10.

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- ¿Frances?

Nick preguntó desde la otra línea del teléfono.

- ¿Si? - Sus padres estaban en planta baja, y posiblemente no eran capaces de oír su conversación. Por las dudas, se mantuvo sigilosa, hablando en el tono más bajo pero audible que podía.

- Recién acabo de acordarme... ¿Con quién estuviste el viernes?

Francesca se acostó en su cama. Sabía que iba a tener que explicarlo un poco.

- ¿Recuerdas a Harry?

Nick se tomó unos segundos para pensar.

- ...Ajá.

- Bueno, yo salí afuera a despejarme y poder pensar un poco más claro, cosa que no sirvió mucho, y... él estaba ahí...

Francesca volvió a recordar los rulos despeinados y los ojos desviados por el mareo. Suspiró.

- Sí, veo, pero, ¿hicieron algo?

- Pues, hablamos... De la vida... -sintió que no tenía que contarle en detalles lo que habían hablado, aunque no hubiese sido una charla secreta o algo así.

- Claro, pero yo estoy preguntando otra cosa.

- No lo besé. -Frances finalmente lo entendió.- Intenté, pero no lo conseguí. No pasó nada. 

- Lo siento, Frances... –Nick no comprendía que ella no había logrado su objetivo por su mensaje. "Ya nos vamos, estamos en la puerta, ven rápido." Francesca no quiso comentarlo.- Al menos lo intentast...

- No lo entiendo. –interrumpió abruptamente.

- ¿Qué no entiendes, amiga mía?

- Es decir, apenas lo conozco. Era la segunda vez que hablábamos. No nos dijimos nada, es más, no somos nada. Y ya pretendía besarlo... ni siquiera sé por qué quise hacerlo.

- Bueno, a veces necesitas romper la tensión. O simplemente se da el clima. No es que tiene que haber una razón sí o sí. Lo sientes y punto.

Francesca no esperaba que su amigo se pusiese tan profundo. Hubiese esperado un comentario así de Chase. "Parece que uno nunca termina de conocer a las personas", se comentó en su mente.

- Aún así no lo entiendo.

- ¿Qué otra duda tienes ahora?

- Por qué me siento... Me siento mal. Como que si me pesara el pecho. No porque me duela, sino porque estoy un poco angustiada. ¡Y no sé por qué!

Nick resopló sobre el micrófono del teléfono. En su cabeza, Francesca podía ver la sonrisa que estaba haciendo.

- ¿No te lo dije yo, ya? Acerté.

- ¿Qué cosa?

- Estás enamorada, Frances. O al menos, te gusta ese tal Harry.

Era absurdo. Nada era serio. Harry era bonito, y encantador, y te ofrecía una mano si querías llorar, pero nada más. Era sólo un amigo. No pensaba admitirlo, pero la palabra "amigo" le hizo sentir un peso en el estómago.

- ¿Hola? –a Nick el silencio de teléfono le resultaba muy incómodo.

- Nick. –respondió, demostrando que había terminado de meditar la situación.

- ¿Tenía razón o no? 

Nick esperaba un "sí", algo que le dijera que la terca de su amiga finalmente lo había aceptado: era obvio que quería ese tal Harry.

- ...No, sigo pensando que es absurdo.

Aparentemente ella se negaba a dar el brazo a torcer.

La Reina de los AcordesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora