❝Eʀᴏs❞✓
•Eros (Cupido entre los romanos), que simboliza el deseo sensual, es el dios griego responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también como un dios de la fertilidad.
[Lector/a por personaje]
«Lᴏ ᴜɴɪᴄᴏ ǫᴜᴇ ɴᴇᴄᴇsɪᴛᴏ ᴘᴀʀᴀ s...
-Feliz cumpleaños pataditas locas. Venga, no le tenga miedo al éxito y vayamos a terapia, al fin de cuentas nos hace falta a ambos<3
En este caso preferí no hacer algo +18, ya que los próximos One-Shot's la mayoría son así, igual quise subirle un poquito el tono, pero dando por terminado en algo lindo (?) Espero les guste.
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Se miraban cara a cara con lujuria, en sus ojos un brillo retador aparecía, ¿quién cedería primero? ¿Quién tendría más autocontrol con el otro? ¿Por qué juegan tan contantemente con el sexo?
La picazón se sentía en sus belfos, las ganas de cortar distancias eran fuertes y pesadas, las miradas decían todo, y las manos se sentían inquietas por no poder tocar.
Y sin aguantar más, acercó de un tirón su rostro y sus labios se tocaron suavemente. Se movían al compás y dejaban guiar sus emociones como una marioneta por el instinto, sus labios eran tan diferentes pero tan exquisitos para ambos.
Los belfos de Mikey se encontraban secos, ásperos y dulces gracias a los postres que consumió el día de hoy y rasposos, consecuencia a la falta de agua. En cambio, los de ella estaban frescos y sabían a jugo de Manzana, tenían un toque a caramelo, eran tanto jugosos como apetecibles, y, a la vista de Mikey, una perdición de la que jamás podría escapar.
Los dos sintieron un alivio al sentir el contacto mutuo, era una paz incondicional que se brindaban cada que se encontraban juntos, sensaciones cálidas siempre invadían sus pechos, y en sus corazones se sentía el alivio de estar un día más con el otro.
Al principio, los labios tan solo se tocaban, danzaban de manera lenta y se trataban con total cariño, como si tuvieran el miedo de quebrarlos o tan solo lastimar, en un movimiento brusco, los labios ajenos.
Claro, eso no les duro demasiado, pues en cuestión de segundos, solo hizo falta una pequeña mordida en el labio inferior, para que el beso pasó de ser lento a abrupto y hambriento.
Sus labios dieron paso a sus lenguas, quienes se intentaron adentraba a la boca del otro, siendo ganada la batalla por Mikey, terminando por explorar la boca de la chica. Sus músculos bucales jugaban con fervor y sus dientes de vez en cuando chocaban gracias a los movimientos tan bruscos. Eran sensaciones que apostarían al que jamás se cansarían de vivir.
Su trasero paso de estar en el sofá a las piernas de Mikey mientras este posaba sus manos en su marcada cintura, apretando de manera lenta su zona curva. Ella pasaba sus manos debajo de su playera y comenzaba a manosear desde su abdomen plano hasta su pecho con cierta lentitud, provocando que se escucharan suspiros por parte del rubio.
El calor se apoderó de sus cuerpos, y al mirarse a los ojos, ciertas emociones infectaron sus anatomías, donde lo único que corría por sus venas era deseo, lujuria y amor.
Sus espinas dorsales tenían escalofríos por cada suspiro dado, sus manos pedían tocar más y sus cuerpos ser tocados, eran tan solo dos almas que se dejaban consumir por el sentimiento lujurioso, quedando segados ante aquellos sentimientos.
Ante Eros.
Su relación iba tan bien que en estos momentos él ambos haber decidido dar este gran paso, se les hacía una de las mejores decisiones.
En sus mentes juraban y pedían el poder estar juntos por siempre, o por lo menos, disfrutar cada momento a su lado. Pero eran pensamientos que pasaban en algunos vagos momentos, su cabeza ya estabas más que concentrada en comerse el uno al otro, que el pensar en cosas como esa, pasaba a segundo plano.
Disfrutaban de esto, disfrutaban de estar en conjunto, Mikey disfrutaba estar con ella. Ella disfrutaba estar con él, disfrutaba que le dijera todas las noches antes de dormir por teléfono, que lo amaba demasiado, que lo abrazara cada que dormían juntos y le acariciara de manera lenta su suave melena. Acurrucarse en su pecho y ser mimado y amado como solo ella sabía hacerlo.
Sin importar nada, perdiéndose en su amor, y dejando atrás toda traba, superando obstáculo tras obstáculo. Meses de terapia, días de arduo trabajo, reuniones con amigos y familia. Todo estaba yendo tan de maravilla, que se les era imposible no ponerse feliz al estar con el otro.
Mikey sabía que la amaba con todo su corazón, amaba todo de ella, que verle algún defecto se le hacía una tarea más que imposible. Amaba ver la calidez de su sonrisa que solo a él le daba. Amaba sus gestos tan raros que hacía cuando le desagradaba algo, sus ojos brillar cada que lo mira o le gusta algo, su voz era tan melodiosa y linda que se podría comparar con la mejor tonada compuesta, el mejor poema recitado y no dejaba de pensar en ese pequeño corazón de pollito que tenía. Todo en ella era perfecto.
El beso, que al principio solo era un suave y breve roce entre belfos, se había convertido en un "¿Puedo?" ronco y bajo por parte del chico, quien, tras recibir un asentimiento, dejo viajar su mano por debajo de la playera contraria. Rozando con sus yemas el cuerpo de su novia, llevando su falange a conjunto de las otras, hasta uno de sus senos, apretándolo por mera inercia, escuchando el repentino jadeo que escapo de los labios femeninos.
Oh, Santa Mierda... Su cuerpo quedó paralizado, sus manos con ganas de hacer más y ese creciente bulto entre sus piernas que no tardaría en ser liberado en cualquier momento... ¿Podía descargar un sonido de su mente y pasarlo a su teléfono para escucharlo todas las noches antes de dormir? Fue endemoniadamente exquisito...
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