El guardián de la mazmorra

P.3 ATAQUE A LA MAZMORRA Y SALIDA AL EXTERIOR

HOLA A TODO EL MUNDO Y BIENVENIDOS DE VUELTA A ESTA HISTORIA, ESPERO QUE OS GUSTE, OS ENTRETENGA Y OS HAGA REIR, YA SIN MAS QUE DECIR, QUE COMIENZE EL CAPITULO.

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Abrí los ojos tranquilamente, estaba sentado en la misma posición en la que me quede antes de activar el modo de descanso. Cerca de mi estaba el guerrero cultista, estaba arrodillado haciendo algunas oraciones hacia el altar oscuro. Todavía seguía sin saber en que idioma hablaban, pero no importaba ahora, hoy las verjas que impiden el paso del mundo a la mazmorra se abrirían y junto a eso vendría la primera oleada de aventureros.

C: Azriel, la mazmorra se abrirá en 10 minutos.

Azriel: ¿¡Tan pronto!? maldita sea, que acabo de despertar.

C: Deja de quejarte, prepara a los cultistas.

Azriel: ¿Y como quieres que haga eso?

C: Usa el hechizo llamada a las armas, servirá para que los cultitas se preparen para la batalla.

Azriel: pero si yo no...

Me calle en mitad de frase cuando escuche en mi mente una notificación.

Notificación: Has obtenido llamada a las armas

Azriel:.... No he dicho nada, ahora, ¿Cómo uso el hechizo?

C: Solo haz como si estuvieras sosteniendo un cuerno y luego haz como si lo soplaras.

Puse mis manos como dijo C y luego sople, vi como en mis manos se materializaba un cuerno traslucido echo de energía morada, cuando lo sople, el cuerno hizo un fuerte ruido que hizo a los cultistas correr hacia mi posición aunque ellos no lo sabían.

Azriel: ¡Bien! ¡Funcionó! Pero como les digo que viene una oleada.

C: Pon tu mano en el altar oscuro e intenta hablar desde el.

Azriel: Está bien, no tengo nada que perder

Apoyé mi mano contra el altar oscuro e intente comunicarme con los cultistas

Azriel: Cultistas, os hablo para avisaros que la verja que impide el paso al exterior se abrirá en breves.

Los cultistas se asustaron al oír mi voz, no sabían de donde venían y se pusieron a mirar en todas direcciones, mientras hablaba se dieron cuenta de que la voz venía del altar. Los cultistas querían arrodillarse en ese momento parra agradecerles a los más altos por hablarles pero al escuchar mis palabras se aguantaron el impulso y se mantuvieron firmes para ver si decía algo más.

Azriel: (mierda, esperan que diga algo más) Id a proteger la entrada, si entra alguien, matadlo inmediatamente.

Los cultistas no dudaron ni un segundo en ir corriendo hacia la entrada a la mazmorra. Se asegurarían de no dejar supervivientes.

Mientras todo esto ocurría en la mazmorra en la superficie ocurría otra cosa.

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La entrada de la mazmorra era una gran puerta que estaba en una pequeña colina dentro de un bosque, delante de la puerta se encontraban un grupo de 4 personas, dos hombres y dos mujeres.

Uno de los hombres, el más mayor, tenía un cuerpo robusto, tenía un pelo marrón con unas pocas canas en su pelo, tenía ojos verdes, en uno de sus ojos tenía una cicatriz que pasaba desde arriba de la ceja hasta la mejilla, llevaba una armadura de hierro, parecía muy pesada y una espada gigante estaba en su espalda.

El otro hombre era más bajo que el primero, tenía un cuerpo delgado, que le hacía más ágil que su compañero más robusto, tenía el pelo rubio con ojos azules, parecía bastante joven, llevaba una armadura de cuero, en la parte izquierda de su cintura tenía dos dagas y en la parte derecha tenía una pequeña ballesta.