26

1.5K 63 2
                                    

Amina sintió despertarse pero no quería, se abrazó más a Marcus volviéndose a dormir. En un momento soñó que se despertaba y no podía ni moverse ni decir nada solo estaba de lado, no veía a Marcus y todo era normal excepto porque todo era en un tono gris azulado. Empezó a sentir calor en su espalda, en su brazo y en su cara, pronto pudo despertar y darse cuenta que era su hermano el que la estaba despertando.
-Estabas teniendo una pesadilla. -decía sin dejar de darle besos en su cara y cuello.
-Si, era una parálisis de sueño. -beso sus labios rápidamente- Buen día.
-Buen día ¿y que es eso?
-¿Lo de la parálisis de sueño?
-También pero me refería a ese beso seco, dame uno más lindo, es más hasta te traje el desayuno así que me lo merezco. -ella miró a un costado y en la mesita junto a la lámpara había una bandeja con una taza y unas tostadas, le sonrió.
-Gracias, me encanta ¿a qué se debe esto?
-Primero el beso. -dijo atrapando de su cintura.
-¡Marcus! ¡No me lave los dientes! -le contestó queriendo sacárselo de encima pero le fue imposible. 
-No me importa, vení. -la besó de manera apasionada a lo que ella correspondió encantada- bueno basta, primero comemos el desayuno y después nos comemos nosotros.
-¿Y por qué no al revés? -preguntó sonriendo ampliamente al tiempo que lo rodeaba con sus piernas.
-Porque hice el café como tres veces hasta que me salió rico.
-Marcus es café instantáneo.
-¿Y? -se separó como pudo y le puso la bandeja al lado- no había más queso, nos lo comimos solamente había mermelada pero como era de frutilla no la traje porque se que no te gustan… -dijo pensativo mientras Amina tomaba un sorbo de café y lo miraba- pero hay manteca ¿Te traigo? ¿Qué pasa? ¿Qué tengo?
-Nada, es que cuando explicas cosas lo haces de una manera no sé, como linda, me encantas. -decía enamorada hasta la médula, él sonrió y se pasó la mano por el pelo exagerando los gestos.
-Lo se nena, soy irresistible. -Amina soltó una carcajada.
-Anda a buscar la manteca, mejor.
 Robándole un beso rápido fue camino a cocina, no iba a dejar que piense mucho en esa cena, con algo tendría que distraerla…
 Un buen tiempo después ella se estaba cambiando mientras Marcus limpiaba todo lo que ensució, le había dicho que se ponga ropa cómoda porque lo iba a acompañar a correr y era algo que a ella no le gustaba mucho…
-Yo no corro. -le había dicho ante el claro intento de que haga ejercicio.
-Entonces caminamos… -lo miró de reojo- a la vuelta te compro algo rico.
-Mmm… bueno dale. -fue que solo así aceptó y con pocas pulgas.
 Se estaba mirando como le quedaba la ropa que una vez se había comprado con la intención de hacer ejercicio (y solo quedó en la intención), era una remera musculosa blanca al cuerpo, una calza negra y unas zapatillas enteramente blancas deportivas, por último se ató el pelo en una cola alta.
-Lista. -anunció al ver que la estaba esperando.
-Bueno vamos. -salieron y él caminaba unos pasos más atrás al entrar al ascensor ella le preguntó:
-¿Por qué no caminas al lado mío?
-Perdón es que estaba llegando a la conclusión que a la vuelta voy a sacarte esa calza…con los dientes. -Amina río y él le dio una nalgada.
 Fueron al parque que quedaba a unas cuadras del edificio, en el cual había bastante gente a pesar de estar nublado, caminaban a un paso apretado y en una ocasión la hizo trotar unos metros. Estaban por empezar la segunda vuelta y Amina se sentó, en el banco más entero que encontró, transpirada y agotada.
-Basta, no juego más. -Marcus rió.
-Estuviste genial, aunque tengo una duda.
-¿Cuál?
-¿Cómo puede ser que no te canses cuando… hacemos el delicioso pero sí con una vuelta al parque?
-Es que tener sexo es vida, es ambrosía, es frutifantastico…en cambio caminar es aburrido, no es de mala pero no le encuentro el gusto todavía, de hecho le encuentro menos que a una galleta de arroz. - él se le acercó, la besó en la mejilla y tiró de ella para ponerla de pie.
-Esta bien, no te molesto más con mi ejercicio. Vamos a casa. -la abrazó por los hombros y ella por la cintura empezando a caminar.
-¿Cuál casa? Quiero mi algo rico.
 Llegaron al departamento y Amina se chupaba los dedos luego de comerse una tableta de chocolate mediana, iba dispuesta a darse una larga ducha. Se estaba desvistiendo cuando entró Marcus sacándose la remera.
-Espera, yo quiero sacarte esa calza. 
-¿Qué tiene? -pregunto divertida
-Resalta tu culo hermoso, vení. -en ese momento le suena el teléfono, antes de atender le quita la prenda y besa cada glúteo- Diga…
-Tenemos que hablar.
-¿Qué pasó? -decía aún de rodillas sacándole la tanga con una mano.
-¿Podes venir a casa un momento?
-Me estoy por bañar pero después pasó. -decía mientras le desabrocha el corpiño, lo revoleaba y Amina se dejaba a hacer.
-Bueno no es grave es una cosa que quiero aclarar, no vengas con Amina.
-Aja, chau. -se aseguró de cortar y dejó el teléfono. La besó y ella se separó para hacer correr el agua y que se entibie.
-¿Quién era? -preguntó entrando en la ducha, él no tardó en sumarse.
-Tu padre, quería que vaya a su casa para hablar de no se que, no le preste atención. 
-¿Tengo que ir? 
-Si, ahora deja de preguntar cosas. -la hizo apoyar las manos contra la pared. 
-¿Por qué?
-Porque voy a tener la boca ocupada para contestarte. - arrodillándose y tomando sus nalgas provocó que Amina ya no tenga ganas de preguntar más nada. 

Deseos ProhibidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora