Eclipse || Woosan

17

—Despierta, bonito...

Los constantes movimientos en su hombro interrumpían su dulce sueño, pero saber quién era el dueño de ellos solo le hacía sentir mariposas en su estómago.

—¿Qué hora es?

—Las dos de la tarde.

—Maldición...

Se removió sobre el cuerpo de San, intentando buscar calor en su piel, el hombre acariciando su cabello con dulzura y delicadeza.

—Debo regresar a casa antes que Chaewon. Jihan la lastimará. Yo... Debo regresar, San.

—No volverás a pisar la casa de esa mujer en tu vida, Jung Wooyoung.—El nombrado tembló ligeramente al escuchar la voz grave de San, estaba enojado, realmente enojado.—Chaewon está con Luofei, ella la cuidará hoy. Tú y yo tendremos una tarde para nosotros solos. Y mañana veremos qué hacer con Jihan, ¿bien?

Solo pudo asentir, sabiendo que sería ridículo negarse ante su propuesta. De todas formas, le encantaba la idea de pasar tiempo a solas con San, no recordaba la última vez que lo habían hecho.

En menos de un segundo, San y él ya estaban en la cocina pensando qué preparar para el almuerzo.

—¿No prefieres pedir pizza?

—Claro que no. Quiero cocinarte algo, Woonie.

—Tú no sabes cocinar, San.—Habló entre risas, claramente queriendo burlarse del mayor.

—¡Claro que sí!—Se defendió.—Aprendí cuando iba a pedirte que seas mi novio... Quería hacerte comida deliciosa, un picnic romántico con velas, rosas y esas mierdas.

—Oh...—De inmediato un sentimiento de culpa invadió su corazón por completo.—Yo... Yo no sabía de eso.

—Por supuesto que no lo sabías.—San notó su cambio de humor por lo que decidió acariciar las mejillas abultadas del menor para hacerlo sonreír otra vez, lo consiguió.—Sólo Hyejoo lo sabía. Nadie más conocía mi plan.

—Y... ¿Crees que podrás llevar a cabo ese plan algún día?—Preguntó con evidente curiosidad mientras observaba atentamente como San sacaba un paquete de pasta de la alacena.

—No.

Aquella respuesta negativa le hizo tragar saliva, un fuerte dolor encontrando lugar en su pecho. Esperaba cualquier respuesta menos esa, San lo había tomado por sorpresa.

Se sentó en una de las sillas de la cocina apoyando su rostro sobre su mano, observando como San cortaba algunas verduras para preparar lo que, creía él, sería una salsa. No había vuelto a hablar por unos largos minutos.

—De hecho...—San interrumpió el silencio sepulcral.—Planeo hacer algo mucho mejor... Un picnic se me hace demasiado infantil. Además, suelen hacerse en lugares públicos, y prefiero que estemos a solas. Justo como ahora.—Wooyoung volvió a respirar con normalidad y su corazón no paraba de tirar fuegos artificiales, el zoologico de su estómago estaba de fiesta.—Una cena con un poco de vino, luz tenue y música agradable me parece un gran plan... Y luego podríamos mirar las estrellas y pedirle un deseo a la más brillante de ellas.

—Es curioso, ¿sabes?—Susurró con una sonrisa, sus ojos brillando como la más bella de las constelaciones.—Suelo imaginar que la estrella más brillante es mi madre...

—¿Sabes qué es más curioso?—Susurró esta vez San, poniendo sobre la estufa una olla con agua para preparar la pasta. Una vez hubo terminado sus trabajos, se sentó frente a Wooyoung, mirándolo directamente a los ojos.—Yo también suelo imaginar que es tu madre.