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A la hora de la salida, San esperaba a la chica mientras fumaba un cigarrillo apoyado en su auto. Últimamente, fumaba muchísimo más, y es que necesitaba hacerlo para liberarse de todo el estrés que la situación de la hija de Wooyoung le provocaba.

El sonido del timbre no tardó en aparecer, miles de alumnos comenzaban a salir del lugar. Muchas pasaban por su lado y lo miraban intensamente, algunos juzgándolo, otros con miedo y otros pocos con curiosidad.

Buscó con su mirada a la chica, encontrándola al instante. Aquella cabellera pelirroja destacaba bastante entre los alumnos pelinegros y castaños. Chaewon iba con su mirada baja, abrazando su mochila como en la mañana. Detrás de ella, un grupo de cuatro alumnos la miraban intensamente. San intentó restarle importancia, sin embargo, no despegó su vista de esos altos chicos.

Chaewon llegó hasta con él la cabeza gacha y pasos apresurados. San abrió la puerta del copiloto y le permitió entrar. Rodeó el auto, sin despegar la vista de aquellos chicos, que ahora lo miraban con sonrisas ladinas. Subió al auto, y luego de asegurarse de que Chaewon tenía puesto el cinturón de seguridad, se colocó el suyo. Pero no arrancó.

Chaewon lo miró con confusión, San seguía mirando a aquellos chicos. La pelirroja giró su vista hacia la dirección en la que miraba San, y al llegar a su objetivo se encogió en su lugar.

-¿Conoces a esos chicos?

-Son de último año.-Susurró.-No... No sé quiénes sean.

San frunció el entrecejo, sabía que Chaewon mentía. Sin embargo, no dijo nada. No quería hacerle pasar un momento incómodo a la chica.

Encendió el auto y comenzó su camino hacia casa. Chaewon tenía clases con Luofei, lo cual era bueno, San realmente no deseaba llevar a la chica a la casa de Wooyoung. No deseaba ver el hermoso lugar donde el hombre vivía. Un lugar que él jamás podría haberle dado.

Iban en silencio. Chaewon jugaba con sus dedos y San simplemente miraba el camino. Sorprendentemente, en esos momentos no tenía ganas de chocar el auto contra el primer mural que vea.

-¿Cómo te fue hoy?-Quiso romper el hielo.

-Tuvimos artes...-Contó mientras abría su mochila, sacando una pequeña figura de arcilla de esta.-Hice esto.-San frenó en un semáforo en rojo y miró la figurilla que la chica tenía en sus manos. Era un pequeño pollito amarillo con un sombrerito rojo. Sonrió.-La profesora dijo que tengo mucho talento.

-Tiene razón.-Afirmó sorprendido. Los detalles de la esculturita eran increíbles, delicados, precisos y llenos de cariño. Estaba demasiado ocupado analizando la figura que no notó que Chaewon había vuelto a sonreír.

-Se lo daré a papá. ¿Cree que le guste?

-Le encantará... Él ama estas cosas.

(...)

Chaewon y Luofei tenían clases en el salón de la casa, como siempre. San decidió quedarse afuera, necesitaba tomar aire y fumar un poco. En realidad, iba por su quinto cigarrillo. Miraba el cielo mientras suspiraba. Ya comenzaba a oscurecer, las estrellas hacían su aparición y la luna brillaba como nunca. Se había convertido en costumbre mirar el cielo nocturno. Aquella estrella brillante que siempre aparecía a un lado de la luna parecía hablarle y consolarlo.

Un auto lujoso estacionó frente a su casa. Sabía de quien se trataba, pero esa vez, sus piernas decidieron no responder a las ordenes de su cerebro y simplemente se quedó parado allí, esperando que pase lo que tenía que pasar.

Wooyoung bajó del auto, peinando su cabello hacía atrás y guardando sus llaves en el bolsillo de su chaqueta negra. Comenzó a caminar hacia la casa, aún no notaba la presencia de San allí. Por ello, el mayor se permitió observarlo mejor. Estaba más grande, se veía maduro, su ropa ya no era de colores, ahora era de tonos neutros, su cabello iba amarrado en una media coleta y sus manos temblaban.

Eclipse || WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora