En medio de la noche Rose se despertó con los dedos de Jisoo dentro de ella. Se quejó, luchando contra el sueño y la excitación. La pelinegra trataba de convencerse de dejarla en paz, sabía que su novia necesitaba descansar. Le había exigido demasiado. Pero no pudo detenerse, siguió adelante. No se trataba de ella sino de esa pasión que sentía por su rubia, de esa sensación, de ese deseo que la manipulaba como a un títere, como si se estuviera muriendo de hambre o de sed, y su novia fuera lo único de lo que ella pudiera alimentarse o de lo que ella pudiera beber. El problema era que nunca acababa de saciarse.
Rose terminó de despertar y casi enseguida volvió a desvanecerse. La fotógrafa sabía que su novia era insaciable, lo supo desde la primera vez que hicieron el amor, Jisoo la conocía de memoria, sus puntos débiles, sus posturas favoritas, la pelinegra sabía cómo derretirla, sabía cómo volverla vulnerable, como tocarla, como calentarla. Y para colmo el entorno era aún más excitante, la habitación estaba totalmente a oscuras, sólo unas sabanas las cubrían, el aroma de sus cuerpos, la respiración agitada de su pelinegra, sus propios gemidos, todo la excitaba. A Rose se le erizó la piel cuando escuchó a Jisoo susurrarle.
- ¿Por qué tienes que volverme tan loca? ¿Por qué? No puedo dormir cuando te tengo desnuda a mi lado – La deportista no había dejado de mirar a su novia en toda la noche. Se controló, lo intentó, trató de conformarse con solo mirarla, pero bastó solo un movimiento de la dormida mujer para que la sabana resbalara de su cuerpo dejando al descubierto uno de sus pechos, para que Jisoo se perdiera.
- ¿No me vas a dejar dormir cierto? – alcanzó a preguntar entre gemidos
- Puedes apostarlo - sentenció
De un momento a otro Jisoo aprovechó la debilidad de su novia y la movió con total destreza, que la obligó a ubicarse de costado, su espalda estaba siendo sostenida por los pequeños pechos de la pelinegra. Jisoo aprovechó su rodilla para levantar la pierna de la rubia, quien volvió a sorprenderse cuando Jisoo volvió a introducir sus dedos en ella, fue un empujón certero y rápido, que para ser sincera Rose nunca creyó que lograría en esa postura. Rose llevó el brazo hacia atrás para sujetarse a la nuca de Jisoo.
- Prométeme – gimió Rose – que siempre será así entre tú y yo. Que siempre me amarás así, que siempre seré la única mujer a la que le hagas el amor.
- Te lo prometo – aseguró – Te lo prometo porque te amo como sé que nunca voy a amar a nadie más, porque fuiste, eres y serás la única mujer de la que me he enamorado – afirmó sin dejar de tocar a su chica.
Con esta promesa y con el cansancio de este último orgasmo, Rose logró el sueño justo un segundo ante del amanecer.
Mismo día – Mucho más tarde
Cuando Rose se despertó lo primero que vio fue el enorme ramo de rosas rojas que adornaba la habitación acompañada de una pequeña nota.
"Una rosa por cada vez que dejaste que hiciera de las mías. Te amo."
– Doce – contó la rubia. Y Jisoo no se había equivocado, doce fueron las veces que Rose pensó que iba a morir de placer, si bien la rubia le devolvía los favores a su novia ella no entendía como hacía la pelinegra para seguir de pie después de cada orgasmo. Al final solo tenía que aceptarlo y dejar que su chica hiciera, como dice en la nota, de las suyas. Después de todo lo que Jisoo despertaba en ella era más fuerte que su propia voluntad. Rose sonrió ante los recuerdos de la noche y si no fuera porque todavía podía sentir los efectos de la "bestia" juraría que se estaba excitando de nuevo con tan solo imaginar a su novia cerca de ella. Decidió distraerse leyendo la parte que seguía de la nota.
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Cuando, donde y como el amor quiera-Chaesoo
Randomkim Jisoo es una aclamada jugadora de básquet en Londres hasta que es elegida para jugar en la WNBA, con un pasado negro y su fama de mujeriega irrumpe en New york sin saber que un encontronazo con una rubia , mandona, idiota le va a cambiar la vida...