Cap 12: Un hombre con promesas

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Hay una figura blanca a la distancia. Lan Huan la mira desde donde está parado, observando la reverencia de ambos líderes de sectas al juntar sus palabras para sellar su acuerdo de guerra. Es una mujer, completamente de blanco cuyo cabello oscuro ondea con el viento y en su mano descansa una lanza. Se ve mayor, mucho mayor que su shufu, pero la pierde de vista en el momento de dar sus palabras e inclinarse, porque al volver a levantar sus ojos, ya no está. Solo hay piedra blanca en el lugar donde ella estuvo de píe.

El reconocimiento de esa mujer lo guarda. Pronto los patios vuelven a vaciarse y Da Zi She abandona el lugar seguida por sus seis arañas. LingXi recibe la cinta naranja de otra mujer para cubrir la herida abierta en su palma y Jiang Wanyin es alcanzado por Wei Wuxian y Yanli, quien le emite una sonrisa segura.

—Lady Jiang, ¿sabía que esto iba a ocurrir?

—Lamentablemente sí, Zewu-jun, lamento no haberlo informado al respecto. Es tradición de Meishan Yu.

—Le preguntaré a mi shufu si alguna vez tuvo que hacerlo, nunca me dijo nada. —Lan Huan dirige sus ojos hacia los hermanos, mientras Wanyin vuelve a acomodarse a la espalda de Wei Wuxian. Su hermano se endereza para sostenerlo en la espalda.

—Eso fue... wow —dice Wei Wuxian—. Creo que tendré que entrenar mucho para pelear a ese nivel.

—Gracias, joven amo Wei —nota la forma en que los ojos de Wanyin se desvían y casi puede leer ese: 'yo no puedo siquiera pensar en intentarlo ya'. Lan Huan suaviza sus ojos para él—. Tu juramento fue hermoso, Wanyin.

—Fue todo lo que pude hacer... —responde con decaimiento—. Pero viendo lo que acaba de pasar, no hay diferencia entre estar o no estar.

—Para mí la hay. —Sus palabras fluyen con libertad, sin necesidad de meditarlas. Wanyin abre sus ojos ante él, tan transparentes, tan honestos que Lan Huan no puede evitar ser también sincero con él.

Esto no es por lástima, no está diciendo palabras adornadas para hacerlo sentir mejor, no está buscando consolarlo y quiere que Wanyin lo comprenda, en medio de ese patio, frente a sus dos hermanos y bajo ese sol ardiente que se derrama sobre ellos con calor.

—No puedo imaginarme ir a esta guerra sin ti, Wanyin. He sido honesto cuando he dicho que quiero ver como logras lo que te propones, por encima de lo imposible.

—¡Tú...! —replica, enrojece aún más y luego esconde su rostro en el hombro de Wei Wuxian, aferrándose allí.

—Además, ¿qué importa? —interrumpe Wei Wuxian—. ¿Sabes que no estarás solo en el campo de batalla? Tu shixiong estará allí. Los mataré a todos y si alguno intenta acercarse a tí, no tendré piedad. —Le jura y desde allí, Lan Huan puede ver como la oreja de Wanyin oscurece más.

—Deja que yo los remate al menos...

—Antes de todo eso, es mejor que regreses al cuarto, A-Cheng —interviene Yanli—. A-Xian, por favor, acompáñalo. Zewu-jun, debe esperar ahora el pergamino con la respuesta de Meishan Yu. Déjeme acompañarlo para acelerar la entrega.

—Gracias, Lady Jiang.

Los hermanos se mueven hasta desaparecer en el pasillo de la enorme fortaleza. Lan Huan los mira hasta que sus siluetas ya no pueden ser vistas y solo después, desvía su atención hasta la doncella, quien lo observa con franco interés. Tanto que él se siente un poco expuesto. Lady Jiang no dice nada, pero Lan Huan se siente evaluado y espera paciente hasta que el escrutinio termine. No nota nada en ella cuando baja su rostro. Solo la ve suspirar.

—¿Cuándo partirá, Zewu-jun?

—No hay necesidad de demorar más tiempo, si tengo el pergamino hoy, partiré mañana a la primera hora del día.

Un hombre sin núcleo (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora