capitulo 40 "la caída"

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la noche estaba cayendo, meng yao miro su cuerpo antes de sacar su espada y infligirse barias heridas en todas partes, wen rouhan tenia que ver que tambien resulto dañado osino creería que el ataque Asia el segundo jade y wei ying nunca sucedió o mejor dicho estaría tan satisfecho que me mandaría otra ves pero a matarlos.

Retomando otra ves el camino Asia la secta, esta estaba ro dedada por los dicipulos wen y adentro tambien se notaban que estaban cansados pero tenían que ser fuertes por si llegaban a llegar las sectas a terminar su trabajo.

Camine por entremedio de todos ellos que me ignoraban, fui rápidamente Asia la residencia principal para darle el informe de lo que hice a wen rouhan.

Al entrar a su oficina el estaba cabiz bajo con la mirada perdida, realmente estaba funcionado bastante bien el veneno –lider wen... e echo lo que me a pedido ellos estarán barios dias en reposo.

-perfecto... ve acararte y descansa... las sectas no tardaran en venir y te necesito mejor que nunca a mi lado, dejaras que los demás se hagan cargo de las instalaciones-

-entendido...- salí en silencio de la habitación dirigiéndome a la mía.

Caminando por los vacíos pasillos, todos los sirvientes habían escapado uno por uno y tambien barios dicipulos de la primera residencia asiéndose que han muerto para simplemente desaparecer y buscarse una nueva vida.

Al pasar una semana Imedio los dicipulos que se hallaban en las afueras y en el interior de la secta protegiéndola empezaron a disminuir de apoco, era obvio que habían logrado escapar...

Los mas fieles se preguntaban como era posible que hallan escapado sin que nadie se diera cuenta, pues sencillo ellos fueron por meng yao ya que sabían que el había echo algo para que los residentes de la segunda rama familiar wen se hallan esfumado como el viento, agarrando su compasión con las uñas de sus manos sangrando por tantas peleas el les ayudo a escapar con la condición de nunca regresar.

Indignados los dicipulos empezaron divagar asta darse cuenta de quien era el traidor desgraciadamente ya era demasiado tarde, las sectas venían rápidamente atacándolos de golpe asiendo que sus ultimo suspiro fuera un grito de odio Asia meng yao.

Unos minutos antes del ataque meng yao se hallaba leyendo un pergamino enviado por huaisang:

"todos llegaron salvo el campo magnético esta reforzado y todos estan en perfecto estado solo necesitan descansar, espero que cuando leas esto todo halla terminado me quedare unos dias con los wen antes de partir a la secta nie en una semana"

Con una sonrisa en los labios meng yao se sentía echo. Todos estaban salvo solo faltaba que esta guerra continuara para que al fin pudiera empezar con lo importante.

Guardo la carta en su manga mirando por su ventana en eso una bengala se estrello en les cielo azulado, estas bengalas tenían las insignias de las cuatro sectas dispersas, sin mas meng yao abrió sus cajones metiéndose sus ropas hay y barias cosas que había robado de wen rouhan y fue rápidamente Asia la sala principal en donde wen rouhan ya estaba esperando su sentencia de muerte.

-lider ya..- una explosión izo estremecer el suelo –ya es la hora meng yao... quédate cerca de mi... no permitiré que me maten tan fácilmente-

-y yo estaré peleando al lado suyo, yo fui entrenado para este momento al fin terminare con el que me acusado tantos dolores de cabesa y malestares-

-asi se habla. ahora mismo ya deberían estar entrando y terminando de asesinar a mis dicipulos para poder entrar aquí-

Los gritos de guerra y de dolor estaban por todas partes, logre sentir como barias personas se acercaban asta la sala principal pero una iba mas adelantada esta abrió de golpe la puerta dejando ver al lider nie, el se elevo en el aire sin necesidad de subir por las largas escaleras.

¡transmigre en meng yao! TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora