Lejos de casa, cerca de ti. ©

Capítulo Diecisiete.

Italia.

Becca.
— ¡Tierra llamando a Becca! —Kora me lanzó un cojín.

—Auch. —Le miré mal mientras me quitaba el objeto de la cara y ella me miró con los brazos cruzados. — ¿Querías algo o solo lanzarme cosas?

— ¿Cuándo dices que te quitan las pastillas? —Preguntó interesada.

—Nunca. Me voy a hacer drogodependiente. —Ironicé de mala gana. 

—Bueno, pues al menos invita. —Se encogió de hombros y siguió maquillándose. —Eh, ¿Adonde vas? —Se giró al oírme levantarme.

—Dios mío, voy a ducharme, loca. —Le miré con el ceño fruncido y fui al baño.

Me estaba intentando enjabonar el pelo cuando la puerta se abrió.

— ¡Ocupado! —Chillé de mala gana.

—No chilles, soy yo. —Habló Jess desde el váter, me asomé por la cortina.

— ¿Pero se puede saber que haces? ¿No ves que me estoy duchando? —Le miré mal.

—Sí, lo veo. Y también parte de tu pecho. —Me señaló y me escondí más en la cortina. —Pero es que me hacia pis, y papá acababa salir del otro y como que paso.

—Sí, hay que hacer cuarentena cada vez que sale de ahí. —Comentó Kora pasando también.

—Pero —Las miré mal a las dos. —Joder, es imposible tener algo de intimidad en esta casa, eh.

— ¿Tú que excusa tienes? —Le preguntó Jess a Kora.

—La luz de la habitación no me hace justicia, y me tengo que hacer la raya del ojo. —Explicó ella.

—Es buena, Te la llevas preparando desde que ha entrado ¿No? —Oí la cisterna.

—Yap. —Le contestó Kora.

— ¡Os odio! —Comenté mientras me enjuagaba el pelo y el cuerpo con la llave de la ducha y con cuidado de no mojar la escayola, ahora envuelta en una bolsa de plástico.

—Por cierto, ¿Adónde vas tan arreglada? —Pasaron de mí.

—He quedado con un chico... —Contestó Kora, burlona.

— ¿Perdón? ¿Qué me he perdido? —Noté la sorpresa en la voz de Jess.

—Nada, es un amigo del grupo de la prima de Alessia. Es nuestra primera...Cita. —Comenzaron a chillar las dos como dos idiotas.

— ¿Podéis iros a gritar a otra parte? —Les pedí con mala gana.

—A ti también te hace falta una cita, ¿Eh, amargada? —Kora se asomó por la cortina y me sonrió.

— ¡Kora! —Me tapé como pude.

—Joder, pareces RoboCop. —Se río.

—Déjame en paz. —Me giré hacia el lado contrario.

—Oye, ¿De donde has sacado este pintalabios? —Le habló Jess desde el lavabo.

—Eh...Lo encontré por casa. —Mintió.

—Mentira, te lo robó una tarde que estuvimos maquillando a Cody. —Dije la verdad mientras salía de la ducha con una toalla alrededor.

—Chivata. —Me miró mal.

—Mentirosa. —Le respondí.

— ¡Ladronas! —Jess nos miró ofendida.

—Fue su idea. —Kora me señaló.