Cap 03: Un hombre sin camino

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—¡Debemos irnos! ¡No hay tiempo de enterrar cadáveres! —Eso dijo Wen Qing, al bajar las escaleras—. ¡Ya se dieron cuenta de que abandoné el puesto de vigilancia de Yiling!

Lan Huan se siente mal de haber huido sin hacer una ceremonia por los muertos que dejaron tras su paso. Todo lo que pudieron hacer fue meterlos dentro de la casa y cerrarla antes de escapar. Todos como fugitivos, se han convertido en un blanco para los Wens en diferentes escalas. ¿Qué tiempo hubo para apaciguar el alma de los muertos cuando los vivos están respirandoles en la nuca?

Todos corren hacía el noroeste, atravesando el bosque. Wei Wuxian carga a un inconsciente Jiang Wanyin lleno de sangre, mientras que Wen Qing y Wen Ning dirigen la caminata al frente, evadiendo los caminos comunes y observando las montañas que son sus objetivos. El peso de Lan Yue se siente pesado por cada paso que avanza, por cada rama que evaden y cada piedra que pisa. El chico que se quedó con él tras haberlo encontrado se enfrentó al final de su vida justamente por ello.

Siente un nudo en la garganta. No hay tiempo de llorar.

El sol cae, las nubes se aglomeran sobre ellos. Pronto lloverá.

Cuando el viento se siente frío y la tierra huele a lluvia, todos se detienen agotados. Han abandonado la casa lo suficientemente lejos como para bajar la guardia. Wei Wuxian baja el cuerpo dormido de Jiang Wanyin, sin la contorsión de su rostro por la locura. Wei Qing saca una lámpara de aceite de su bolsa y lo que parece ser elementos para una tienda de campaña. Wen Ning empieza a armarla mientras ella se sienta al lado de Jiang Wanyin.

Lan Huan decide aprovechar el momento para alejarse. Espera a estar a suficiente distancia antes de bajar el cuerpo del chico y abrir el agujero con sus propias manos. El viento sopla fuerte, sus dedos se llenan de tierra y maleza. Su ropa está sucia y sus labios apretados. Cava y cava hasta llegar a un punto adecuado y allí coloca el cuerpo del chico, con su cabeza apuntando al noroeste y sus pies al sudeste. Toma ramas y hojas grandes de los árboles cercanos para dejarlas caer sobre el cuerpo del chico. Y saca de su manga un talismán de fuego. Enciende la tumba.

¿Cuántos cuerpos va a enterrar de esta forma? ¿Cuántas almas jóvenes llevara a la muerte con esta guerra? ¿Cuántas inocencias quebrantará en el proceso? El fuego se eleva en la tumba y él solo mira, mira con los ojos de la visión y de su posición de líder lo que viene. Solo sangre, solo muerte, solo violencia.

Violencia como la de Wanyin, aplastando la cabeza de un hombre con la vaina de una espada.

Caen las primeras gotas. Lan Huan se estremece al saber que ya no tendrá necesidad de llorar. La lluvia se arroja sobre él y moja su cabello, su ropa, su rostro. Comienza a apagar el fuego y a sofocar las llamas. Cubre sus huellas, oculta sus pasos, los moja a todos. Empapado como está, llena la tierra en los retos del sepulcro. Cubre todo, hasta hallar piedras para colocar sobre la tierra recién agregada. Se queda en silencio, inmovil, mientras la lluvia cae.

Han pasado aproximadamente tres meses desde que Recesos de las nubes fue incendiada, desde que él huyó con los pergaminos sagrados de su secta, abandonandolos a todos por petición de su tío y dejando a Wangji a cargo de defender la biblioteca. Aún tiene en sus ojos la espalda de su hermano en los pies del edificio, aún recuerda la seguridad de sus ojos que le decían que no dudará en huir.

Aún recuerda las furiosas lágrimas que derramó al huir, con las cenizas pegadas en su rostro húmedo. Lan Yue fue quien llegó con el aviso de que su padre murió tras las heridas y se quedó con él desde entonces, sirviéndole con devoción y seguro de ayudarle a cumplir con su objetivo.

Lan Huan ahora tiene la última piedra en sus manos mientras siente de nuevo su rostro mojado, por la lluvia fría y sus lágrimas calientes. Tiene que mentalizarse que esto se convertirá en una constante, pues los Wen no les dejará fácil recuperar la paz y no tienen escrúpulos sobre qué sacrificar para doblegarlos. Incluso quitar el núcleo de un líder de secta en cierne.

Un hombre sin núcleo (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora