Cuarenta y siete.

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Otra vez esta maldita alarma sonaba sin parar una y otra vez, hasta que por fín, con todo mi esfuerzo.. Le di al botón para descartarla.

Me ha costado eh, estaba muy agusto entre mis blancas sábanas, no entiendo el porqué de madrugar.

Me levanté y me vestí con algo básico, cogí mis cosas y bajé a desayunar.

¿qué? Pero si es muy pronto.. ¿Desde cuando acababa de prepararme tan rápido? Me sobra hasta tiempo, no me lo creo, los aires de Madrid me han debido de afectar.

Salí y contemplé al hermoso caballo que tenía delante de mis ojos, le di un pequeño beso antes de salir corriendo hacia la puerta, esta tarde voy a montar en él y.. Espera, no te emociones tan rápido Sandra, primero tienes que pasar la rutina diaria.

- ¿Sandra? ¿Eres tú? - Dijo Alfonso clavando los ojos en mi cara.

- No me digas que me he dejado otra vez la marca de la pasta de dientes, no puede ser esque siempr..

- No, lo dice porque has salido pronto y respecto a lo de la pasta de dientes.. Yo me encargo. - Dijo dándome un pequeño beso.

- Gracias rubio, eres muy amable.

Seguimos hasta el parque de siempre, la gente del instituto nos mira raro, se pensarían que nos habíamos mudado o algo por el estilo, no es muy normal que nueve personas dejen de asistir a clase para poder meter a un caballo en casa, la lógica cero.

Las niñas de primero ya empezaban a mojar bragas, si es lo típico, pero hacia mucho que no lo veía y que raro que todavía no haya venido Sara acosando a Alfonso, mucho está tardando.

Y si antes lo pienso, antes viene.

- Alfonso, te ha sentado bien la ausencia al instituto eh. - Dijo Sara colocándo el cuello de su polo verde.

- Eso es porque no te ha visto.

- A ver, ¿para que te metes?, ¿No ves que no hablo contigo?

- Mm.. No. Pírate ya. Ah, está empezando el invierno ya.

Me dedicó una mirada asesina y se fue.

- ¿Por qué te cae tan mal?

- Samu, cariño, que tú estés muerto por sus huesos no significa que yo si.

- A MI NO ME GUSTA ESA.

- Claro que no... - Dijeron todos con ironía dándole un toque en la espalda.

Nos dirijimos hacia la clase de tutoria, hacía mucho que no veíamos al profesor majo, espera, hablo como si no hubieramos venido en 800 años, soy tonta.

Nos sentamos en nuestros sitios, ya echaba de menos mi mesa llena de corazones con una 'C' junto a ellos, no estoy enamorada eh, para nada.

- La mejor mesa.. La tuya. - Me susurró Calum.

- ¿Lo dudas?

- Claro que no.

Se levantó y me puse de pié para seguirle el beso, total, hasta que llegue el profesor..

- ¡Buenos días! ¡Hombre, Hola Chicos! - Dijo el profesor mientras entraba.

Me separé de Calum con una carcajada y atendimos a lo que nos iba a decir.

- Durante estos días vuestros compañeros han avanzado mucho, debéis poneros las pilas. Por cierto.. ¿A que se deben vuestras faltas?

- Mejor no quieras saberlo, sería extraño.

El profesor rió.

- Y cuando os vais de vacaciones.. ¿Os vais juntos? ¿En algún momento de la vida os separaréis? - Preguntó.

- ¿Nos ves con cara de querer hacerlo? - Dijo Guille guiñando un ojo.

- Para nada, pareceis hasta hermanos ya.

- Lo somos. - Susurramos todos a la vez.

Noté a Teresa distante.

- Tía.. ¿Qué pasa?

- La Sara.. Que me quiere quitar a Alfonso.

- Pasa de ella, Alfonso solo te quiere a ti.

- ¿Segura? Esque ella es más.. Todo.

- Lo sé.. Me da envidia, tiene a medio instituto tras ella, pero Calum me ha elegido a mi y Alfonso a ti, listo.

Sonrió y me tiró un beso.

- Sara, el chicle.

- Ay profe.. No sea malo.

- Que tires el chicle, parece que eres una vaca cuando lo masticas, porlomenos disimula. - Me metí de seguido en la conversación.

Se levantó sin mirarme y lo tiró.

La mañana sucedió normal, como siempre, como si nunca hubieramos faltado.

Cuando llegué a casa tiré la mochila junto a la de Samu y mi hermano y me senté a comer los dulces y sabrosos macarrones con tomate.

Después me puse a quedar con todos, ya que, queríamos montar. Sobre las 6 hemos quedado todos en la puerta de mi casa, no me tocará andar, bien.

Me quedé dormida mientras veía Castle, es un vicio, pero el sueño me podía. Estaba realmente agotada y me dormí, no sin antes poner la alarma, no es la primera vez que dejo tirados a mis amigos por culpa de las siestas.

Tengo ganas de subirme en Nueve y no parar de galopar.

Miénteme si no me amas -Calum Heaslip.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora