No hay nada más dulce que el chocolate, pero el sabor de tus labios lo opaca por mucho.
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Esto es nuevo e inesperado para mi, y creo que para ti también. Es la primera vez que le escribo cartas a alguien, hago esto porque mis amigos me alentaron; me pongo tan nervioso cuando pasas a mi lado y es terrible, mis manos sudan y no paran de temblar. Y por ello tome la decisión de mandarte cartas.
Espero y te gusten los chocolates, no sabía que tipo te gustaban así que coloque de varios sabores y rellenos, y una vez más espero y te gusten.
Solo quiero demostrarte cuanto te quiero.
Me gustas, Tsukishima Kei.
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𝐏𝐀𝐒𝐌𝐀𝐃𝐎 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐀 𝐂𝐀𝐑𝐓𝐀 y la caja de chocolates, su boca le era incapaz de pronunciar una palabra, su cerebro no dejaba de pensar en: Me gustas, Tsukishima Kei. Tan incapaz que no callo a Yoshiro que lo molestaba sin cesar y a un Yamaguchi que preguntaba por su estado.
──¡Son novios, se quieren, se besan! ──gritaba de emoción.
──¡No son novios! ¡Solo es una carta de confesión! ──aclara el pecoso.
──Hueles a celos, no te entrometas en está futura boda. ──Como si se tratará de él, se ofendió.
──¡No estoy celoso, solo aclaro lo obvio!
──¡Excusas, excusas!
──¡Ustedes dos, cállense!──vocifero, era una suerte que no hubiera nadie.
Ahora con un el ambiente un poco más calmado, guardo la carta en su bolso y se dispuso a sacar la tapa de los chocolates, una vez hecho, vieron varios chocolates de diferentes formas, cubiertas y rellenos. Yoshiro, casi babeando encima de ellos, era capaz de devorarlos en un instante. Y antes que sucediera, Tsukishima le dio uno a él y a Yamaguchi.
Cuando los probaron, fue como tocar el cielo. Tan dulces, tan gloriosos, ¿de dónde saco esos deliciosos chocolates esa chica?
Espera... ¿Chica?
──La chica que mando esto me tiene que decir donde los compro. ──Sus ojos se iluminaron al pensar es eso.
Mientras tanto, Yamaguchi, recordaba la carta y se dio cuenta de algo o mejor dicho de quien era proveniente la carta.
──No es un ella ──dijo con una mirada oscura.
──¿Ah?
──En la carta decía que se ponía nervioso cuando veía a Tsukki. ──Termino por confirmar.
Tal fue el descuido en no mirar ese detalle ──el cual no era lo malo──, que las risas que trataban de no salir de la boca del chica, no aguantaron más.
──¡Tsukki, volviste a alguien gay! ¡Ja, ja, ja! ¡A-ah! ──cesaron sus risas al ser golpeado por el bloqueador central del equipo de voleibol.
Molesto por las bromas del chico, decidido y molesto toma sus cosas para irse a su casa de una vez por todas. El pecoso pensaba irse junto con él, pero lo mejor era dejarlo a solas y que pensará en lo que haría con la carta, además de quedarse a socorrer a un adolorido e imbécil Yoshiro.
Al arribar a su casa, siguió con su rutina de casi todos los días. Frente a su escritorio y sus audífonos colocados, sacó sus libros y cuadernos para hacer sus deberes. Al sacar sus cosas, la carta cayó al suelo, todavía molesto por las bromas estúpidas causadas por esa carta la tira al tacho de basura. Una broma, solo una broma de mal gusto hecha por unos imbéciles, si, eso seguro que sea así.
Ahora solo queda olvidar todo y dejarlo ir. Hay cosas mucho más importantes que el amor en esos momentos.
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──¿Seguro qué dejaste en el casillero correcto la carta y la caja de chocolates? ──pregunta desconfiado Iwaizumi.
──Muy seguro.
──Bien, luego no vengas con quejas si te equivocaste.
Después de casi fracasar dejando su carta de confesión en el casillero de Kei, le contaba las cosas a sus dos buenos amigos Iwaizumi y Oikawa en una vídeo llamada. Oikawa aprovecho que Iwaizumi se descuido y le arrebato el celular.
──¡Pelusa! Si le dejaste la caja de chocolates ──dice nervioso.
──Si, como habíamos planeado.
──Bueno, no quiero ponerte tenso, pero... ──Un horrible silencio se instalo en la linea hasta que ──¡Y si piensa que le tratas de hacer un amarre!
──¿Amarre? ¿Es malo?
──¡Mucho, pensará que tratas de obligarlo a amarte! ¡Y se alejará de ti!
Dichas esas palabras, el corazón del tierno chico empezaba a romperse en mil pedazos, las lagrimas amenazaban con salir y al ver esto Hajime, golpeó a Toruu y le quito el celular de las manos.
──¡No le digas tonterías! ¡Haruki, ignóralo! Es solo un imbécil que inventa cosas.
Tardaron mucho tiempo tratando que se calmara, hasta que se quedo dormido por tanto llorar. Mientras que Iwaizumi se encargaba de darle su buena paliza a Oikawa por hacer llorar a su niño.
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