「🦆」Día 14 - Enfermedad.

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Daffy no era la persona más atenta del universo.

Le costaba mucho ser recíproco, amable e incluso empático; ¡Simplemente no le salía ser alguien así! Iba en contra de su propia persona.

Sin embargo, una vez su relación con Bugs se volvió estrecha, fue aprendiendo sobre la marcha que lo que tal vez necesitaba, era un poco de gentileza de su parte.

Y vaya que entendió esto cuando su novio cayó enfermo por una gripe.

Al principio estaba reacio; ¡Bugs era un conejo fuerte! Podía cuidarse solo, ¿No? Era prácticamente el más responsable de la relación.
Pero no podía verlo toser, moquear y quejarse en su habitación mientras abrazaba un paquete de pañuelos.

Sentado en una silla al lado de la cama, Duck posó su mano sobre la frente ajena, tanteándola; podría estar peor.

— Quédate aquí, Bugs.— Dijo.— Haré una receta que mi abuelita preparaba y era muy buena para estas cosas.
— No tienes que hacer esto, Daffy...
— Lo sé, pero debo hacerlo.

Se levantó del asiento y suspiró.

— No tardará mucho, es un plato sencillo.

Salió de la habitación, cerrando la puerta y caminando a la cocina; sacó ollas, verduras e incluso un par de piernas de pollo del congelador; se aseguraría de prepararlo lo mejor posible.

— ¿Cuál es el menú de hoy, Daffy?
— ¿Quién...?

Bajó un poco la mirada, topándose con el Speedy, quien, al parecer, iba de salida.

— ¿Y ese milagro que cocinarás hoy?
— Bugs está enfermo.— Respondió, tomando una tabla para cortar, picando un par de piezas de papa.— Le haré el platillo que mi abuela solía cocinarme cuando me enfermaba.

Corriendo para escalar los muebles y quedar a la altura del pato, observó sus acciones, impresionado.

— ¿Cuál es el truco, Daffy?— Interrogó.— ¿Le pondrás droga o algo?
— ¡¿Qué?!— Exclamó, echando las verduras a la olla con agua que comenzaba a hervir.— ¡No hay ningún truco! Él está enfermo y yo quiero que se mejore, ¿Tan raro es?

Speedy asintió, cruzándose de brazos.

— Lo es, el señor Bugs rara vez se enferma, y es aún más raro que tú lo estés ayudando.

Daffy suspiró y tapó la olla.

— Sé que es difícil de creer, Speedy, pero es la verdad.— Caminó hasta la alacena, tomando un par de especias, leyendo las etiquetas.— No me gusta verlo así, extraño... Tú sabes... Abrazarlo y dormir juntos.

Confesó, apenado.
A pesar de que Speedy fue de los primeros en enterarse sobre su relación, aún se le dificultaba hablar abiertamente de ella.
No estaba acostumbrado.

El ratón corrió hacia él, ofreciéndole la mano.

— Me disculpo entonces, Daffy.— Dijo.— Me resulta increíble que pienses en alguien que no seas tú, eso es todo... Pero a la vez estoy feliz, el señor Bugs es un buen sujeto.

Duck asintió y sonrió.
Vaya que lo sabía.

Tomó la pequeña mano del roedor y movió un poco su mano, "cerrando" la disculpa.

— ¿Y bien? ¿Qué preparas?— Preguntó.— ¿Puedo ayudarte?
— Oh, yo lo haré.— Una vez sacó lo necesario, volvió a la estufa.— Es una receta muy personal y familiar, no quiero que nadie más la sepa.

Gonzáles se encogió de hombros.

— Bueno, nos vemos. Dale mis mejores deseos al señor Bugs.

Salió corriendo, dejando al pato solo.
Suspiró.
Si se ponía a pensarlo de esa manera, tenía razón.

Bugs lo había cambiado para bien.

Treinta minutos después de maniobrar en la cocina, sirvió el caldo en un plato junto a un té sobre una charola, caminando hasta su habitación, abriendo la puerta semi-abierta con su pata.

— Lamento la demora.— Entró.— Speedy y yo hablamos un poco.

Bunny se sonó la nariz, negando con la cabeza.

— No te preocupes, me dormí un rato.

Daffy caminó a la silla y tomó asiento, dejando la charola con comida en las piernas de su novio, tomando un poco de la sopa con una cuchara, dirigiéndola a su boca.

— Abre la boca, viene el avioncito.

Bugs alzó una ceja.

— Daffy, no soy un bebé.
— Shh, tiene que ser así, sino no funciona.

El conejo giró los ojos y acató la orden, tragándola.
Para sorpresa suya, estaba deliciosa.

— No sabía que fueras tan bueno cocinando, Daffy.
— Hay muchas cosas que no sabes de mí.— Tomó un poco más.— No siempre hablo de mí.

Bunny aguantó la risa.
"Sí, claro".

Al parecer, estar enfermo no era tan malo después de todo.

30 Days of Baffy!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora