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-¿¡Qué demonios fue eso!?

-Vete, San.

-No.-Se negó sentándose al lado del hombre de ojos rojos, producto de las lágrimas que había derramado.-¿Qué mierda te ocurre? Golpeaste a Chaewon...

-Sé lo que hice.

-¿Y ya?-La rabia comenzaba a inundar sus venas.-¿Qué te pasa?

-No quiero que Jihan se haga daño.

Fue en ese momento, mientras Wooyoung se paraba de su lugar, que San notó que tenía su chaqueta puesta.

-Amas a Jihan.

-Es mi amiga, San.

-Te está manipulando.

-¿Tú qué sabes?-Bufó. Ni siquiera él entendía lo que estaba sintiendo en esos momentos.-No hables de manipulación si fuiste tú quien se tiró en medio de un parque a llorar.

San enmudeció.

Nunca pasó por su cabeza que Wooyoung creyera que aquello fuera un tipo de manipulación. Él no buscaba manipularlo. Él estaba herido, y sacó toda su rabia y todo su dolor en esas lágrimas. Tal vez había sido un poco ridículo, pero su intención jamás fue darle lastima a Wooyoung para que regrese con él.

No dijo nada mientras veía a Wooyoung juntar sus cosas dentro de una bolsa de compras. No dijo nada cuando Wooyoung tomó el peluche de cerdo y lo guardó junto a sus prendas. No dijo nada cuando Wooyoung abrió la puerta y se fue de allí.

Tampoco dijo nada cuando Chaewon preocupada entró a su habitación, informándole que su padre se había ido.

No dijo nada, no porque no quisiera, o porque no encontrara las palabras correctas.

No dijo nada porque amaba a Jung Wooyoung. Y amarlo implicaba dejarlo ir. Otra vez. Aunque su corazón le pidiera a gritos que corriera tras él.

Sin embargo, dejarlo ir no significaba que dejaría que le hagan daño. Porque amaba a Jung Wooyoung. Y daría su vida por él si era necesario.

—Papá... Papá se ha ido.—Pero San no contestaba. Simplemente se dedicaba a mirar un punto lejano de su habitación, como si ese lugar escondiera todas las respuestas que necesitaba.—¡Señor Choi! ¡Haga algo!

—¿Qué quieres que haga, Chaewon?—Se puso de pie y se acercó a la chica, para luego arrodillarse y tomar sus manos, acariciando sus nudillos. La pelirroja derramaba lágrimas sin control.—¿Tus amigas se fueron?—Ella negó.—Toma tus cosas y diles que te lleven a casa.

—¿Qué?—De inmediato, el pánico se instaló en su ser.—No, señor Choi. No quiero volver con ellos. Yo...

—No puedo tenerte aquí, Chaewon.—Y odiaba que fuera así.—Yo no soy nadie en tu vida. Simplemente un amigo... Si te tengo conmigo tus padres podrían ponerme una denuncia. Y créeme, Chae—Soltó un suspiro.—Realmente no quiero más problemas como ese.

—Pero...—San ladeó su rostro cuando notó un brillo en los ojos de la pelirroja. Una idea había llegado a la mente de la risueña adolescente.—¡Adopteme, señor Choi!

—Por Dios, Chaewon...—Soltó una pequeña risita, la chica lo miraba expectante, esperando una respuesta positiva a su propuesta.—No haré eso... Con suerte puedo cuidarme a mí mismo. Además... ¿Qué vida te daré? Ni siquiera tengo dinero para comprar un lápiz, Chae.

—Puedo estudiar en casa, señor Choi.

—Vete Chaewon.

Choi San jamás pensó que le dolería tanto perder a alguien que no fuera Jung Wooyoung. Todos aquellos años sin el hombre le hicieron creer que él era su única razón para seguir existiendo. Sin embargo, muy a su pesar, la pequeña Jung Chaewon le había robado el corazón y no parecía tener planes de querer devolvérselo.

Eclipse || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora