No volvimos a hablar hasta llegar al instituto. En parte por lo que le dije y por otro lado porque nadie podía verme y no quería que pensasen que Erin estaba loca hablándole a la nada. De vez en cuando le lanzaba miradas mal disimuladas. Demonios era imposible no mirarla. Parecía la hormiga reina y los demás simples hormigas. Al llegar al instituto en el que estudiaba Erin, su mejor amiga, Aisha corrió hacia ella y la abrazó como cada mañana. Poco después llego Bruno que se quedó casí tan anonadado como yo cuando la vi esta mañana. Pronto se recuperó de la sorpresa y se acercó mas a ella para darle un par de besos en cada mejilla. Algo se removió en mi interior de la envidia que sentí al verle hacer eso y saber que yo nunca podría hacerlo, pero no eran celos, no, eso nunca. Le ayude como siempre a Erin en los exámenes y cuando acabó el instituto regresamos a casa. Lo que no nos esperábamos ninguno de los dos ver al llegar era al padre de Erin besándose con una mujer de pelo negro.
-Papa- susurro Erin con una exclamación de sorpresa.
Ellos se separaron de inmediato.
-Erin cielo...yo puedo explicarlo...
Los ojos de Erin se habían llenado de lágrimas. Corrió a su habitación y yo fui tras ella. Cerro la puerta dando un estruendoso portazo y se lanzo a su cama. Estaba hecha un mar de lágrimas.
-Erin...tranquila...no es para tanto...
-¡¿Que no es para tanto?! ¿Mi vida no puede ir peor y tu dices que no es para tanto? Nadie me entiende, necesito estar sola, por favor vete.
-Pero...
-Vete!
Salí de la habitación. Lloraba de rabia y no entendía que era aquello que le enfurecía tanto. Si su madre siguió con su vida como si nada, ¿Porque su padre no podía hacer lo mismo? El también se merecía ser feliz. Quizás debería de haber avisado antes a su hija pero seguramente tendría sus motivos, no? Fui a mi habitación y cerré la puerta sin hacer mucho ruido. Pasaría un buen rato hasta que a ella se le pasara el enfado así que opté por ir a correr un rato. Hacia tiempo que no corría por la ciudad y necesitaba despejar mi mente. Me cambie de ropa y salí de la casa, al llegar abajo vi que la mujer que estaba antes con Ismael ya se había ido. Erin y su padre necesitaban una charla de padre a hija urgentemente. Sin darme cuenta después de correr por largo rato llegue al bosque "Madreselva" aquel que había sido mi hogar por tantos años. Cambie de ruta y llegue a la casita abandonada en la que había estado viviendo por tantos años. Subí el baobab y entre dentro. Se encontraba tal y como la había dejado a excepción por supuesto de aquel circulo pintado con tiza que estaba en el centro de la casita. ¿Que demonios era aquello? Parecía una especie de portal...De repente este se iluminó. Alrededor del circulo pude ver claramente unas coordenadas. Estaban situadas en la actualidad pero no en el planeta tierra que conocemos sino en la otra cara invisible que Erin y yo habíamos descubierto que existía. El portal llevaba directo al lugar donde habitaba la gente invisible. Debería cruzarlo? Una parte de mi, aquella aventurera y sin miedo a nada quería cruzarlo pero aquella otra que pensaba las cosas antes de hacerlas se negaba rotundamente. Y esa otra parte tenia razón. Yo debía cumplir una misión, enamorar a Erin, además, si lo cruzaba sin haber cumplido mi propósito...Erin me perdonaría algún día por marcharme después de convivir con ella casi tres meses? Debería abandonarla sabiendo que su padre había comenzado ahora una relación con otra persona? Y lo que mas me preocupaba...¿Una vez cruzado el portal habría vuelta atrás? Podría regresar? No, no podía cruzarlo, no todavía, no era el momento. Di media vuelta y regrese a la casa de Erin. Llevaba fuera al menos cuatro horas y ya se había hecho de noche. Cuando entre dentro atravesando la puerta de la entrada Erin dio un salto y se acerco despacio a mi.
-Kaled...- alzo uno de sus dedos y lo estiro hacia una de mi mejilla atravesándola como en el primer encuentro que tuvimos- Has vuelto...
Espera un momento ¿Volver? Ni que me hubiese marchado...oh no, seré idiota, me fui ha dar una vuelta cuando ella mas me necesitaba y debió pensar que me había ido para siempre.
-Fui a correr un rato, necesitaba dar una vuelta- explique
-Pense que...no importa...no vuelvas a hacerlo, no te vallas...no me dejes sola nunca...porfavor.
-Te lo prometo, perdon si te asuste no fue mi intención que te lo tomaras asi.
-Y por que no? Acaso te piensas que no me importas? Pues no, te he cogido mucho cariño en estos meses, me dolería demasiado que te fueses y me dejases...sola.
-Tu también me importas- le cogí de las mejillas- mas incluso de lo que imaginas, pero si algún día me voy, tu debes saber que nunca estarás sola, si?
Su cara quedo a escasos centímetros de la mía. Me alejé un poco, no quería que pasara algo de lo que mas tarde ella pudiera llegar a arrepentirse.
-Cambiando de tema...donde esta tu padre?
-Se fue a casa de Gemma, la chica de hoy a mediodía, no creo que vuelva para cenar, aunque por suerte no tendré que cocinar, el dejo la cena lista antes de irse.
-¿Has hablado con el de...ya sabes...esa chica...Gemma?
-Si, aunque yo ya la conocía de antes, por eso me enfade con mi padre, pero no es nada, ya paso.
-¿!Que?! Como que la conocías de antes?
Estaba hecho un completo lío. Si la conocía de antes es mejor, no? Pero al parecer había algo que no me estaba explicando.
-Bueno...veras...resulta que ella es la madre de Evan y ya la conocía de cuando estuve saliendo con el. Mi padre y ella se van a casar, y pronto viviremos juntos. Evan se convertirá en mi hermanastro.
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Diario de un chico invisible (1)
Teen Fiction¿Qué pasaría si fueras invisible y nadie pudiera verte? ¿Y si nadie te entendiese ni escuchase? ¿Y si sorprendentemente una adolescente pudiera verte? ¿Por qué? ¿Qué harías? ¿Y si te enamoraras de ella? ¿Lucharías por el amor entre una persona human...