❝𝐀𝐋𝐀𝐍𝐘𝐒 𝐑𝐎𝐒𝐒 pasó toda su vida tratando de demostrar lo fuerte y capaz que era para cualquier tarea. No fue hasta que comenzaron a sucederle eventos que no podía mantener bajo su control que todo lo que había construido se derrumbó.
𝐅𝐑𝐄...
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Gustos y disgustos.
ADVERTENCIA: Vómito, violencia verbal y física, contenido sexual.
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El ejército de Dumbledore era un nombre que no le encantaba mucho a Foxy. Sin embargo, sonaba genial. Imaginarse que estaba en una fuerza especial para combatir al mal le seguía dando alas para conseguir su plaza como auror.
No quería sonar presumida, pero al menos ella, Alec y Lottie tenían ya dominados varios de los hechizos que estaban practicando. Como no amaban la idea de estar ahí de inútiles preferían ayudar a practicar a los demás, ella siempre elegía hacer equipo con Neville porque le caía muy bien, algunos días hacía pareja con Cho, eso cuando no estaba hablando con Harry.
—¿Cómo te va con las demás asignaturas? —le preguntó al rubio que estaba rojísimo.
Neville solía aceptar practicar con ella porque todo el mundo sabía que ella era de las mejores de su grado, pero no era que hablara demasiado durante esos momentos.
—Eh... no... se me da pociones —tragó saliva—, pero Herbología me encanta.
—Es que Snape es una pesadilla. Quisiera decir algo positivo de él, pero de verdad es terrible —suspiró—. ¿listo?
—¡Expelliarmus! —conjuraron ambos al mismo tiempo, pero la varita de Neville salió despedida por los aires. Neville hizo una mueca de tristeza—. Escuché que eres su asistente personal.
—Por desgracia —asintió—. Si necesitas ayuda con pociones yo puedo ayudarte, si quieres. No tengo mucho tiempo libre, pero te puedo pasar una copia de mi libro de quinto para que lo utilices.
El chico pareció alegrarse un poco y le dedicó una sonrisa tímida.
Foxy volteó a ver a Fred y George, que estaban practicando juntos. Aunque en realidad no estaban practicando, le estaban lanzando hechizos a Zacharias Smith mientras estaba de espaldas a ellos.
No sabía cómo sentirse al respecto, porque no apoyaba que molestaran al chico, pero también creía que el rubio se lo ganaba a pulso con sus comentarios agresivos y sarcásticos. Si no quería estar ahí la puerta era muy grande como para que saliera. Aunque ella no solía molestarlo, una que otra vez había respondido a sus quejas con comentarios sarcásticos.