Chongyang arde. La madera se cae bajo el peso del fuego mientras las túnicas rojas invaden la zona y corretean por los pasillos. Las escenas son similares. Jiang Cheng las ve parpadear tras sus ojos y frente a ellos, se transforman una sobre otra y ya no sabe si está recordando o viendo la realidad. La sangre brota a borbotones de sus labios, siente que la boca le arde y su estómago está lleno de fuego. Se levanta con dificultad y el cuerpo de Wen Zhuliu está frente a él. Lo mira casi con lástima, lo mira como si fuera un insecto al que puede aplastar.
Jiang Cheng escupe la sangre y se remueve adolorido en el suelo. El golpe en el pecho fue devastador y, a pesar de no tener núcleo, las llamaradas de fuego llenaron sus meridianos como si buscaran algo que destruir. Fue espantoso, el recuerdo lo hizo gritar y delirar. Sus ojos lloran, ahora se percata, mientras la sangre también corre por su nariz.
—No debiste salvarte —dice Wen Zhuliu, casi con condescendencia—. Debiste morir en tu tierra.
El hombre lo levanta tan fácilmente al agarrarlo por sus túnicas. Mira con desdén la coraza de hierro que se asoma, pero parece como si nada pudiera importarle. Como si esto no significara nada y Jiang Cheng lo sabe, sabe que Wen Zhuliu solo necesitaría tomarlo del cuello y doblarlo para acabarlo todo.
No ha visto a Wei Wuxian. No puede morir allí, no puede quedarse inmovilizado y esperar a que su hermano vuelva y solo encuentre la horrorosa verdad de que compró solo un poco más de tiempo para él.
No ha visto a su hermana y no puede dejarla sola, aún si ella está cuidada en la torre Koi, aún si Wei Wuxian vivirá para protegerla. No quiere dejarla, no quiere darle ese dolor.
No ha visto a XiChen y lo extraña. No quiere que termine allí, no quiere que la esperanza de XiChen de ver la semilla emerger del fango se acabe porque simplemente aplastaron la semilla antes de tiempo.
—Te daré una muerte rápida como a tu madre —Wen Zhuliu habla. Su corazón se estremece mientras la mano ahora toma su garganta y aprieta solo un poco, como si midiera la fuerza antes de proceder—. ¿Un último deseo, Jiang-zhongzhu?
Jiang Cheng reacciona. Su mano derecha se mueve casi de forma inconsciente y golpea el cuello de Wen Zhuliu. El hombre ni siquiera se inmuta. Ni siquiera sonríe o hace una mueca. Es como si Jiang Cheng solo hubiera aplastado un mosquito en su cuello de acero.
Sin embargo, Jiang Cheng le sonríe con la sangre entre los dientes.
—Jódete... —susurra y luego acumula toda la saliva y sangre que tiene en la boca y la escupe en la cara del maldito que se atrevió a mencionar a su madre.
—¡Jiang-zhongzhu! —escucha el grito de Wen Ning. Sus ojos se agrandan justo a tiempo para que Wen Zhuliu se gire para enfrentarlo.
Wen Ning arroja una flecha. Wen Zhuliu se mueve para evadirla y luego arroja su cuerpo sobre Wen Ning. Jiang Cheng se siente un maldito saco de arroz cuando cae en los brazos de Wen Ning, quien se distrae lo suficiente para atraparlo, tanto que Wen Zhuliu en un segundo está detrás de él. Jiang Cheng ve la mano del devorador de núcleo encenderse con su poder. ¡Tiene la intención de quitarle el núcleo a Wen Ning también! Su garganta se aprieta.
—¡A-Ning! —Usa su píe para desequilibrar a Wen Ning y evitar que la mano de Wen Zhuliu golpee su pecho, solo alcanzando su hombro. Caen los dos aparatosamente al suelo pero, Jiang Cheng empuja el cuerpo de Wen Ning a un lado cuando ve a Zhuliu volver a acercarse para quitarle el núcleo. Recibe la nueva descarga llenando sus meridianos vacíos y grita pero, esta vez, sus rodillas no ceden.
—¡A-Cheng! —Wen Ning saca una flecha, dispara, pero Wen Zhuliu rompe la flecha antes de que pueda llegar a él.
Jiang Cheng tiene solo una cosa clara, ¡no va a permitir que el maldito devore un núcleo más!
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Un hombre sin núcleo (MDZS)
FanfictionCuando Lan XiChen encuentra al nuevo líder de la secta Jiang, no está solo. Está con Wei Wuxian, quien aún intenta convencerlo para una operación insólita, y Wen Qing, quien está esperando a pagar el precio. Pero Jiang Cheng está negado a aceptar el...