan de vivir. Al final habían ido allí para nada. Habían quedado más heridos de lo que venían. Se subieron al autobús y se sentaron en diferentes sitios. Draken con Inui al lado de una ventana. Al otro lado, Izana y Kazutora. Mikey se quedó de pie y luego empujó a Draken para entrar también con ellos dos en el mismo sitio.
Draken: Bueno, dan ganas de irse a casa, ¿no?
Kazutora: Yo tengo mucho frío.
Izana: Quejicoso. Mira, he aprendido algo de esta aventura.
Mikey: Tú también lo eres. Si insultas a Kazutora, yo te insulto a ti.
Izana: Pero si tu también lo insultas.
Mikey: Ya pero solo puedo insultarlo yo.
Draken se puso una mano en la cara. Se sorprendía de como la gente del autobús les soportaba. Inui fue el único que estaba callado y sentado mientras se tocaba la cinta de la boca, además de estar medio abrazado con Draken. Kazutora siguió con la conversación.
Kazutora: Pues por lo menos yo puedo estar callado en mi sitio sin pegarme con nadie.
Izana: ¡¿Ah?! ¡¿Cómo te atreves?! ¡Yo no me pego con nadie!
Mikey: Hola, Izana. Estoy aquí.
Izana: ¡Cállate, limón con patas!
Mikey: ¡¿Limón con patas?! ¡¿De dónde ha salido ese insulto?!
Izana: De tu pelo, que parece un limón.
Mikey: ¡Pues tú...!
Draken decidió callarse y no continuar metiéndose en la conversación. Era completamente de noche ahora, la hora de que los zombies fueran zombies. Mikey e Izana estuvieron a punto de pegarse en medio de todos, pero Kazutora también estaba y no se iban a pegar tres. Mikey cambió de pronto de conversación, así porque sí.
Mikey: ¡Es de noche y llueve! Momento perfecto para que los zombies nos coman los cerebros.
Izana: El tuyo no, porque no tienes.
Kazutora: Pero si son condiciones buenas para un zombie, ¿Inui no se debería convertir?
Draken tragó saliva. Era cierto y encima tenía a Inui cogido en medio abrazo, pero no hacía el mínimo movimiento. Mikey miró ya que nadie lo hacía. Se creó una gran sonrisa en su cara.
Mikey: ¡Se ha dormido! ¡Ahora, Ken-Chin, vamos a echarlo fuera del bus!
Draken: No vamos a echarlo fuera del bus.
Kazutora: Claro Mikey, lo que quiere hacer Draken es bajarnos nosotros y olvidarnos de él. Fue un placer, Inui.
Draken: Que no nos vamos a ir sin él.
Izana: ¡Vaya, Draken! No pensé que querrías usar armas contra...
Draken: ¡Qué no voy a hacer nada a Inui! No es un zombie... Aún. Si duerme, no es un peligro. En cambio, vais a tener que cuidar que no nos muerda a ninguno.
Kazutora: ¿Vais?
Draken: Sí, siempre me toca a mi cuidar de vosotros y ahora yo soy el único que estoy cansado. Me voy a dormir esta hora que nos queda de viaje. Confío en que me avisareis si ocurre algo.
Draken se echó al lado de Inui, no antes sin mirar la llamada perdida de antes. Al mirarlo, abrió mucho los ojos y se le cayó el móvil.
Draken: ¡No puede ser!
Todos le miraron. El conductor le pidió silencio en ese momento.
Draken: ¿Enserio no dice nada de la pelea que han tenido mis amigos, pero sí de como me emociono?
Mikey: ¿Qué ocurre para que grites así? ¿No te ibas a dormir?
Draken: ¡Sí, pero mira de quien es la llamada! ¡Es de Koko!

Pueblo encantado (Tr)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora