「🦆」Día 26 - Noches Nevadas.

1.3K 121 1
                                    

Aclaración: Situado en el Universo de la película "Bah, Humduck! A Looney Tunes Christmas"

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Ah, Navidad.

Una fecha que hace apenas algunos años, solía odiar con cada fibra de su ser y desear con fuerzas que terminara para no tener que soportar la festividad tan horrible que era.

O al menos, ese era su pensar en el pasado.

Gracias a la visita de cuatro espíritus, logró redimirse y, pasar de ser el pato más avaro de la ciudad para convertirse en un ícono querido y amable con todos, siendo así, un jefe adorable y una persona admirable.

Seguía siendo alguien centrado en sus negocios, de eso no había duda alguna; sin embargo, gracias también a su relación amorosa con el que antes consideraba un dolor de cabeza, podía decir que se sentía mucho menos... Infeliz.

— Buen trabajo, Porky.— Dijo, saliendo de su oficina, cerrando el lugar con llave.— No olvides decirle a Priscila que Bugs y yo iremos a visitarlos en la mañana para llevarle sus regalos.

El cerdito se levantó de la silla de su escritorio, asintiendo, emocionado.

— C-C-C-Claro que sí, señor Pato, ¡Y-Y-Y-Y Feliz Navidad!
— Feliz Navidad, Porky.

Salió del centro comercial, despidiéndose de sus empleados con la mano, deseándoles felices fiestas; a pesar de que le gustaría quedarse a conversar un poco con Marvin o Speedy, debía darse prisa.

La noche se acercaba y, de igual manera, tenía a alguien esperándolo en casa.

A alguien que lo amaba.

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

A pesar de que el tráfico hizo méritos para sacarlo de sus casillas, no lo logró; la tranquilizadora música en la radio y la tenue nieve que caía con levedad sobre el parabirisas de su coche lograban relajarlo lo suficiente como para restarle importancia a todo lo demás.

Llegó a su mansión, estacionando el automóvil y saliendo con su maletín en la mano; apenas se paró frente a la puerta y levantó la mano para tocar, esta se abrió y sintió los cálidos guantes del conejo sobre su muñeca, metiéndolo.

— ¡Daffy, qué bueno que ya llegaste!— Exclamó, abrazándolo con fuerza.— ¡Te extrañé todo el día! Me tomé la molestia de hornear galletas y hacer una clásica cena, ¡Esta vez hice pavo!

Exaltado por las muestras de cariño, separó a su novio.

— ¡¿Qué te pasa, Bugs?! ¡Puedes...!

Subió su mirada, encontrándose los tiernos ojos de su amado junto a esa contagiosa sonrisa.
Imposible enojarse con él.
Suspiró, abrazándolo.

— Lo siento, me tomaste por sorpresa, aún no me acostumbro a estas cosas.
— No te preocupes, Daffy, lo entiendo.

Rodeó el hombro del pato con su brazo, acercándolo y frotando su nariz contra su pico.

— ¿Quieres cenar y después tomar chocolate caliente?
— Creo que cenaré primero, muero de hambre.
— Entonces eso haremos.

El resto de la tarde, fue, bueno, agradable.
Bunny no dejaba de contar anécdotas sobre su familia en las fiestas y cómo amaría que Duck formara parte de las nuevas historias, provocando un sentimiento de felicidad inmenso en este; al fin alguien lo quería, y lo quería genuinamente.

Sin embargo, tras terminar los alimentos y el cálido chocolate, Daffy sugirió pasar el resto de la noche sentados en el sofá frente a la chimenea, disfrutando del calor único que la leña podía dar.

Con Bugs sentado en su regazo, abrazándolo por el cuello y besando su pecho de manera inocente, sonrió.
Con que así se sentía sentirse amado.

— Oye, Daffy...— Murmuró, tomando la mano de su novio, entrelazándola.— ¿Has pensado en formar una familia...?

Su rostro se coloreó rojo; ¿Eran en serio sus palabras?

— Bugs, no podemos, los dos somos...
— No, no me refiero a eso.— Murmuró.— Verás, hace un par de semanas te conté que una de mis hermanas había fallecido gracias a un cazador, ¿Verdad?

Duck asintió, recordando aquél día.
Pobre de su amante, deshecho por la trágica noticia...

— Su padre no quiso hacerse responsable porque encontró a otra coneja...— Suspiró.— Y no quiero dejarlo solo, Daffy, ¿Qué pasaría si crece sin alguien que lo ame?

Un recuerdo se hizo presente en su mente; aquél maldito orfanato y el cómo había sido rechazado infinidad de veces por los padres que buscaban un hijo.
Jamás podría olvidar lo solo que se sintió ni la sensación de ser un rechazado.

No estaba dispuesto a que se repitiera la historia con alguien más.

— Lo adoptaremos.— Decidió.— Lo adoptaremos tú y yo y seremos los mejores padres que pueda tener.

La sonrisa en el rostro del conejo fue enorme, al igual que su abrazo en el cuerpo de su pareja, llenando su rostro de besos y mimos, acompañado de dulces palabras.

— Sabía que no me equivocaría al aceptar ser tu novio.— Dijo, mirándolo a los ojos.— Feliz Navidad, Daffy.

Contagiado por la felicidad y emoción del momento, sonrió.

— Feliz Navidad, cariño.

30 Days of Baffy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora