- Ki-
La voz de Adeli se filtra en mi consciencia.
- Kiara- me mueven- despierta y apaga esa cosa-.
Trato de salir del sueño.
- Ya estoy despierta- le respondo bostezando-ya-.
Me siento en la cama, localizando el celular en la mesa de noche. Apago la alarma antes de que Adeli lo rompa de nuevo. Las 3:30 de la mañana; me estiro suavemente y procedo recoger la ropa.
Me baño y cepillo los dientes rápidamente. Podría dormir un rato más, estaba agotada, hacia mucho que no me sentía tan cansada. En el closet me coloco la blusa roja sin mangas, de escote v un poco amarrada a la cintura y mi pantalón de vestir negro que se ajustaba en la cintura, por suerte mis botines negros sin tacones estaban aquí.
Verifico en el espejo mi cabello, pasando la mano por el, los nervios atenazaban mi estómago. Le asistiría hoy, otras personas nos verían interactuando, mas que las pocas palabras que pasábamos. Tienes que tratar de relajarte.
Me miro por ultima vez, el maquillaje sencillo que me hice estaba perfecto; sombra rosa claro, pestañina, delineador y un pintalabios rosa claro. Salgo despacio del closet, Adeli seguía durmiendo tranquilamente, tomo el celular. Las 4 a.m. Perfecto.
Camino despacio por el pasillo agarrando la cartera contra mi para que no suena. La casa parece un cementerio, todo en silencio. No quería encontrármelo ahora, habíamos hecho un acuerdo, pero me sentía en el limbo con eso.
-¿A dónde va tan temprano Dra. Gonzales? -.
Su voz interrumpe el silencio de la casa, asustándome. Salto gritando, pero mi grito es sofocado por la mano que me cubre la boca. Unos brazos envuelven mi cintura, colocándome contra la esquina cerca de la puerta.
Ojos azules me miran helados, su ceja alzada. Ningún hombre me había sostenido de esta manera y se sentía muy bien la verdad. No vayas por ahí Kiara.
- Me asustaste- mi voz sale ahogada.
- No respondiste la pregunta que te hice- me dice, retira la mano de mi boca y la usa para acariciarme la mejilla provocándome escalofríos.
- Me dirijo al mismo lugar donde seguro te dirigías tu- le susurro.
Tenía los labios más perfectos que había visto, creo que era -menos masculino que tenía. Sabia que eran tan suaves como parecían. Quería besarlo.
- No podemos- dice ronco- hay 2 cámaras de seguridad que abarcan la sala completa-.
Todo el cuerpo se me congela del miedo al escuchar esto. Claro que había cámaras de seguridad.
- No te preocupes, desapareceré las cintas- me asegura- en mi oficina no hay ninguna- aclara mis dudas no pronunciadas.
Respiro aliviada.
- Entonces tienes que tomar una distancia ahora-lo empujo suavemente pero no se mueve- además ya tengo que ir saliendo-.
- En eso tienes razón- toma un mechón de mi pelo y lo frota entre los dedos- vámonos-.
Sigue frotando mi pelo entre sus dedos, parece medio hipnotizado.
- Si no se mueve no podremos irnos- le aclaro.
Suelta mi mechón bruscamente y retrocede, vuelve a adquirir la mascara de frialdad, como le he puesto. Lo veo abrir la puerta principal, no me había fijado en el traje gris que tenía puesto, solo lo podía distinguir por la luz del recibidor que lo alumbraba.
Salgo de la casa dirigiéndome al coche.
- ¿A dónde vas? - me agarra del brazo.
- A mi auto- le contesto confundida.
- Te iras conmigo- me dice firme.
- Claro que no- abro los grandes- se supone que para Adeli no nos conocemos-.
- ¿No recuerdas que la señora Osorio nos vio anoche? - me dice- en unas horas lo sabrá-.
El estaba demasiado cerca de mí, olia increíble. No encontraba razón alguna para no irme con él. Piensa Kiara, piensa.
- No voy a regresar a tu casa hoy- recuerdo a ultimo minuto- tengo cosas que hacer, no puedo quedarme sin auto-.
Nos miramos fijamente, no pensaba irme con él.
- De acuerdo- dice soltándome- nos encontramos en el hospital-.
Nos encontramos en el hospital. Las palabras pasan por mi mente mientras camino a mi auto. Veo como trata de abrir la puerta del conductor de mi auto.
- Desbloquéalo- me dice.
Me rio
- No abre de esa manera- le digo divertida.
Su ceño fruncido solo me divierte aún más.
- Mira la magia- abro manualmente con la llave- ta dan-.
Trato de no reír tan fuerte por su expresión de hielo.
- Entra- dice gélido.
Me acomodo en el asiento colocando mi cartera en el lado del pasajero; cierra firmemente mi puerta y por el espejo retrovisor lo veo ir hacia su auto. Por mas que trato de arrancar suavemente, el carro enciende ruidoso.
Tomo la dirección hacia el hospital, viéndolo detrás de mí; parece mi guardaespaldas de esa manera, me rio. Si kiara, tienes un guardaespaldas con un Audi cuando tu carro es tan viejo. Prefiero reírme a permitirme sentir lo que causa eso en mi pecho.
Los semáforos están en amarillo parpadeante, indicando que vayamos con cuidado. El camino se me hace muy rápido, pero nos separamos al llegar al hospital, los empleados tenían una entrada diferente a nosotros los estudiantes. Aparco en mi sitio habitual. Su auto no estaba en su parqueo. Qué raro.
Tomo las escaleras, pero al subir tampoco esta. Me muerdo el labio dudando, a esta hora no se podía ir al área de cirugía. Prefiero acomodarme aquí, me siento en el habitual. Saco la Tablet disponiéndome a estudiar.
Mi concentración no es la mejor. Me había dicho que nos veríamos en el hospital. ¿Será que seria en la sala de cirugía?
Si, seguro eso. Trato de concentrarme en el tema.
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Fisiopatologia del Placer
RomanceLos une la pasión y el deseo por su vocación y por ellos. Kira nunca pensó que llegaría a follarse al papá de su mejor amiga, pero sucedió y nunca pudo parar. Nathaniel jamás imagino engañar a su esposa con una niña, pero ella se ha convertido en su...