Depredadores

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Los dos comieron en silencio. Daniel lavó los platos y Rafa llenó su pipa de tabaco. Luego volvieron a la mesa.
─Quedamos en que ibas a explicarme la ventaja de ser hijo de depredadores.
─Que buena memoria─Dijo Rafa, mientras encendía su pipa─La principal ventaja es que te hace ser más consciente.
─¿Más consciente?
─Claro. Tú no puedes notarlo. Tener cerca a un depredador, hace que te pongas en alerta, tener que vivir con uno, te vuelve hipervigilante, imagino lo espantoso que  habrá sido ser criado por dos, pero te puedo asegurar que no sientes, ni percibes como todos los demás. Tus sentidos están mucho más aguzados que los del resto.
─Es posible, pero de todos modos, me hicieron demasiado daño.
─Sí. Es precisamente por ellos que no acabaste de prender. Pero entiende que son seres sin alma¿Cómo podrían hacer que alguien prenda? Ni siquiera entienden lo que es eso.
─Supongo que tienes razón.
─No te pongas sentimental. Tómalo como entrenamiento.
─Sí, Rafael. Eso intento.
─Mañana empezaré a prepararte para cruzar el cerco. Cuando tengas miedo de lo hay del otro lado, sólo recuerda el infierno del cual viniste.
─Procuro no olvidarlo. Llevo un diario personal, desde que salí de casa. No quiero olvidar nada de lo vivido.
─Perfecto. Eso te ayudará a recordarte. Va a ser mejor que vayas descansar. Tu entrenamiento, empieza mañana.
─¿Seré un buen sanador?
─Serás sanador. No sé si uno bueno. Pero te puedo asegurar, que serás un buen canalizador.

ChamánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora