Capítulo Veinticinco.

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Italia.

Becca.
—A ver, poneros ahí delante. —Ordenó el nonno mirando a través del móvil. —Esto no sé si está enfocado ¿Eh? —Frunció mucho el ceño.

—Bien, niños, no hagáis nada ni pongáis caras raras ¿Vale? Vamos a intentar que al menos una de las fotos salga bien. —Pidió mamá colocándose al lado de papá y Cody.

—Pues claro que no, mamá, ¿Por quien nos tomas? —Andrew fingió estar ofendido.

A pesar de que mamá y papá pensaba que había salido una foto familiar y muy normal; Jess, Andrew, Kora, Cody y yo salíamos sacando el dedo corazón muy disimuladamente. Por suerte nadie se dio cuenta a parte de nosotros, que estuvimos riéndonos durante media hora.

••••••

—Joder, esto está hasta los topes. —Kora miró a nuestro alrededor; La feria estaba llena de gente y familias por todos lados, colas de gente en todos los puestos, niños disfrazados y comiendo algodón de azúcar...

—Les ha quedado precioso este año...—Comenté avanzando hacia ella.

— ¡Hola, Kora! —Matteo se acercó a nosotras, iba vestido de zombie y traía una sonrisa tonta. — ¿De que vas disfrazada? —Frunció el ceño antes de abrazarla.

—Hola...Es una larga historia. —Le sonrió e intenté no reírme.

—Estás guapa igual. —Le aseguró dulcemente, Kora se puso nerviosa. —Oye, ¿Te apetece dar una vuelta conmigo? —Le propuso tímido. Ella me miró a mí y yo asentí.

—Claro, sí. —Aceptó agarrando su mano. —Luego os veo.

— ¿Qué? ¿Ya la habéis vendido? —Jess apareció entre Logan y yo.

—Sí, ya solo faltáis vosotras dos. —Bromeó Logan mirándonos a ambas.

—No podrías vivir sin mí, admítelo. —Se río mientras Ada la dirigía a una atracción.

—Sí, no podría vivir sin ti. —Admitió, pero me miraba a mí.

—Deja de mirarme así. —Le giré de nuevo la cara al frente, nerviosa.

—Es que estás preciosa. —Sonrió mirándome de reojo, suspiré.

—Logan...—Le advertí.

— ¿Qué? No he dicho nada malo. —Se encogió de hombros divertido.

—Tira, anda. —Caminé intentando no sonreír.

—Bueno, ¿Qué? ¿Te subes a la noria conmigo? —Bromeó siguiéndome.

—No me vuelvo a subir ahí ni con tus piernas. —Me reí.

—Vale, pues al pasaje del terror. —Propuso divertido.

— ¿Tú que quieres? ¿Qué muera de un infarto? —Le miré mal.

—Oye, pues yo me apunto. —Andrew apareció con un algodón de azúcar en la mano.

—Oye, ¿Nos montamos a lo de miedo? Dicen que hay un payaso enorme. —Jess se acercó con Ada en sus brazos, lloriqueando al no poder subir a una de las atracciones.

— ¿Piensas meter a la niña ahí? —Le preguntó Andrew mordisqueando el dulce.

—Se puede quedar conmigo fuera. —Sonreí arrebatándole a Ada de sus brazos. —Hala, disfrutar ¿Eh?

—No, no, tú tienes que entrar. —Aseguró Andrew.

—Eso, ya nos ha abandonado Kora, no lo hagas tú también. —Lloriqueó Jess. Les miré a los tres, pensando que hacer.

Lejos de casa, cerca de ti. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora