Eclipse || Woosan

08

Aquella semana de Abril todo comenzó a salir mal.

Era lunes por la mañana, y San hablaba con Luofei, Hyejoo y Yunho para llevar a cabo su plan: 'Salvar a Wooyoung de la bruja malvada', nombre cortesía de Yunho.

Era la quinta vez en esos tres minutos que suspiraban al unísono. Cada posible salida que encontraban tenía una falla y todos comenzaban a estresarse.

—Insisto en que hay que llamar a la puerta y decir que es un pizza...—Habló Yunho, recibiendo una mirada desaprobatoria de todos allí.—¿¡Qué!? ¡Es un excelente plan!

—Nuestro mayor problema es que Jihan está loca.—Comentó Hyejoo.—Y realmente no quiero que lastime a ninguno de nosotros.

—Podríamos hablar con Seonghwa.—Sugirió el más alto.

—No sé nada de él hace años.—Murmuró San.—Tal vez está en la cárcel o algo así...

De nuevo, los cuatro suspiraron al unísono.

(...)

No sabían cómo terminaron en una pasteleria con mil tonos de rosa en toda su decoración. Lo que sí sabían es que Seonghwa podría ayudarlos.

—¿Y cómo te convertiste en un cupcake de frambuesa?—Aquella pregunta fue de Yunho. Estaba realmente curioso. Pues el Seonghwa que tenía frente a él era todo lo contrario al Seonghwa que conoció hace años. Su cabello ahora era pelirrosa, y unas bonitas orejas de gatito hechas con el mismo decoraban su cabeza. El delantal amarillo pastel se ajustaba a su cintura dándole una imagen angelical.

—Realmente odiaba mi vida pasada.—Habló el mayor.—Ahora puedo ser yo...

—Antes eras mejor.—Comentó Hyejoo.

San ignoró la discusión que comenzó a continuación y se dirigió sin permiso alguno hacia la cocina de la pastelería. Había escuchado unos ruidos provenientes de allí, y su curiosidad era más grande que su miedo a los regaños de Seonghwa.

«Tal vez es una rata.» Pensó mientras se dirigía hacia lo que parecía ser el almacén.

Era algo chiquito.

Pero no una rata.

Tal vez un hamster.

Uno llamado Hongjoong.

Se quedó estático en su lugar mientras veía al pequeño hombre de cabello azul que buscaba algunas cosas en unas cajas. Al parecer no había notado la presencia de San allí.

Pero aquello cambió cuando volteó dispuesto a regresar a su trabajo. Su rostro chocó contra el pecho de San y elevó su vista avergonzado.

San pudo jurar que jamás había visto unos ojos tan abiertos en su vida.

—S... San...

—No, el grinch.—Intentó bromear mientras se apoyaba en una columna que, por alguna razón que desconocía, estaba justo en medio del almacén.—¿Qué demonios haces aquí?

—¿¡Tú qué haces aquí!?

—Yo pregunté primero.

Hongjoong suspiró, rindiéndose al instante. Era imposible ganarle a San y eso lo sabía perfectamente. Realmente no quería ponerse a discutir allí.

—Yo... Trabajo aquí.—Frunció el ceño cuando San no parecía querer moverse de su camino.—¡Muévete! Tengo que hacer unas entregas...—San sonrió de lado mostrando su colmillo para nada afilado.—Eso ya no funciona, Choi... Tu colmillo parece el de un bebé.

De inmediato, el mayor borró su sonrisa. No había notado que su temido colmillo ya no estaba allí. Ahora comprendía porqué Wooyoung se rió de él.