Capitulo 3

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Kiara Gonzales

- Si, señora Meléndez- le sonrió- no se preocupe con eso todo queda listo para su cirugía de mañana- le comunico a la paciente.

La señora Meléndez tenia un teratoma, neoplasia benigna, pero incomoda en el hígado. Era una señora bajita y delgada, de pelo negro y abundante siempre atado en un moño apretado. Tenía un rostro tierno en el que se podía observar el
- Hay que bueno doctora- me dice con una sonrisa- me siento muy rara sabiendo que tengo eso dentro de mi- arruga los ojos.

Me inclino a través del escritorio y tomo su mano

- Pero ya pronto no tendrá nada, el lunes la quiero aquí a las 6 de la mañana- le digo con una sonrisa confortándola.

- Esta bien Doctora, a primera hora- acuerda conmigo.

Se pone de pie y la ayudo a salir del consultorio. Camino y me siento de nuevo, para organizar todo lo de su operación. Daba gracias a Dios tener este consultorio asignado a mí. Cada residente de 4to año tiene uno. Desde hace una semana este era mio. No era muy grande. Me rio al recordar la cara de Nathaniel al verlo. Casi le da un ataque, estaba empeñado en que me dieran el mas grande. Lo que no sabia era que había elegido este por una razón.

Aquí habíamos tenido nuestras primeras veces, todas ellas.

Flashback

Estaba temblando de nervios, mi primer dia como Interna de medicina. Había conseguido que me tocara en el mismo hospital todos mis ciclos. Por lo menos había valido ser la mejor de mi clase.

Estaba apoyada fuera del consultorio donde teníamos que esperar al Dr. Navikov, el encargado del ciclo de cirugía. Mi primer ciclo. Éramos 7 internos. Camila Paredes, una castaña, gordita que siempre estaba usando el celular. Álvaro Suarez, delgado super alto, de tez clara de cabello negro, este junto a los trillizos Paniagua. Sip, trillizos, eran iguales en todo, el mismo pelo rubio, ojos verdes, todos altos y fuertes. Muy bien parecidos. Eran los más conocidos en la universidad mientras estuvimos estudiando. Alex, Alexander y alek. Los nombres eran peor todavía. Habían dos chicas reunidas, todavía no las conocía.

Éramos demasiado para estar en el pasillo. Pero el Dr. Navikov había dicho que lo esperáramos aquí. El hospital era el mejor del país. Las paredes estaban pintadas de blanco colonial. Los pisos eran de mármol negro, todo el hospital tenia los pisos negros.

- ¿Vieron lo bueno que esta el Doctor? - escucho hablar al grupo de 5.

Pongo los ojos en blanco. Había visto fotos de él. A pesar de ser la mejor amiga de su hija, nunca pude conocerlo en persona. Siempre estaba trabajando y no paraba en su casa.

Era muy apuesto si, pero también era el mejor. Eso era lo único que me interesaba, eso y poder realizar la residencia medica en este hospital, que era el mejor y el era quien seleccionaba a sus residentes.

- O ya van a empezar- hablo uno de los trillizos

- Si, por favor, no empiecen- dice el otro- además, para mirar y babear nos tienen a nosotros- dice sonriendo.

La chica se sonroja y se rie nerviosamente mientras lo mira.

- Bueno claro ustedes son...- dice.

Unos murmullos la interrumpen, miramos hacia el pasillo de la derecha y vemos como los pacientes sentados en los asientos a cada lado de los pasillos comienzas a murmurar alto. En medio viene el Dr. Navikov, lleva puesto un pantalón negro de vestir, una camisa blanca y una corbata azul oscuro. La bata mas blanca que he visto, la tiene puesta como una segunda piel. Un reloj de aspecto caro en la mano derecha era el único adorno aparte del anillo de matrimonio de la mano izquierda.

No miraba a nadie, caminaba derecho con el teléfono contra la oreja. El poder se aferraba a el como una segunda piel. Asi debe sentirse saber que eres el mejor.

Entra al consultorio, del cual hace 30 minutos las enfermeras entraban y salían nerviosas. Deja la puerta abierta.

Nos miramos unos a otros nervioso, sin saber que hacer.

- ¿ Entramos?- pregunta uno de los trillizos

- Yo creo que si, si no hubiera cerrado la puerta- dice el otro.

- Pues vamos- dice Camila

Pero ninguno se mueve. Cuadro los hombros y me acerco a la puerta, mis piernas temblaban pero a la mierda. Me paro frente a la puerta y por el rabillo del ojo puedo ver que los demás se han puesto detrás de mi. El esta levemente apoyado en el escritorio, con una mano en un bolsillo y la otra con el celular contra la oreja.

Todavía hablando. Wow. Bueno, tenia que estar de acuerdo con las demás chicas. Estaba mas bueno en persona que en las fotos. Su cabello castaño estaba peinado hacia atrás aunque varias hebras se iban adelante. Sus ojos azules como el artico chocan con los mios. Mi corazón se salta un latido. Fríos, su mirada era tan fría como el artico. Arquea una ceja.

- ¿Podemos entrar? - pregunto sorprendida de la firmeza de mi voz.

Asiente, por lo que entramos lentamente los demás detrás de mi, en silencio. Era un consultorio pequeño, el escritorio de madera oscura tenia una computadora y varios archivos, además de una lapicera llenas de lapiceros y lápices. En la pared derecha había una camilla con una sabana doblada encima. Frente al escritorio hay dos butacas de madera y habían dos filas de asientos de metal como los de espera de afuera con 8 asientos en total.

Me paro frente al primero sin tomar asiento. Los demás se van poniendo frente a un asiento cada uno. Creo que ninguno de ellos toma asiento. El termina de hablar y pone el celular encima del escritorio.

- ¿ Que son? ¿ Unos malditos militares? Siéntense- dice sin levantar la voz.

No lo necesita, su voz tiene la cualidad de un latigo. Tomamos asiento de inmediato. Me sentía incomoda, el cuerpo inquieto, caliente. Estaba excitándome. Por Dios calmate, es el papa de Adeli, tu mejor amiga.

- Bienvenidos a su ciclo de Cirugia General- dice todavía en la misma posición. Su mirada helada se fija en la mia por unos segundos y luego recorre a la clase- este dura 4 meses, rotaran una semana en cada subdivisión, todo esta organizado en carpetas encima del escritorio- parece casi aburrido de estar aquí- Doctora..?- me llama.

Los nervios anudan mi estomago y el calor vuelve a llenarme. Todos están en silencio. La sala parece un cementerio, ahora todos me miran.

- Gonzales- le respondo sentándome mas derecha- Kiara Gonzales-

- No le pregunte su nombre- me dice mirándome- aquí sus nombres no se usaran, no me importan, su apellido es su identificación, ¿entendido?-

Aprieto los labios, sintiendo la vergüenza y la ira recorrerme. Idiota. Me esta mirando mientras dice todo aunque fue para la clase en general. Asiento como imagino que los demás hacen. Esto parece un internado de mudos. Sus ojos brillan con algo, pero rápidamente se va.

- Dra. Gonzales- dice haciendo hincapié en mi apellido- tome las carpetas de mi escritorio y repartalas, en ella esta toda la información que necesitan además de sus horarios-

¿Por qué yo? Me pregunto, no le respondo y poniéndome de pie camino hacia el escritorio. Las carpetas están casi a su lado y el escritorio es pequeño, así que al inclinarme pude oler el perfume que lo envuelve. Me choca en las fosas nasales. Rico. Bosque, tierra. Tomo las carpetas y huyo cuando mis pezones se ponen duros. Contrólate mujer. De todos los hombres tenia que excitarme este.

- Cada una tiene los apellidos de cada uno en el ala de identificación- noto su mirada en la espalda- soy un hombre muy ocupado, no tengo tiempo para desperdiciar, así que les pido que lean todo y luego me hagan preguntas que valgan la pena de responder-.

Reparto todo y me quedo con la mia. 

Hola chicas y chicos

Que les parece?

Diganme si les va gustando

Fisiopatologia del PlacerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora