Cap 21: Un hombre sin pausas

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Se siente aplastado. Cómo cubierto por diez mantas. Puede sentir las manos pasando por su cuerpo, pero el miedo se encuentra paralizado. A pesar de reconocerlo, de estar allí, no hace nada para despertarse, para mostrarse a través de la ira o formar distancia. Solo está allí.

Abre los ojos y hay exceso de luz. Los cierras y los vuelve a abrir más, pero esta vez con los párpados más caídos para frenar la intensa luminosidad. No dice nada, sigue sintiéndose hundido. Ni siquiera puede vislumbrar nada.

—Buen niño... estás bien.

A-niang...

—Mi señora, debes descansar.

—¿Descansar? ¡Cómo pretendes que descanses cuando nuestro hijo está enfermo! —enfoca la mirada ahora con mayor esfuerzo. Sus ojos pican, se sienten arder pero allí la vio, aunque sea de reojo. El perfil de su madre descompuesto por la preocupación, sus ojos encendidos en la ira.

—Mi señora, los médicos están con él y han asegurado de que estará bien. Si mi señora enferma, no podrá cuidar de él.

—¡Jiang Fengmian!

—Por favor, mi señora.

No están peleando. Jiang Cheng intenta ver más entre las imágenes apagadas, pero ellos no están peleando. El rostro de su madre pasa de la rabia a la consternación. Sus ojos se suavizan y... ¿hay algo de tono en sus pómulos altos? No lo sabe.

Se apaga todo. Vuelve a despertar. Esta vez, la luz es menos molesta en sus ojos y las imágenes se ven más claras. Al intentar hablar, la garganta arde y la voz muere. Vuelve a mirar a un lado, buscando el rostro de su madre de nuevo, pero encontró fue otra cosa. Una persona dormida a su lado, apenas tiene su cabeza apoyada en sus brazos cruzados sobre las mantas, el guan está allí y es reconocible. Su pecho arde, sus ojos lloran.

—Mi señor... —Es una voz ronca, afectada. Jiang Cheng la reconoce.

—Vieja tía...

—Debe descansar. —No logra ver lo que ocurre, sus ojos están demasiados pesados—. Madam Yu ya está descansando, también debe hacerlo.

—¿Estará bien?

—Jiang-gonzi es fuerte. Estará bien.

Siente el peso abandonar su lado, pero ya lo extraña. Lo quiere allí, lo quiere cerca, quiere decirle a su padre que se quede, que se acomode con él en la cama y lo oculte bajo su brazo. Que será un buen niño y hará todas las tareas, practicará más duro en el arco y no se distraerá solo disparando cometas. Todas las palabras mueren en el ardor de su garganta y el sentido beso de su frente. Quiere llorar... ¿por qué no recordaba esto?

De nuevo vuelve a fugarse. Su mente se apaga en un denso silencio, hasta que se siente como si estuviera hundido en las aguas más profundas de Yunmeng. Hubo una vez que hizo esto: fue la prueba máxima de aguantar el aire en las profundidades, mientras se mantenía por debajo, antes de que sus pulmones ardieran y su cuerpo luchara por salir. Recuerda perfectamente la sensación de flotar y no flotar. De estar en la deriva de las corrientes, con algunas algas y maleza chocando contra sus mejillas y el agua caliente besando su cuerpo. Cuando comenzó a doler, solo necesitó un empujón de sus pies en el fango y volvió a subir hasta acercarse a la luz. Nitidamente, los rayos se acercan conforme emerge, cuando sus brazos y piernas alargan los movimientos mientras su cuerpo grita que es hora de respirar.

Sale.

—¡Jiang Cheng! —escucha el grito.

Wei Wuxian está a su lado, con su mano tomada y sus ojos desorbitados. En el otro, XinYan tararea en reconocimiento y Jiang Cheng entonces nota que están pasandole Qi. Pero lo último que recuerda es que estaba en la espada de Wei Wuxian, viajando con él y con XinYin para vengarse.

Un hombre sin núcleo (MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora