Cap 17: Un hombre sin miedo.

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—Hay varios rumores en Yunmeng Jiang —explica XinYan mientras juega con una navaja en su mano.

Le da vueltas; la sangre corre bajo sus pies y el cuerpo del Wen que estuvo asediando los terrenos de Chongyang se enfría bajo sus botas. Jiang Cheng limpia su daga mientras escucha y XinYin mantiene su ojo puesto en la ventana que invadieron. La mujer que estuvo con él ha sido dormida, una prostituta que ha tenido la desgracia de estar justo en el momento que él fue a cobrar venganza.

—Dicen que Jiang-zhongzhu perdió su núcleo y su hombría —XinYan hace un ademán que le resta importancia—. Otros que no fue Jiang-zhongzhu sino Wei-gonzi —La navaja cae sobre la madera y se clava. XinYan la vuelve a tomar para dejarla caer otra vez—. También dice que los dos murieron, otros más, que los dos están cazando a los Wens y dejando su marca.

Jiang Cheng saca su pergamino y lo deja caer sobre el trasero peludo de su nueva víctima. Se sacudió tanto con el uso del nuevo veneno, una combinación de paralizante y alucinógeno. Tuvo que cortarle la lengua para que no hiciera demasiado ruido. En el papel está el loto de nueve pétalos.

—¿Hay más de nuestras marcas?

—Se han duplicado desde la última que dejamos al noreste de Yiling.

Escuchan ruido. XinYin entrecierra sus párpados y su sable es sujetado mientras revisa el perímetro. XinYan ya no juega con la navaja, parece lista para usarla en caso de que entre un intruso. Jiang Cheng también presiona su daga en silencio, deja que el tiempo se escurra en sus dedos mientras la presencia se hace más evidente. Entonces escuchan la puerta. Jiang Cheng mira hasta la madera que es arrastrada con suavidad y se posiciona, dispuesto a atacar si es necesario. La vela es apagada por XinYan y XinYin desenvaina su sable.

Hay oscuridad que solo se quiebra por la luz de la noche. Jiang Cheng siente su garganta secar cuando escucha el primer paso que se abre en la habitación. Hay un brillo... una campanilla.

—¡Esp...!

XinYan arroja la navaja cuando el invitado se precipita hacia Jiang Cheng. En el siguiente segundo, XinYin está frente a él mientras empuja el sable. El recién llegado evade la navaja, corta el avance del filo del sable y se detiene cuando el brazo de XinYan está rodeando su cabeza y prensándolo, listo para partirle el cuello.

—¡Deténganse! —ordena Jiang Cheng y aparta de su camino a una XinYin decidida mientras observa con mejor atención al hombre que han capturado.

Las túnicas de Yunmeng Jiang se ven corroídas, las puntas deshilachadas y con el color empezando a desvanecerse. El rostro del hombre es redondo, hay un pequeño bigote bajo su nariz chata, los ojos son grandes y expresivos. Tiene un lunar en su mejilla y su cabello atado en una cola alta. La campanilla de Yunmeng está en su cadera y su espada espiritual sigue empuñada, el diseño es claramente el de su secta.

El hombre lo reconoce. Jiang Cheng lo nota en el momento en que esté abre sus ojos y la sorpresa relaja su expresión.

—Lian Hua —dice Jiang Cheng—. Estabas en Wuhan.

—Jiang-zhongzhu —susurra. Apenas XinYan lo suelta, el hombre envaina su espada y cae de rodillas, con una profunda reverencia ante Jiang Cheng—. ¡Sabía que estaba vivo! ¡Qué solo usted y Wei-gonzi podrían cazar a los malditos Wen!

—Me alegra saber que está vivo, Lian Hua.

Lian Hua estuvo casado con Lian Mu, una de las cocineras de Yunmeng Jiang. Ella murió, recuerda haber visto su cadáver entre la montaña de muertos que levantaron los Wen. Era solo una cocinera... Uno de los shidis era su hijo. Lian Hua ha perdido también todo por los Wen, su hogar, su familia...

Un hombre sin núcleo (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora