Eclipse || Woosan

15

Chaewon no estaba en casa. Jihan le había permitido quedarse a dormir en casa de una de sus amigas, argumentando que le haría bien despejarse un poco y pensar en otras cosas antes de que sus sesiones de terapia comiencen. Fue un tanto extraño para Wooyoung, pero lo dejó pasar, después de todo Jihan tenía razón.

En esos momentos, Jihan preparaba la cena mientras Wooyoung se dedicaba a ordenar un poco la casa. Las últimas semanas fueron extrañamente tranquilas, Jihan no volvió a violentarlo de ninguna forma, no volvió a compararse con su hija, simplemente actuaba como una madre y esposa normal. Las muestras de afecto de su parte no eran escasas, pues la mujer podía pasar el día entero sobre Wooyoung o Chaewon diciéndoles lo mucho que los amaba.

Si bien debía de ser un ambiente amoroso y acogedor, para Jung no era más que un hogar frío y hostil.

—Woonie, ven por favor...

Dejó los almohadones del sofá en su lugar y caminó con paso perezoso hasta la cocina, lugar inundado por un delicioso aroma a comida casera. Frente a las estufas de la cocina, dándole la espalda, Jihan preparaba algo que no lograba descifrar de qué se trataba. Se acercó a ella con desconfianza y se paró a su lado, apoyando sus brazos en la enorme mesada de mármol llena de especias frescas.

—Dime que sabes que día es hoy...

—¿6 de Mayo?

—¡Nuestro aniversario, Woonie!—Reclamó dándole un ligero golpe juguetón en su brazo. Soltó la cuchara de madera con la que revolvía aquella salsa desconocida y dió media vuelta, dirigiéndose hacia la isla de la cocina, donde descansaban dos copas de vidrio y diversas botellas de bebidas alcohólicas. Bajo la atenta mirada de Jung sirvió un poco de vino en ambas copas y volteó a verlo con una sonrisa.—Quiero que lo celebremos de una forma especial.

—Sabes que no bebo, Jihan.

—Vamos, Woonie... Sólo por hoy.—Insistió mientras le extendía una de las copas. Wooyoung quiso negarse pero en un instante Jihan lo había acorralado contra el refrigerador, dejándolo sin escapatoria.—Por favor...

—Jihan...

—Solo por hoy. Lo prometo.

Y se habría negado una vez más, de no ser por la menor de ojos cristalizados que ahora lo miraba como si hubiese cometido el peor de los pecados.

Suspirando tomó la copa entre sus manos y la llevó hasta sus labios. Un pequeño trago no le haría daño a nadie.

El sabor era dulce, no quemaba su garganta y, realmente, era un gusto bastante agradable.

Terminó su copa en cuestión de segundos, bajo la atenta mirada de la chica, quien no pensó dos veces antes de servirle un poco más de vino otra vez.

Su plan estaba saliendo a la perfección.

(...)

Eran las 3am y Wooyoung había perdido la cuenta de cuántas copas de alcohol había bebido. Su cabeza giraba y realmente no podía descifrar en qué lugar se encontraba. Jihan simplemente se dedicaba a servirle más copas de lo que él deseara así como, de vez en cuando, le dejaba unos cuantos besos húmedos dos en su cuello, pero Wooyoung estaba demasiado perdido en su mundo como para darse cuenta de eso.

—Dame más... Más vino, por favor.—Tartamudeaba un Wooyoung con las mejillas rojas.

—Ya tomaste demasiado, Woonie.—Susurró la chica con fingida preocupación. Posó su mano sobre las mejillas sonrojadas de Jung antes de seguir hablando.—¿Por qué no vamos a nuestra habitación y dormimos?

—No, yo quiero... Quiero...—Los ojos de Jihan brillaron cuando la mirada de Wooyoung se posó sobre ella. Pudo jurar que jamás había visto una imagen tan angelical. Incluso por un momento, llegó a arrepentirse de todos sus planes. Jung Wooyoung la miraba como si de un bebé perdido se tratase, sus ojos estaban llenos de las más hermosas constelaciones, sus abultadas mejillas estaban rositas como una fresa y sus pomposos labios húmedos invitarían a cualquiera a abusar de ellos hasta el fin de los tiempos.