알고 1: Notícia 알고

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Se encontraba encerrado en su habitación, en la gran mansión que sus padres poseían.

Sus progenitores eran una alfa, abogada, que formaba parte del bufete más conocido de Corea, y otro alfa, político, y uno de los altos cargos de la política coreana, muy respetado y rico. Y él, por mala suerte u obra del destino, era su hijo, un alfa de pura sangre.

Realmente nunca se había sentido un alfa. Cuando era pequeño, todos en su familia estaban seguros de que iba a ser un omega o hasta un beta, pero se llevaron una sorpresa al ver que salió alfa de pura sangre.

No actuaba como un alfa, pero realmente no le importaba aquello, ya que fuera amable o no, todos le tenían respeto e incluso adoración.

Las chicas de su universidad privada, babeaban por él, alfas incluidas. Hasta algunos hombres.

Ya tenía veintidós años, por lo que sabía que sus padres no tardarían en buscarle una pareja o algo por el estilo.

Y lo habían hecho. Lo habían juntado en más de una ocasión con muchas omegas, algunas alfas y un omega en otra ocasión, pero siempre los desechaban a todos.

Algunas veces, se veían con una hechicera, con la que hablaban en privado, hasta que un día se enteró de que sus padres trataban de juntarlo con su destinado, su alma gemela.

Realmente agradecía el detalle, ya que si iba a ser casado, no le importaba que fuera con su destinado o destinada.

La hechicera, Moon Juyeon, siempre les daba pequeñas señales, una por una, como un pequeño puzle que se montaba solo.

Hasta que llegó el día.

De nuevo en su habitación, con la vista en el techo, la puerta fue azotada con fuerza, asustándolo. Al mirar allí, vio a su madre, con una sonrisa enorme en sus labios.

Por un momento, temió.

- ¿Pasa algo, madre?- pregunto, levantándose de la cama y acercándose a ella.

- Le hemos encontrado.- anuncio ella, desconcertándolo.- A tu destinado.

Jisung asimiló la situación lo más rápido que pudo, dejando ver en su rostro una pequeña mueca que simulaba una sonrisa.

- Es un omega, varón.- comenzó a hablar su madre.- Unimos todas las pistas de la señorita Moon y dimos con él, se ve que su familia es bastante rica e importante también, y estaban buscando a alguien con quien casar a su hijo.- se acercó a su hijo, agarrándole las manos.- Tu padre se fue a reunirse con ellos, queremos casarte con él lo más pronto posible.

Jisung trago duro, sintiéndose algo sofocado. Asintió a duras penas, viendo como su madre salía de la habitación con pequeños saltitos.

Se sentó en su cama, suspirando.

Ahora ya no había marcha atrás, se iba a casar.

...

El omega se encontraba en su clase semanal de piano, tratando de dejar su mente en blanco por todo lo que estaba pasando.

Su madre, una linda omega, directora de una marca de moda, y su padre, un alfa, jefe de una empresa de abogados en Australia, querían casarlo.

Cuando era pequeño, toda su familia sabia que seria omega, por sus finos rasgos, piel color caramelo y cabello sedoso, por lo que él tampoco se extrañó al presentarse.

Sabía que ser omega varón era bastante difícil, ya que en su mayoría era rechazados por la sociedad, tratados como putas o esclavos. Y sabía, que tendrían que casarlo tarde o temprano.

Tenía veinte años, y estaba estudiando una carrera de cocina por orden de su madre, pero aun así, aquello le gustaba.

Sus padres le buscaban esposo o esposa desde hacía unos meses, y pensaba que iba para largo, pero todo cambio cuando su madre le dio la noticia la noche anterior.

- Hemos encontrado a tu destinado, y te vamos a casar con él.- sentenció la mujer.

La noticia había despertado la curiosidad de su lobo, pero no estaba seguro. Aquello era mejor que casarse con un cualquiera, ya que, al menos, estaban unidos por el destino.

Pero tenía miedo. Puede que su destinado fuera malo, que lo pegará, que le engañara, que le gritará o que fuera brusco. Pero no quería pensar en ello.

Actualmente vivía en Australia, por lo que mañana tendría que coger un vuelo a Corea del Sur.

Sus padres realmente querían deshacerse de él, ya que la boda había sido planeada lo más deprisa posible y se daría la semana que viene.

Después de la boda, irían a vivir a una casa que sus padres, junto a los de su prometido, habían comprado no muy cerca de la ciudad.

Dejó de tocar el piano, viendo como algunas lágrimas impactaban contra las teclas.

No quería casarse.





























알고
Les traigo una nueva historia ^^

I don't know // JilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora