❝Eʀᴏs❞✓
•Eros (Cupido entre los romanos), que simboliza el deseo sensual, es el dios griego responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad.
[Lector/a por personaje]
«Lᴏ ᴜɴɪᴄᴏ ǫᴜᴇ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ s...
—Para la persona de tiktok que quería un One-Shot de Ran, tqm<3
No hay nadie que quede más clown que yo diciendo que estoy de vuelta. Ya no puedo más con el semestre.
Bueno, si alguien sigue aquí, sirve para mencionarles que, si es que quieren y les interesa, pueden ingresar a un grupo de rol de tokyo revengers mandándome un mensaje por privado.
Las personas que me hicieron pedidos no se preocupen, ya los he terminado. Estos días los estaré subiendo.
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—Hoy, haremos aquel encargo por parte de tu hermano, nada muy especial, pero te servirá de algo para el futuro.
Dirigiéndose a una gran bodega, ambos se acercaron a una gran puerta metálica. Estaba ansiosa por entrar. El frío había irrumpido con toda su gloria y los trabajadores de Bonten ya daban vueltas, andando de aquí para haya entre las bodegas y pasillos de aquellas instalaciones, preparándose para al fin ir a sus casas y dejar todo preparado para el día de mañana.
El olor a hierro flotaba por el aire; algunos grupos se encontraban con productos de limpieza y una que otra bolsa negra, limpiando vaya a saber que, de aquellas bodegas.
Ran quitó el cerrojo de la puerta e hizo sonar la llave hasta que un sonoro “clic” se escuchó desde dentro, y entonces empujó. La pesada puerta metálica chirrió y se abrió con una sacudida.
—Después de usted, señorita —dijo el peli-lila con una reverencia burlona. La chica, sin decir nada, ingresó. Un entorno algo fresco y helado la invadió, el sentimiento de curiosidad absoluta se había presente en su sistema.
La habitación desprendía un olor metálico algo fuerte, el ambiente era pesado, toda la sala era fría y con un entorno áspero. Ran encendió un interruptor y dos filas de tres luces blancas se encendieron, mostrando el recinto con todo detalle.
La joven quedó anonada por la simplicidad del lugar. Eran al rededor de nueve metros cuadrados, la sala tenía paredes desnudas de concreto. Una mesa de madera colocada en una esquina con ocho cuchillas perfectamente acomodadas, arriba de esta estaban repisas con armas de manera ordenada y bien organizadas, cada una tenía una variedad de compartimientos con la manera justa para que cupiera una arma.
