—No se me ocurre qué poner aquí, señorita Luofei.—Murmuró la adolescente mostrándole su cuaderno a su profesora de chino. La mujer se acercó a ella rápidamente y sonrió.
—Habla de tus sueños, Chaewon.
—¿Mis sueños?
—Tienes uno ¿cierto?
—Pues...—La pelirroja tocaba su barbilla mientras pensaba en aquella pregunta. Cuando pareció tener una respuesta, sus ojos brillaron como las más preciosas estrellas.—Cuando era pequeña, papá y yo solíamos hornear cosas dulces...—Por primera vez, Choi San, quien revisaba su celular durante la clase, prestó atención a aquella conversación. Le parecía agradable saber qué hizo su viejo amor durante todos esos años.—Él me prometió que pondríamos una pastelería... Supongo que ese es mi sueño.
—Eso es adorable, Chaewon.
—¿Wooyoung cocina?—San se acercó a las dos chicas y se sentó en la silla siguiente a la de Chaewon, completamente interesado en lo que la pelirroja contaba.
—Sí, es el mejor haciéndolo.—La voz de Chaewon salía con notable orgullo de sus labios.
—Que gracioso...—Soltó San, tomando uno de los lápices de Chaewon, comenzando a girarlo sobre sus dedos.—Cuando yo lo conocí era un niñito de mami y no hacía nada por sí solo...
—Él no dice eso...—Chaewon arrugó el entrecejo. ¿Acaso su padre había mentido?—Papá dice que siempre fue un chico independiente.
—¿Wooyoung independiente?—Soltó una risa amarga, por supuesto, cuidando que Chaewon no piense que aquella discusión iba en serio.—A sus dieciséis dormía con un cerdo llamado Pato.
—¿Un cerdo llamado Pa... ¡Oh!—El cerebro de la adolescente hizo "click" y pareció unir cabos.—¡Es el cerdito que tienes en tu habitación, San!
—Chaewon, habla formal...—Pidió Luofei sonrojada. Ella estaba muy, demasiado, acostumbrada a tratar con excesivo respeto al dueño de la casa, por ello le preocupaba un poco que los demás no lo hagan.
—Está bien, Luofei.—La frenó el hombre.—Nos llevamos así.
—¡Cierto!—Confirmó Chaewon.—San es mi amigo ahora.
San la miró con un gesto de sorpresa. No esperaba aquello. Realmente no esperaba que absolutamente nadie lo considere un amigo, pues creía que era un viejo amargado y aburrido.
—Si lo es ¿cierto?—Por un momento, pudo ver el rostro de Wooyoung en Chaewon. Aquel rostro de cachorrito abandonado que siempre ponía cuando quería algo. Rió sutilmente al recordar las mil y un veces que se salió con la suya gracias a aquella expresión. Finalmente, cuando por fin sacó al hombre de su mente, asintió. Sí eran amigos. Los mejores.—Genial... Señorita Zhang.—La nombrada la miró con dulzura.—¿Cuál es su sueño?
—Pues... Cuando era pequeña amaba bailar. Fui a clases de danza por siete años. Pero mis padres no me dejaron continuar... Decían que estaba perdiendo mi tiempo y descuidando mis notas.—Soltó un suspiro melancólico antes de volver a hablar.—Me encantaría poder volver a bailar.
Chaewon escuchaba su historia con atención, y se permitió suspirar cuando llegó a la parte de sus padres. San, por su lado, seguía jugando con aquel lapiz. Ya había escuchado aquello miles de veces. Luofei amaba hablar sobre su sueño frustrado.
Luego de unos minutos de reflexión en silencio, las chicas volvieron a su trabajo y tres golpes suaves en la puerta provocaron que San se levante de su lugar. La china pensó que el hombre se iría a la cocina o a su habitación, como siempre hacía cuando Jung Wooyoung llegaba, pero se sorprendió cuando, en lugar de escapar de allí, se acercó a la puerta y la abrió con paciencia. Chaewon estaba demasiado ocupada en su tarea como para prestar atención a lo que sucedía, pero Zhang Luofei pudo detallar perfectamente aquellas sonrisas cómplices que se dedicaron los dos adultos separados sólo por unos pocos centímetros. Sonrió ella también, ambos adultos parecían un par de adolescentes que había regresado de su primera cita. Y aquello le fascinaba.

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Eclipse || Woosan
Genç KurguChoi San quiere llegar al cielo... Sin embargo, Jung Wooyoung logrará volver a hundirlo en el infierno. (...) Segunda parte de Egoist, es necesario leerla para entender todo lo que pasa acá. 19 capitulos+Prologo y epilogo.