Capitulo 1

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El sol poco a poco desaparece dejandome totalmente solo en las profundidades del bosque. La luna y las estrellas son la unica luz que me queda. Nadie con quien hablar ni compartir mis pensamientos por lo que lo único que puedo hacer para matar el tiempo es escribir. Escribir sobre mi vida y mis sentimientos. Sobre mis temores y mis dudas. Sobre mi. Aun no puedo creer que ya hayan pasado mas de casi diez años desde que llegue aquí. Esta casita que se encuentra en el bosque "Madreselva" hecha completamente de madera por quien sabe quien. Nadie nunca suele visitar el bosque y, aunque lo hiciesen no podrían verme ¿Porque? Pues por la sencilla razón de que soy invisible. Yo no nací así y realmente no tengo culpa de lo que soy porque yo no hice nada. La sensación que se siente es como cuando estudiaste mucho para un examen pero después de todo lo suspenden. Se siente frustración y alivio. Yo me siento igual. Me siento aliviado porque sigo vivo, porque a pesar de estar entre la vida y la muerte sigo viviendo. Pero por otro lado esta la frustración que siento al ver que no soy del todo humano. De que mi cuerpo es aire. De que en realidad no soy nadie. Como las hormigas. Poca gente se da cuenta de sus presencia. Aunque almenos saben que existen. Todas las mañanas la misma rutina. Levantarse como un autómata, hacer las típicas caminatas mañaneras, satisfaccer una serie de necesidades físicas y dormir. Esa es mi vida. Nunca me gusto estudiar ni mucho menos ir al colegio pero, ahora mismo daría lo que fuera por poder llevar una vida normal, como un adolescente normal. Mañana sera otro día. El día de mi cumpleaños, el día en el que porfin seré mayor de edad. Un año menos en esta vida. Y desearía que sucediera algo para poder hacer de mi vida algo interesante, algo que tenga sentido. Algo por lo que merezca seguir viviendo. Q porque sigo en este bosque? Por que estoy maldito y no puedo salir de aquí. Pero pronto eso acabara. Esta noche en cuento la aguja del minutero del reloj de las doce yo seré libre. Y una nueva vida comenzara para mi. Volveré a descubrirlo todo solo que sin compañía. Cosa que hasta ahora no me a importado lo mas mínimo, ya tengo asumido que estoy solo y que siempre lo estaré.

Parpadee somnoliento. Ayer me quede hasta muy tarde despierto y estoy agotado. Los rayos del cálido sol me atraviesan como espadas y aun así siento calor. Siento lo mismo que qualquier persona humana pero con la pequeña diferencia de que nadie puede verme ni escucharme. Es como si estuviera mudo y el resto de las personas del mundo fuesen ciegos. Así es. La gente puede atravesar mi cuerpo y apenas notarlo al igual q yo. Eso no me convierte en un fantasma, no, jamas, yo no soy un fantasma, soy un chico invisible. Por fin tengo dieciocho, y la sensación que sientes es de que puedes con todo, de que estas dispuesto de comerte el mundo. Poco a poco me incorporo y frotó mis ojos con esmero y paciencia para q estos se acostumbren a la luminosidad de la habitación en la que me encuentro. Vivo en una casita que hay en la cima de un gran baobab. El espacio es suficiente para almenos dos personas. Cosa que no me preocupa ya que ahí solo habito yo. Mi desayuno, mi comida y mi cena son siempre los mismos. Un par de bayas que descubrí que se cultivan durante todo el año y que son comestibles. Su sabor no es muy apetecible. Es mas bien ácido. Hace años que no pruebo algo dulce y presiento que hoy sera la primera vez que lo haga. Así es, tengo la intención de salir de este infierno camuflado por una espesa vegetación. Baje con cuidado del baobab y di un pequeño salto cuando note tierra firme bajo mis pies. Sin pensarmelo un par de veces siquiera di rumbo a las afueras del bosque. Poco después llegue ya que la casita no se encontraba tan alejada de allí. El olor a ciudad invadió todos mis sentidos y, sin temor alguno di un paso al frente y atravesé el bosque. Nada. No me sucedió nada. Era libre. Por fin. Exactamente no sabia donde ir, pero opte por ir a un supermercado q no quedaba muy lejos de allí y al que acudía con mi madre cuando era pequeño. Quería probar algo dulce ya que de seguro que mi obsoleto paladar lo agradecería. Cogí unas cuantas chocolatinas y use un poco de mi magia para volverlas invisibles al igual q mi ropa. Lo q yo tenia no eran exactamente superpoderes sino un pequeño hechizo que conocía. Si no lo usaba quedaría muy raro y sospechoso ver ropa o comida volando por la calle. Llegue a un pequeño parque y me senté en un banco junto a una chica que aproximadamente debería de tener mi edad. Tenia su cara enterrada entre las rodillas que rodeaba con sus brazos. Junto a ella había una mochila morada. Los rulos de su pelo castaño se encontraban esparcidos por su espalda. De repente la chica alzo la cabeza y se quedo unos segundos mirándome atentemente. Me perdí en aquellos ojos tan verdes como las hojas q había en el bosque. Luego aparto bruscamente la mirada y se seco las lágrimas del rostro. Estaba llorando.
-Disculpa, puede decirme la hora?- pregunto la joven mirándome con sus ojos bien abiertos.
Me di la vuelta. Aquello era estupido. Simplemente esa chica no podía estar hablándome a mi. Seria a otro. Desgraciadamente no había nadie detrás de mi. Aquella niña se dirigía a mi. Podía verme!
-Te estoy hablando a ti- sonrió enredándose un mechón de su pelo entre uno de sus dedos.
Si, definitivamente mis sospechas estaban en lo cierto. Ella podía verme.
-Lo siento no tengo hora- respondí tratando de no mostrar mi emoción por lo q acababa de descubrir
-Oh vale, no te preocupes
-Como te llamas?- pregunte de sopetón ignorando su respuesta.
-Erin, y tu?
Hacia mucho tiempo q no pronunciaba mi nombre en voz alta, mas q nada por q no lo encontraba necesario.
-Kaled
-Pues, un placer Kaled, tengo q marcharme, ojala nos veamos pronto.
Sonreí como un completo imbécil. Q esperabais q hiciera? No podía todavía creerme q aquella adolescente pudiera verme. De golpe recorde q ella estaba llorando.
-Espera, Erin porque llorabas?
-No te preocupes, no es nada, discuti con mi novio eso es todo.
-Te encuentras ya mejor?
-Si- me sonrio- bueno enserio he de irme ya, no puedo faltar a esta clase también, adiós- dijo colgándose la mochila en el hombro.
-Hasta pronto
Estaba deseando volver a encontrarme con esa chica. Tenia muchas cosas q preguntarle. Y la principal de todas era: Porque ella puede verme?

Diario de un chico invisible (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora