❝Eʀᴏs❞✓
•Eros (Cupido entre los romanos), que simboliza el deseo sensual, es el dios griego responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad.
[Lector/a por personaje]
«Lᴏ ᴜɴɪᴄᴏ ǫᴜᴇ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ s...
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Y si me preguntan… Cómo me gusta el amor?, Les diría que complicado como lo es la química, Rebelde como mi cabello, valiente como la gente heroica, Tierno como un gato y Salvaje como un león. Largo como tus manos, Dulce como tu boca, Tranquilo como un domingo a la mañana. Les diría que el amor me gusta mucho, pero mucho menos que tú
¿Qué si me jodía verla al rededor de tantos chicos? Claro que sí, verla en la cafetería rodeada de tantos chicos me molestaba, no podía evitar apretar mis puños por arriba de mis rodillas mientras tensaba mi mandíbula.
Confiaba en ella, ciegamente. La conocía y sabía que no tenía por qué desconfiar de ella, pero no era ella lo que me molestara, sino sus amigos, no los conocía de nada, no sabía sus intenciones, y mucho menos podía confiar en que la respetarán como se lo merece.
No le llamaría inseguridad, era más como desconfianza hacia esa bola de idiotas. ¿Se le considera Inseguridad si creo que existen chicos mejores que yo para ella? No lo sé, tan vez aquel chico alto de mirada seria e indiferente sería bueno para ella. Sabía que era de los mejores en su clase, además de que nunca se metía en problemas o le llegaba a faltar el respeto a alguien.
¿O qué tal aquel cabello gris de sonrisa cálida?, se veía que se esforzaba en sus cosas, además de que era atento, no lo sé, había tantos chicos mucho mejores que yo, ¿por qué seguía conmigo?
Ella es una chica estudiosa, de buen promedio y un limpio historial, conducta cálida y bondadosa, a la vez callada y desconectada del mundo, éramos… Tan diferentes. Yo era todo lo contrarío a ella, sí bien tenía unas notas promedio, mi historial como pandillero me daba muy mala fama, mis notas eran promedio y no daba a resaltar en el programa académico.
Tantas diferencias solo me hacían pensarlo que ella merecía algo mejor, alguien que esté a su nivel, que le pueda dar lo que se merece.
Durante meses tenía esa pequeña espina en mi pecho, no sabía que hacer con esto que sentía, las dudas llegaban cada día y mis emociones chocaba constantemente.
Hubo un momento donde vi cambiar su semblante, cuando alzaba su mirada y me visualizaba sus ojos, se iluminaban como una pequeña niña al ver un dulce, todo en ella me derretía el corazón, cada acción por su parte solo lograba que recuperara de poco mi confianza. Sus sonrisas, cada que la llevaba a pasear o la gran emoción en su cuerpo gracias a la adrenalina, cada que escapaba de noche por su balcón, conseguía hacer que todo pensamiento negativo desaparezca y mis ganas de ser ese “algo mejor” aparezcan de manera constante.
