-Eh...no fue nada...yo...ya sabes me golpee la cabeza.
-Te desmayaste- afirmo ella
-Si...y por eso dije esas tonterías.
-Seguro?
-Claro-respondi firme- Bueno y tu que? Hablaste con Bruno? Que paso?-Pregunte cambiando de tema.
-Si hablamos, pero no paso nada, decidimos ser amigos.
-¿"Decidimos" o decidiste?
-Decidimos
-Okey
-Tienes hambre?
-Si te digo la verdad bastante
-Ya imagino, ni siquiera probaste mi desayuno- hizo un gracioso puchero
-No me acorde, perdon
-No importa, pero tendrás que ayudarme a cocinar como castigo.
-Te aseguro que soy peor que tu en la cocina
-Eso ya lo veremos, va, no te flageles Kaled
-Esta bien...
Solte un bufido. Al menos había logrado que me creyera. Había decidido que por el momento no le diría nada. Seria lo mejor para ambos. Fui a la cocina tras ella. Eran pocas las veces que había estado en ese lugar teniendo en cuenta mi larga estancia allí. Erin comenzó a sacar un montón de cachibaches de cocina hasta que la encimera quedó llena.
-Que vamos a cocinar?- pregunte mientras observaba los ingredientes.
-Pizza
Primero tuvimos que hacer la masa, y os digo que no fue nada fácil. Prácticamente toda la cocina quedo llena de harina incluyendonos a nosotros, los causantes de aquel estropicio. Colocar los ingredientes encima de la pizza fue mucho mas fácil de lo que pensaba. Cuando pusimos la pizza en el horno limpiamos un poco aquello. Pero eso era muy aburrido, decidí ponerle acción al asunto. Cogí el tarro de harina y lo volque completamente en la cabeza de Erin. Esta chilló y dio un salto quitándose parte de la harina.
-¿¡Tu estas loco!? ¡Has derramado eso en mi cabeza!
-Ya
-Acabas de comenzar una guerra, que yo personalmente me ocupare de finalizar- dijo sacudiéndose el pelo.
Se dirigió a la nevera y antes de que pudiera darme cuenta estampó contra mi pelo dorado dos huevos. Esta vez el que chillo fui yo. Ambos nos analizamos el uno al otro, en definitivo, estábamos hechos un desastre. Comenzamos a reírnos descontroladamente
-Anda ve a ducharte, mi padre no tardara en regresar, yo limpiare mientras esto- dijo intentando aguantar la risa
-No, te ayudare a limpiarlo y después voy a ducharme.
-No, ve ya a ducharte, sino mi padre escuchara la ducha y allí no habrá nadie, lo pensaste?
-Bueno...- comencé a subir las escaleras- pero si necesitas algo solo llámame.
Ya me había duchado y quitado los huevos y la harina de mi cuerpo. Estaba en la habitación que Erin me había asignado, pensando. Jamas pensé que podría encontrar a la niña del accidente y que mucho menos fuera Erin. Ahora las cosas se complicaban bastante ¿Que iba a hacer ahora? No podía enamorarla así sin mas y luego romperle el corazón. Aquello era demasiado cruel. Yo no era como aquellos chicos que utilizaban a las chicas solo para una noche. Además hacia mucho tiempo que no me había enamorado...¿y si acababa yo también enamorado de ella? No os niego lo guapa que es, solo que quizás ella necesite algo mejor. Tal vez ella no quiera enamorarse de un chico invisible. Pero esto no es cuestión de querer sino de sentir. Y creo que desde que la encontré por primera vez quede fascinado por sus ojos. No solo por sus ojos, por todo. Todo en ella es mas que perfecto.
Un coche negro aparcó en la casa con un gran frenazo interrumpiendo mis pensamientos. Humo. Hasta entonces no había notado el olor que había aparecido en la casa. La pizza. Salí de la habitación y baje las escaleras a toda velocidad. Una densa capa de humo negro estaba esparcida por toda la planta baja.
-¡Erin!- grite asustado- ¿¡Erin donde estas?!
Escuche una tos seca y a tientas busque al propietario de la voz. Cuando la encontré tapándose la nariz y la boca con un paño de cocina la cogí de la mano y subí con ella a la planta de arriba en la que apenas había humo. Entramos a mi habitación.
-¿Estas bien?- pregunte cogiéndole las mejillas-¿Que paso?
-Creo que si- tosió- la pizza se quemo- me miro con culpabilidad.
-Tranquila, tu estas bien, eso es lo importante.
Escuchamos una voz proveniente de la planta baja. Era el padre de Erin. Mierda.
-Sera mejor que baje, mi padre...
-No- la interrumpi- no bajes, espera a que el suba.
-Pero se puede preocupar y yo estoy bien- escondió la mano tras su espalda.
Ella pensó que no me di cuenta de eso pero estaba muy equivocada.
-¿Erin que te ha pasado en la mano?
-Nada
Cogí su mano y la analice atentamente. Tenia varias quemaduras tanto en el brazo como en su mano.
-Baja- ordene- dile a tu padre lo de la mano y que te ponga alguna pomada. Fue un accidente tranquila.
Salio de la habitacion y volví a quedarme solo. Mi corazón había comenzado a palpitar desenfrenadamente desde que note el humo. Por suerte ella estaba bien, quitando esas leves quemaduras del brazo, claro. Me deje caer en la cama. Estaba agotado. Habían pasado muchas cosas hoy y precisamente la noche anterior no dormí casi nada. Lo que había descubierto hoy era lo que mas me preocupaba. No podía hacer como si no hubiera pasado nada así sin mas, pero tampoco quería decírselo a Erin todavía. Se que al final la verdad sale a la luz pero no podía arriesgarme todavía. Y entre Erin y yo pasaría lo que tuviese que pasar. No iba a forzarla, de eso estaba seguro. Poco a poco mis párpados fueron cerrándose y terminé durmiendome.
Cuando desperté ya era algo tarde. En mi mesita de noche había un plato de comida con una notita.Dulces sueños bella durmiente. Ahí tienes la cena, por suerte esa no termino quemándose.
~Erin~Sonreí y me comí todo el plato, estaba muerto de hambre. Cuando acabe salí al pasillo intentando no hacer ruido. La habitación de Erin no estaba cerrada del todo y pude apreciar que hablaba con alguien por teléfono. Me acerque para escuchar mejor. Deduci que estaba hablando con su amiga Aisha porque reconocí perfectamente su chillona voz.
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Diario de un chico invisible (1)
Teen Fiction¿Qué pasaría si fueras invisible y nadie pudiera verte? ¿Y si nadie te entendiese ni escuchase? ¿Y si sorprendentemente una adolescente pudiera verte? ¿Por qué? ¿Qué harías? ¿Y si te enamoraras de ella? ¿Lucharías por el amor entre una persona human...