Capítulo Dieciocho.

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Italia.

Becca.
— ¿Pero que dices? —El corazón me comenzó a latir con fuerza.

—Oye, que tampoco soy tonto, Bec. —Me miró mal y yo hice un mohín, poco convencida de ello. —Bueno, el caso es que sabemos que te gusta. —Dijo con sencillez.

— ¿Sabemos? ¿Con quien has hablado de esto, Andrew? —Pregunté asustada.

—Eh...Bueno, se podría decir que...Kora y yo estuvimos hablando y....—Se encogió de hombros.

—Dios mío, ¿Y Jess? ¿Se lo habéis dicho a ella? —El corazón cada vez me iba más rápido.

—No, no estaba cerca... ¿Por qué preguntas? ¿Acaso es verdad y no quieres que se entere...? —Alzó las cejas, fingiendo sorpresa.

— ¿Qué? —Arrastré la ultima letra. —Para nada...—Me reí, nerviosa.

—Como se nota que yo no te enseñé a mentir...—Comentó medio divertido.

—Cállate, no estoy enamorada de nadie ¿Vale? Ni ahora, ni nunca. —Aclaré.

—Lo que tu digas. —Alzó las manos, rindiéndose. —Pero que sepas que tenéis mi bendición. —Me tocó el hombro con cariño.

—No quiero tu bendición, quiero que dejes de volver con Amber. —Le quité la mano de un golpe.

—Créeme, yo también lo deseo. —Asintió. —Pero está complicado...—Añadió y le miré mal.

— ¿Qué has hecho? —Hice un mohín.

—La he invitado a la cena de no Acción de Gracias. —Dijo arrepentido.

—Joder, Andrew. —Me tapé la cara con un cojín.

••••••

—Bec, Bec...—Kora me zarandeó.

—Déjame...—Me giré hacia el lado contrario.

—Bec, que es importante...—Siguió moviéndome y intenté pararla con un golpe vago. —Bec ¿Estás despierta? —Susurró en mi cara.

—No. —Contesté medio dormida.

—Vale, bien, te lo tengo que contar ya o exploto. —Se sentó en mi cama.

— ¿No puedes esperar a mañana? —Bostecé mientras me giraba hacia ella.

—No, te lo tengo que contar ya. —Me miró ilusionada.

—Pues date prisa, que me acabo de tomar el tranquilizante. —Me rasqué el ojo con el dorso de mi mano.

—He besado a un chico. —Soltó sonriendo, la miré con el ceño fruncido.

— ¿Has bebido? —Le miré desde lejos.

— ¿Qué? No. —Me miró extrañada. — ¿Me has escuchado?

—Por desgracia. Has dado un beso, enhorabuena. —Palmeé su muslo con cansancio.

—Bec...—Susurró.

— ¿Qué? No es la primera vez que lo haces. —Me encogí de hombros y ella me miró dolida. — ¿O sí? —Abrí los ojos asustada.

— ¿Cuándo te he contado yo que me he besado con alguien? —Frunció el ceño.

—Nunca, lo siento, Kora...—Me incorporé.

—Bueno, sé que tú ya lo has hecho cientos de veces y que tienes mucha experiencia, pero podrías alegrarte al menos...—Me miró mal.

Lejos de casa, cerca de ti. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora