Parte 14 Devastación

16 2 0
                                    



Otro dia más. Otra migraña. Cama solitaria. Pecho roto.

Kei, con paso fatigado, se dirigió a la sala apenas iluminada por la tenue luz de la mañana. Suo, en una posición visiblemente incómoda, cubierto con una manta improvisada, dormía sobre el pequeño sillón de lino. Kei se compadeció. Acercándose, acomodó la manta para cubrir sus pies y beso suavemente su frente. Tomó una chaqueta del perchero junto a la puerta, se puso unas viejas zapatillas y salió en completo silencio.


Sabía que el resultado sería éste. Sabía que sería inútil llegar aquí. Aun así, necesitaba engañarse desesperadamente con una falsa expectativa. Precisaba aferrarse a la más mínima esperanza posible. De pie, junto a una ilusión aniquilada, una cafetería cerrada se encontraba frente a él.

Las lágrimas eran inútiles. El dolor se hizo parte de él. En un estado de completa devastación, caminó sin conciencia de la dirección.


Suo, maltrecho por un cúmulo de noches de mal sueño, se levantó para ir a la habitación. Desconcertado, descubrió una cama vacía.

-¡Kei! Grito. -kei, donde estás?!.. No hubo respuesta.

Deprisa se puso sus zapatos, cogió su chaqueta y el celular y salió en busca de kei.


La mañana estaba nublada. No había un sol brillante ni las gaviotas graznando que kei recordaba de su último paseo con Lan. Perdido en su subconsciente, se sentó en la arena que aún guardaba la temperatura de la noche. Éste era su lugar favorito y hoy se convertía en un amargo recuerdo.


Suo recorrió cada lugar en donde pensaba que podía haber ido. Plazas, centros comerciales, el market donde acostumbraba comprar, la tienda de comida donde trabajaba, parques. Lo exploró todo entretanto llamaba afanosamente al número de kei que marcaba apagado. Las horas pasaban sin logro. Agotado y desalentado, tomó el rumbo a la costa.

Una silueta desvalida y encorvada de encontraba solitaria en medio de la gélida playa.

-Kei!! Gritó con desesperación. Al verlo, un cálido alivio invadió su pecho mientras corría hacia él. Se arrodilló para tomarlo de sus manos. Estaban frías y su mirada perdida en el horizonte.

-kei..estás bien?.. te busqué por todos lados.. ¿qué haces aquí?.. Aun sigues con pijamas?!

Sin obtener respuesta, lo alzó de los brazos para ponerlo de pie.

-vamos.. te enfermarás si sigues más tiempo aquí.. te llevaré a tu casa..

Como un ente sin vida, kei caminó fijando su mirada a las manos que lo arrastraban cuidadosa y firmemente a lo largo del camino.


En casa, Suo ayudó a cambiar las ropas de kei por unas limpias y lo recostó en la cama cubriéndolo para que entrara en calor. Fué por la medicina y un té caliente. Después de verlo un poco más calmado, sentado a su lado, tomó sus manos con dulzura.

-kei..escúchame bien lo que voy a decirte... Comenzó con voz suave y calmada. -Puedo entender cómo te sientes..no tengo ningún derecho a reprocharlo.. puedes tomarte todo el tiempo que necesites para sanar.. tengo la paciencia y el amor suficientes para esperar la vida entera por ti. Pero por favor, hay algo que sí te pediré... no pongas en riesgo tu salud y tu seguridad.. si quieres buscar a Lan por cada rincón, ciudad, país o continente solo dímelo... yo iré contigo. Te acompañaré a donde sea que quieras ir ..pero no vuelvas a desaparecer de mi jamás.













































































2BLE AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora