Parte 2 | Capítulo 1

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Ese era uno de esos extraños días en los que Jean podía desvelarse, y aún así no sentirse cansado al despertar, una situación milagrosa que solo ocurría cuando los astros se alineaban. 

Cuando despertó su brazo aún estaba rodeando a Armin, por eso mismo decidió permanecer así y de hecho solo lo atrajo más hasta él para acurrucarse contra su cuerpo. Se sentía como lo más especial del mundo.

El pequeño cuerpo del Arlert entre sus brazos, su calidez, su aroma, la forma en que tomaba su mano.

Es cierto, ahora ese chico es su novio. Su novio. Sonaba tan irreal pero tan maravilloso.

Ya no tenía que contenerse más, podía abrazarlo todo lo que quisiera. No tenía que cuestionarse más esos deseos. Quería hacerlo, está enamorado de él, lo hace y eso es todo; así ambos pueden disfrutarlo.

—¿Estás despierto? —el rubio musita. A Jean le gustaba que él fuera lo primero que oía en la mañana, su voz era tan linda.

—Sí —Esconde su rostro en el cabello de este.

—Buenos días —Sonríe suavemente.

—Buenos días —le devuelve—. Siempre despiertas antes que yo, ¿no? —Recuerda la última vez.

—Se ve que sí. Desperté hace 10 minutos.

—Sin embargo, no te has movido nada desde entonces —presume un poco y el contrario se encoje.

—Tenemos tiempo —Y ama estar así con este—, y estoy cómodo —Y se siente realmente amado por él.

—¿Tienes un reloj interno o algo así?

—Sí, siempre despierto con tiempo aunque no tenga alarma.

El castaño le deja voltear y quedan frente a frente.

La mirada de Jean es cariñosa y le deja en claro todo. Armin sonríe y se acerca para besarlo.

El primer beso del día ya era dulce y lleno de cariño, mientras sus piernas se enredaban debajo de las sábanas y sus corazones se agitaban.

—¿Así que esto será cosa de todos los días de ahora en adelante? —pregunta el Arlert, tímidamente.

—Sí, soy muy pegajoso, espero que lo sepas. No te librarás fácil de mí de ahora en adelante —Le provoca una risa. Era verdad, Jean ya podía ser él mismo en total libertad a su lado, podía tratarlo como a su novio porque lo era, podía hacer con la frente en alto todas las cosas por las que antes su inseguridad y dudas le hacían retenerse. Podía ser tan asquerosamente dulce como en verdad es, incluso más que Armin, valga la ironía.

—Me encanta —Vuelven a darse otro beso.

El día anterior se habían convertido oficialmente en novios, luego de tanto problema.

Perdieron la virginidad, lo cual se sentía totalmente irreal.

Tras eso se quedaron toda la tarde hablando, apenas hicieron una pausa para cenar luego de que el abuelo de Armin llegara a la casa y luego simplemente siguieron conversando por horas recostados en la cama, así hasta que se dieron cuenta que era de madrugada y tenían que asistir temprano por la mañana a la escuela el siguiente día.

Tal vez la felicidad de estar juntos no les permitía sentir el cansancio por las pocas horas que durmieron, algo como la adrenalina. Definitivamente lo lamentarían a primer hora de clases.

—Ya deberíamos... —Jean lo besa—, deberíamos prepararnos —Otro beso—, llegaremos tarde —Otro más y comienza a devorar sus labios. Claro, el contrario no se negaba y disfrutaba del sabor de su boca y del perfecto contacto de sus labios juntos.

Como Eres en Verdad | JearminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora