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Wooyoung aún recuerda la primera vez que fue violentado por Han Jihan. Recuerda perfectamente la marca en su piel que debió tapar con maquillaje durante varios días, recuerda las palabras amargas que la mujer escupió de sus labios, aquellas que a día de hoy aún lo atormentaban. Recuerda a la perfección el día en el que su vida se fue a la basura una vez más.

Al inicio no la culpó, es más, pudo empatizar con ella. Jihan desde pequeña había sido insegura y descubrir al hombre mirando fotos de su ex novio en su teléfono sólo la hizo hundirse más. Wooyoung pensó que se merecía aquel golpe en su ojo. Se lo merecía por ser una zorra infiel.

No fue hasta el segundo golpe que Wooyoung comenzó a creer que así era el verdadero amor. Había crecido con un padre que violentaba a su madre cada que tenía oportunidad, y luego lo escuchaba decirle palabras dulces que lograrían que su madre le dieron el perdón. Su situación con Jihan era exactamente la misma; Ella lo golpeaba por un malentendido durante el día y a la hora de irse a dormir le decía lo mucho que lo amaba.

Llegó a creer que aquello era normal, pero estando allí, en la casa del amor de su vida, disfrutando de la merienda en la cama que este le había preparado, recibiendo gustoso los mimos del mismo y escuchando las risas de su hija en la sala, supo que ese era el verdadero amor.

Por primera vez en años se sentía parte de una familia.

—Estás muy pensativo estos días, bonito.

—Lo sé, es que... Me siento feliz, en serio.

San solo pudo sonreír. Él también se sentía feliz. Era como si de una vez por todas todo decidiera ponerse en su lugar y darle por fin una vida digna. Si bien meses atrás quiso desaparecer cuando aquella niña pelirroja apareció por su puerta, ahora no podía estar más agradecido por haberle permitido quedarse. Se preguntaba qué habría pasado si le pedía a Luofei que cancelara sus clases, o si ella jamás se hubiese mudado con él y seguía dando clases en su viejo hogar. Se preguntaba demasiadas cosas pero prefería ignorar todo aquello y vivir en el presente, ese presente donde podía a tener a Jung Wooyoung a su lado.

—¿Crees que lograremos ser felices ahora, Sannie?

Lo pensó bastante, quería tener una respuesta segura y simple. Ya le había prometido infinidades a Wooyoung, y ninguna las había cumplido. ¿Serían felices? Realmente esperaba que así fuera, pero jamás estaría completamente seguro.

Desearía que su vida fuera una especie de libro, para que así al menos el autor pudiera conocer el final de esa trágica y poética historia de amor. Pero... ¿Y si él tampoco lo conocía?

—Haré todo lo posible para que así sea.

(...)

Luofei miraba una película con sus dos nuevas amigas y con su adorable alumna mientras comían distintos tipos de snacks que los hombres, que ahora compartían tiempo a solas, les habían comprado con todo el cariño del mundo.

Habían estado encerrados en su habitación incluso antes de que llegasen sus amigas, realmente no quería saber qué estaba ocurriendo allí.

—¡Papá!

La voz de Chaewon hizo a las mujeres mayores mirar en dirección a las escaleras, Jung Wooyoung y Choi San estaban allí, tomados de las manos y con encantadoras sonrisas en sus rostros.

—Señor Choi...—Se puso de pie junto a sus amigas, quienes se apresuraron a hacer una reverencia ante los hombres.—Ellas son Haruna y Suhyeon, mis amigas.—Las presentó.—Haruna, Suhyeon, ellos son el señor Choi y el señor Jung.

—Ya deja de llamarnos así, Luofei.—Pidió amablemente San mientras tomaba asiento junto a Wooyoung, ambos quedando a los lados de Chaewon.—Díganme San, y él es Wooyoung.

Eclipse || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora