2BLE AMOR

Parte 3 Mantas

-nuestro turno, pasemos.

Después de una larga y ajetreada mañana entre consultas y exámenes, Lan decidió tomarse el resto del día para cuidar de kei. Luego de una llamada rápida a su empleado encargado para darle algunas instrucciones para el turno respectivo, ambos salieron del recinto médico.

-qué quieres hacer hoy?

-quiero ir a casa, estoy cansado..

- a casa entonces, pasemos a comprar algunas cosas para cocinar. Haré tu comida favorita.

-genial¡ Se animó. - me gusta cuando cocinas.. te ves sexy. Sonrió.

-en que estás pensando eh? Creí que te sentías enfermo y mírate.

- es tu culpa por ser tan guapo.

-no necesitas alagarme para que te consienta , travieso.. Ambos rieron.

Entre los pasillos del mercado, mientras escogían diversos productos que iban depositando en el canasto de compra, Lan se percató que una delgada figura los observaba insistentemente a lo lejos. Intrigado, guió a kei por otros pasillos adentrándose en el mercado para confirmar que su paranoia era injustificada. Al doblar por la sección de productos congelados, dió un vistazo furtivo hacia su espalda para encontrar al misterioso personaje tras ellos a varios metros de distancia. Sin comentarle la extraña situación, rápidamente encaminó a kei a la fila para pagar los productos y regresar a casa.

- vas a comer eso también?

- ya no puedo más.

-vamos a descansar, luego lavaré lo sucio.

La tarde estaba fresca pero agradable. El frío aun no se hacía presente para requerir las mantas gruesas en la cama.

-deja quitar esto, ven aquí..

-Lan, no las saques, me dará frío..

-no conmigo... Dijo con una sonrisa que escondía mil pensamientos sagaces.

Al ver la irresistible sonrisa, Kei sin aviso ,se alzó sobre Lan para robarle un cálido y precipitado beso. Sin contenerse, inmediatamente éste fue devuelto con una mayor calidez y duración encendiendo el deseo latente de ambos.

Sus manos entrelazadas se soltaron para recorrer sus cuerpos templados mientras quitaban sus ropas ansiosamente. Los dedos impacientes de Lan que bajaban con afán por un abdomen ardiente anhelando llegar a su destino, provocaban un ronco sonido en las respiraciones de kei que se aceleraban a cada segundo del descenso. Sus lenguas húmedas jugaban a encontrarse una y otra vez cuando repentinamente se separaron para liberar el rostro de kei quien curvó su espalda hacia atrás en un acto de reflejo al recibir todo el goce y la satisfacción que le produjo sentir la gran mano de Lan envolviendo y frotando su erecto miembro. Al oír el gemido cargado de excitación, enérgicamente lo tomó de las caderas y lo sentó sobre su cuerpo preparándolo para una inminente y esperada embestida. El pequeño y lujurioso cuerpo de kei soltó un agudo y enardecido quejido al tiempo que hundía sus uñas en el pecho de Lan para alivianar el doloroso placer que le estimulaba sentirlo en su interior.

-voy a moverme bebé...iré despacio..

Su mirada, recorriendo la figura majestuosa y viril bajo él, no se apartó de Lan sino hasta cuando sintió una ola de embestidas una tras otras, primero lentas, luego cada vez más fuertes. El sonido de los cuerpos golpeando se mezclaban con el clamor, las respiraciones y el sudor.

-bebé.. estas bien?..

-más despacio.. duele..

-aguanta un poco más bebé.. solo un poco..

Con un grito ahogado en lo profundo de la garganta, kei sujetó bruscamente los hombros de Lan quien sostenía de manera firme sus caderas para llegar a lo más íntimo de su cuerpo.

-ya no aguanto.. Soltó jadeante.

Con una intensa última arremetida y un par de gemidos extasiados, Kei cayó rendido sobre Lan liberando en su torso brillante un líquido viscoso y tibio. Cuidadosamente, Lan se retiró del cuerpo de kei para recostarlo a su lado envolviéndolo con sus fuertes brazos y dejarlo descansar.

-estas bien?..

-mm..

-duerme un rato bebé.. te despertaré más tarde para cenar..

Levantó las mantas, que momentos antes habían sido arrojadas al suelo, para cubrir el frágil cuerpo tendido entre las sábanas agotado de placer.