Oɴᴇ-Sʜᴏᴛ's |TR

Rɪɴᴅᴏ̄ Hᴀɪᴛᴀɴɪ 誕生日

Editado: 19/08/2023

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Rindou- 24 [20/10]
Oc[female character]-23

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—Feliz cumpleaños, corazón.

Mis piernas se sentían débiles y si no conociera bien a mi cuerpo juraría que estas temblaban.

Sabía la razón por la que podía percibir a mi corazón estando dentro de mi garganta. Me costaba pasar saliva y un estado de nerviosismo atravesaba todo mi cuerpo. Me encontraba nervioso y aterrado. ¿Por qué tuvimos que discutir?

Nunca he estado enamorado, siempre me he encontrado solo en el sentido romántico. Y, aunque eso no justifica mi actitud de idiota, toda mi vida únicamente he estado acompañado de mi hermano, siendo él y yo, hombro a hombro, contra el mundo. Hasta hace no más de dos años fue cuando comencé a crear lazos de amistad en la nueva pandilla donde me encontraba. Poco a poco empezaba a conocer nuevas sensaciones y emociones. ¿En qué momento tantas personas entraron a mi mundo?

Cuando la vi por primera vez, sentí que había estado viviendo la vida dormido, ¿cómo pude haberme perdido de algo tan mágico?

Hace un año que la conocí. Uno de los años en que mi vida dio un gran giro. Siento que he encontrado mi punto ciego. Creo que he conocido a aquella persona que me hace bajar la guardia, aquella de la que me he enamorado, sintiendo por primera vez lo que todos llaman amor. Amor tan fuerte que me hace sentir tan débil.

Mis pies se mueven por si solos y se acercan con suavidad hacia ella. Su lindo cabello brilla levemente gracias a la luz de la Luna, su vorte de cabellos viendose magnífico al moverse como ondas entre el viento. Y ni hablar de sus suaves brazos sosteniendo todo el peso de su espalda, dandole un toque sorprendentemente sensual. Una imagen perfecta.

Llegue a su lado y tome asiento a su derecha, sacándole un pequeño susto. Contuve mi risa y traté de poder seguir con un rostro neutro. Odiaría qué se molestará más conmigo. Aunque si es que podía leer mi lenguaje corporal, se daría cuanta de lo que ocasiona en todo mi sistema.

—Ahora no, por favor —exclamo bajo y tangente. Ojalá ver aunque sea por una segundo una pequeña sonrisa adornando sus bonitos labios.

—Hola —. Fue lo único que pude contestar, no sabía qué decir para ser honesto.

—¿Qué haces aquí? —. En ningún momento me volteó a ver, su vista seguía clavada en las millones de constelaciones que adornaban el cielo, y al dirigir mi mirada a sus hermosos iris, la imagen de las estrellas plasmadas en sus ojos llenó mi pecho de calidez.

—Quería hablar contigo... Ya más tranquilos —hablé bajo y serio, dándole a entender que iba en serio y quería arreglar las cosas de una vez —¿Y tú? —le devolví la pregunta.

—Nada realmente, solo quería estar un momento sola. Necesitaba pensar.

—Está bien —, al hablar, su mirada por primera vez en este rato se centró en mi dirección, sus lindos ojos recorrieron mi rostro y se clavaron en los míos esperando que me fuera. Cosa que era más que obvio, que no pasaría —Pues tendrás que estar sola conmigo —. Sonrió irónica y negó lento mientras soltaba una pequeña risa perecida a un bufido, esa hermosa sonrisa opaco cualquier leve sonido en el área y pude jurar ver un pequeño brillo en sus preciosos ojos.

—En primer lugar: eso no tiene sentido —. Comenzó a enumerar con los dedos para luego seguir hablando:— En segundo: no creo que tenga sentido hablar las cosas, fue algo sin importancia. Ambos veníamos estresados del dia en general y explotamos por una idiotez, lo lamento, y dejemos las cosas así. Solo quiero que nos mantengamos en silencio y me des un abrazo.

—Está bien... Y yo también lo lamento, de verdad —. Y sin decir nada más la envolví entre mis brazos mientras ellas se acurrucaba en mi pecho relajando su respiración y sus hombros. Yo, por mi parte, me recosté en el pasto de nuestro jardín y contemple las hermosas estrellas que se esparcían por todo el cielo. Era bellísimo.

—Te amo, idiota —. Su voz me saco de mis pensamientos y una roca risa salió de mis labios. Levante su cabeza de mi pecho y alce su rostro por el mentón para unir nuestros labios en un largo beso.

Al separarnos, tome una gran bocanada de aire y la solté lentamente —. Yo también te amo, linda, mucho, mucho.

Debajo de la pálida luz de la Luna, sus almas se juntaron, las luciérnagas revoloteando dando una mágica vista, formado una soñada vida de circo, Carruseles y alturas de ferris, acrobacias y malabares. Movimientos fascinantes y vistas impresionantes.

Siendo solo ellos, debajo de la luna, dejado a sus almas juntas, forjando un lazo donde, en silencio, prometían ser suyos, perteneciéndole, sin darse cuenta, a la persona a su lado. Formado un camino junto, dando fusión a futuros sueños y anhelos.

Y aunque en algún momento, por más acompañados que estén, se sientan solos, o siquiera distantes, con un simple gesto como lo es un abrazo, volverán a ser solo suyos. Volverán a pertenecerle al otro. Compartiendo custodias con ellos mismo. Jurándose amor eterno hasta el olvido.