El camino al Hanshi muestra signos de fuego, aun cuando se ha recuperado parte del pasaje y el bosque de bambú ha sido sembrado de nuevo. Si se ve con más detalles, encontrará algunas piedras blancas con hollín y algunos parches de hierbas sin florecer. Bajo la luna llena es fácil notarlo.
—Es aquí —anuncia XiChen.
La casa es grande, parece perfecta para albergar dentro de ella un par de habitaciones, una sala de estar y quizás, un jardín. La madera ha sido renovada y pintada de blanco, los paneles están limpios y adecuados. Se ve como una casa normal, pero entiende por qué XiChen se ha quedado paralizado al borde de la puerta. Si a Jiang Cheng le tocara entrar a la habitación de algunos de sus padres, probablemente se sentiría igual. Así que calla, esperando a su lado hasta que XiChen se encuentre con las fuerzas de dar el paso. Él estará allí cuando eso ocurra, o si él decide lo contrario... Quizás pueda pedirle que den algún paseo por allí para que XiChen no sienta que lo invitó para nada.
—Wanyin... ¿no crees que estoy siendo egoísta? —La repentina pregunta lo aturde.
—¿Egoísta con qué?
—Tengo un salón ancestral donde presentar mis respetos, una habitación a la cual regresar y me estoy negando a esto. Mientras que tú...
—¿Y eso qué tiene de egoísta? ¿Intentas hacerme enojar? —Suelta sin pensar, con una gran marejada de malestar metiéndose entre sus pulmones. XiChen se gira a verlo, una sonrisa dibujada su rostro, aunque no llega a sus ojos. Él enarca una ceja para hacerle ver lo ridículo de lo que dice.
XiChen le toma la mano y, antes de que pueda decir nada, arrastra la puerta del Hanshi y entra. Jiang Cheng queda con las palabras y los latidos atormentados en su garganta. Se mueve por inercia hasta el centro de la primera sala y se detiene allí porque XiChen deja de avanzar. Mira con ojos grandes la mano que XiChen tomó, apretada entre la suya, como si necesitara sentirlo más allá de la presencia silenciosa que estuvo intentando ser.
Jiang Cheng no se atreve a hacer más, todavía está atontado con el toque de la mano de XiChen que se intensifica conforme pasan los minutos dentro del Hanshi. Hubiera pensado en cerrar la puerta para que el frescor de la noche no molestara, pero con XiChen agarrándolo de ese modo, apretando su mano con necesidad, no puede hacerlo. Solo se queda allí, en silencio, y admira lo que hay en su alrededor. Las mesas están vacías, no hay signo de ninguna pertenencia más que cajas apiladas y marcadas con el título del anterior líder de secta. Los libreros también están vacíos, desde lo que puede ver allí, parece que no hay nada. En otra esquina, hay cajas con el título de XiChen y supuso que era una manera de darle a él la libertad de escoger con qué se quería quedar de su padre.
—¿Me creerías si te digo que es la primera vez que recuerdo estar aquí? Es decir... sé que me trajeron aquí de niño, pero no lo recuerdo. Ni siquiera puedo recordar el rostro de él.
¿Qué clase de padre fue ese hombre? Jiang Cheng escuchó un par de veces sobre la enfermedad de Madam Lan, que impedía que pudieran verla y también de la reclusión de Qingheng-Jun. Pero imaginó que eso solo sería para los demás; no fue así. ¿Qué clase de sentimientos guarda hacia su padre? ¿Es nostalgia? ¿Rabia? ¿Indignación? ¿Amor?
—Lo siento, Wanyin, por mostrarme así. Pensé que iba a tolerarlo más. —Lan XiChen lo mira de nuevo con ojos húmedos y mejillas mojadas. Los dedos le pican por hacer algo, pero no logra decidir qué. Solo lo observa de vuelta, traga grueso y niega.
—Me has visto peor. Gritando, llorando, mocoso...
—No quise hacer esto con shufu ni con Wangji porque... no quería que se preocuparan.
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Un hombre sin núcleo (MDZS)
Fiksi PenggemarCuando Lan XiChen encuentra al nuevo líder de la secta Jiang, no está solo. Está con Wei Wuxian, quien aún intenta convencerlo para una operación insólita, y Wen Qing, quien está esperando a pagar el precio. Pero Jiang Cheng está negado a aceptar el...