Prefacio

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La mayor parte de los brujos, no eligieron su camino. Están condenados a ser. Fueron marcados por El Espíritu, ya desde antes de nacer. Bendecidos o maldecidos con dones extrahumanos, se convierten en los instrumentos de fuerzas que están más allá de toda comprensión. Son sólo fichas en el juego de los dioses. Muchos, incluso, llegan a sacrificar su lado humano, con el fin de cumplir aquella misión para la cual han sido elegidos: Cambiar la configuración de las líneas de influencia. Hacer del juego, algo más ameno.
La mayor ambición de un brujo es lograr su propia libertad. Cortar todo lazo con las líneas de influencia. Son muchos los que se rebelan contra su destino. Los que acaban renegando de sus dioses.
Esta es la historia de uno de ellos. El Chamán Rafael Espinoza, quien con el tiempo se convertiría en mi mentor. Este es un humilde homenaje a todos aquellos que, como él, supieron brillar, en medio de la oscuridad más abismal.

ChamánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora