Parte 2 | Capítulo 9

1.1K 23 23
                                    

Armin sentía como si nunca pudiese volver a ser capaz de soltar a Jean, nunca de nuevo, en toda su vida.

Incluso ahora, que estaba dormido de espaldas a él, necesitaba sostenerlo.

Lo abrazaba como si fuese lo más preciado del mundo, probablemente porque lo era, en ese momento y en cada uno en adelante, lo era.

Lo rodeaba con sus brazos y hundía su rostro en su espalda. La sensación de su cuerpo, su temperatura, su aroma; todo estaba impregnado en él en aquel instante, en cada uno de estos.

Tenía sus manos abiertas contra su pecho, usando su tacto suavemente para mantenerse donde pudiese sentir sus latidos, su respiración, el simple movimiento de su pecho.

No importaba lo grande que era su cuerpo en comparación al suyo, este nunca se había sentido más pequeño y delicado en sus brazos.

Probablemente esa era la única razón por la que Jean podía dormir pacíficamente, los brazos de su novio, la forma en que este absorbía su sufrimiento para sí mismo.
Probablemente esa era la única razón por la que Armin aún podía respirar, porque sabía que lo hacía por él, lidiando con su dolor para que este tenga algo de paz.

Si era necesario Armin no dormiría y vigilaría con total amor y dedicación cada pequeña elevación del pecho de Jean, cada respiración escapando de sus labios y volviendo a entrar, cada instante en que sus ojos podían estar cerrados relajadamente y su cuerpo tan frágil y dañado actualmente descansando sin noción de lo que sucedía a su alrededor, siendo cuidado y amortiguado por el propio cuerpo de la persona que más ama en el mundo.

Armin tenía su frente contra la espalda de Jean, contando cada tranquila respiración al sentir el pecho del castaño. Cada una, porque no podía evitarlo. Había llegado al número mil contando hacía rato y seguiría cuanto fuese necesario.

1001, 1002, 1003, 1004, 1005... 1110, 1111, 1112... 1365, 1366, 1367.

Tenía miedo.

Tenía tanto miedo.

Amarlo tanto ahora le pasaba factura porque, ¿cómo es amar tanto a alguien que pasa constantemente por todo esto?

¿Cómo ha sido amarlo a él?

Era verdad, Armin había pasado tantos años con una ansiedad que cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo..., le robaba una parte de su ser y le quebraba, jugando con él, destruyéndolo sin previo aviso, sin motivo, ilusionándolo con recuperarse y luego quitándole todo.

Él podía sufrir eso, podía con ello, estaba bien. ¡Estaba bien!

Sin embargo..., ¿cómo podía el universo maldecir con eso a alguien con un corazón tan grande como Jean?

Él podía con eso... Podía. ¿Pero podía ver a alguien más experimentarlo?

Nunca había estado del otro lado, nunca había visto ni sentido lo que era que alguien tuviese un ataque de pánico, que creyera que iba a morir, que no pudiese respirar, que perdiera el control y que sintiese que no puede hacer nada aunque sepa de lo que se trata, que su propia mente tan solo le haga algo así.

Era horrible y doloroso de por sí, su abuelo y sus amigos debieron sentirse así toda su vida.

Sin embargo, Armin la tenía aún peor. 

No solo tenía que experimentar eso, ver a un ser amado pasando por tan mala experiencia tratando de ver si es que siquiera puede ayudar; también debía hacerlo a la vez que conocía cada horrible, terrorífico y desgarrador momento, detalle, sentimiento y horror que era pasar por ello, porque lo había experimentado hasta perder la cuenta de las veces; y, como si fuese poco, también debía de reconocer finalmente y sentir lo que sabía (y ahora entendía en carne propia) le había hecho sentir a cada persona que ha amado, que le ha amado y que ha estado para él en su vida.

Como Eres en Verdad | JearminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora