Capitulo cuarenta y tres

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Mi cuerpo flotaba en medio de la nada, abrí mis ojos observando que estaba en un cuarto oscuro, mi espalda se levantaba un poco y mis brazos solo se dejaban caer.

-Mikey..- susurre para mí mismo, se escuchó una voz a lo profundo y otra voz en lo más alto de esta.

-Alek- Ese era la voz de Leo, me sentía tan bien escuchándola, quería volver a decir su nombre, pero no salía.

-Alek- Cerré y abrí mis ojos, era la voz de mi abuela- Ya era momento de que me acompañaras, pequeño- Deje que mi cuerpo me llevara, pero solo se quedó ahí, sin moverse ningún centímetro- Debes elegir.

¿Elegir qué?.

-Mikey te espera y yo también lo hago- Mire hacia arriba, era una luz débil, bastante débil mientras que en la de abajo solo era oscura con tonos rojizos. - Debes elegir rápido.

Quería mover mi cuerpo, pero no podía- Te estoy esperando, te estamos esperando- Mikey, sentía su mano cálida tocar mi rostro, me hacía cosquillas.

De repente mi cuerpo cayo, fue de golpe, una sensación de adrenalina me invadió por completo, estaba cayendo, ¿pero hacia dónde?

Mis ojos se abrieron de golpe, chocando con una luz blanca, voltee mi mirada hacia la persona que estaba a mi lado.

Era el, nos quedamos mirando unos minutos sin decir nada, tanto el como yo nos sorprendimos de vernos- DO-DO- ¡DOCTOR!- Grito Mikey para luego salir corriendo.

Se fue, luego vi sus manos aferrarse a la puerta y su cuerpo nuevamente estuvo dentro, volvió.

Mi pecho dolía, me costaba bastante respirar- Alek, es un gusto verte, ¿puedes hablar?

Tenía un tuvo metido en la boca, ¿cómo lo haría- oh cierto, el tubo, Alek lo sacaremos.

Luego de que sacaran comencé a toser, él se disculpó si fue agresivo, Toru se acercó- ¡Imbécil! - le sonreí, el corrió hacia mí, sus brazos enrollaron mi cuerpo y sus lágrimas mojaron mis batas- Creí que enserio tu...

-Deja de ser una niña- susurre, me dolía hablar.- ¿ Dónde está mi madre?

-En la cárcel- suspire- Alek, ella no saldrá en unos años, pero conociendo a Riuk la sacara, debes poner una orden de alejamiento.

-Lo hare- después de que me hablaran y yo respondiera poco se hizo de tarde, aunque Toru no quería irse debió hacerlo, no iría a trabajar hasta que el doctor me dijera que lo hiciera.

Me quede solo con Mikey, él estaba mirándome, la puerta estaba cerrada y pedí que nadie entrara porque quería pasar tiempo con mi esposo.

Era mentira.

- ¿Recuerdas...eso que me prometiste? - El me miro.

-No, ¿que cosa? - sonreí.

-Que te sentarías en mi cara.

-Apenas despertaste y piensas en esas cosas, mejor duerme.

- ¿Cuánto pase dormido?, una semana, dos, un mes, dos días.

-Una semana y un día- Suspiro- Lo hare cuando te recuperes.

-Al menos móntame.

-¡Alek!.

-Dale, nadie nos puede ver, aparte que comiences a gritar, pero nadie puede entrar aquí- Él se sentó, por cómo se paró y se sentó a mi lado supe que quería- Necesito una motivación para recuperarme.

-No caeré.

-Al menos una mamada- el me miro- Por favor, compláceme una vez.

-Ya te dije que no- Con eso salió del lugar, miré mi miembro, había comenzado a levantarse un poco.

Chasquee la lengua y me gire, lo único que ahora tenía era un suero en donde me mandaban vitaminas, y unos cables que veían mi pulso cardiaco.

Mikey salió de baño, lo mire, pero le esquive la mirada, debía hacer entender que estaba resentido con el- Ni me mires así- él se puso frente a mí pero me di la vuelta- Alek.

-No te conozco, sigo dormido- El sentó en mis piernas, sonreí

-Ves, ahora sonríes- deje de hacerlo.

-Bajete, ya no quiero nada- el toco mi pecho, tenía varios cables, pero le importo un carajo y siguió.

Su mano fue hacia mi miembro, sobándolo lentamente con sus pequeñas manos.

Joder extrañaba eso.

Comenzó a masturbarme, mis manos fueron a su pecho, pero en eso el se levantó- Tu ritmo aumenta cuando tienes sexo, si te da un infarto no quiero ser culpable.

-Ya no me hables.

-No lo hare- apreté los labios, llame una enfermera para que me sacara los cables porque quería ir al baño, ella llego enseguida y los saco, dijo que por ahora ya no eran necesarios así que no los volvería a poner, solo que no me sacara el suero y tuviera cuidado con el vendaje.

-Oh...que mala suerte la mía- hice que solloce- tendré que ocuparme de mi erección, YO solo- Mire a Mikey pero este no me miro- Al parecer NO TENGO un OMEGA.

El seguía sin mirarme, rodé los ojos y entre al baño, levanta la bata del hospital, llevé mi mano hasta mi erección, comencé a hacer un sube y baja pensando en que Mikey era el que lo hacía, la puerta fue abierta, el rubio se sentó en el retrete del baño.

Seguía subiendo y bajando mi mano mientras miraba su rostro- ¿Te ayudo?

-No- seguí moviéndola, gemía con los ojos cerrados, Mikey tragaba al fuerte al ver como atendía ese problema.

Apreté mi mandíbula cuando me corrí, mi semen se rego en mi mano, mire al rubio iba a decir que lo lama, pero me contuve, lave mi mano y fui hacia la cama siendo seguido por el.

-Yo también tengo una erección.

-¿Quieres que te alabe? - el frunció sus cejas- Atiéndela tú mismo.

-Quiero que tú lo hagas.

Me estaba tentando- No le hago favores a gente que no me los hace a mi.

-Oh..y yo que me iba a sentar en tu cara si me lo hacías- lo mire, el me sonreía.

-No voy a caer.

-Como quieras.

-Cimi qiiris- Me acosté, él se acostó a mi lado, sus brazos enrollaron mi cuerpo al igual que los míos los de el- Perdón por hacerte asustar con esto.

-Descuida...pero te extrañe demasiado- El llevo mi mano a su vientre- te extrañamos.

-Yo igual.

Mi Destinado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora