Capitulo Uno

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—¡Hey, Jessica! ¿Te importa cerrar esta noche? — Me gritó mi jefe, sin preguntarme realmente, más bien estaba ordenándome. —

— No hay problema, jefe. — Me lanzó las llaves, las cuales cogí, a la vez que él hacía su camino hacia su automóvil. —

Eran las 8:15pm , solo 45 minutos hasta que tuviese que cerrar... De todos modos, mi jefe ya se había ido. Nadie viene a una tienda de música a las 8 de la noche. No se dará cuenta si cierro un poquito antes.

Me agaché a por mi desgastada mochila de cuero y la lancé por mi hombro, haciendo mi camino por las frías y oscuras calles de Nueva York. Y vaya que hacía frío.

Mis viejas Converse se arrastraron a través de la acera, camine hacía la próxima esquina. Decidí ir por el parque ya que es un millón de veces más rápido y me estoy congelando el trasero, porque la lista aquí, olvidó la chaqueta.

Pisé las hojas del suelo y paré para sacar mi teléfono. Cuando escucho pasos y a su vez el sonido de las hojas crujir.

Mierda.

En esta area de Nueva York, lo hombres reclaman chicas... Quizás pienses, '¿Que quieres decir con que reclaman chicas? ellas son seres humanos también.'

Bueno, estos no son chicos normales.

Son criminales.

Tiré mi teléfono de nuevo al interior de mi mochila y corrí, ni siquiera hacia mi casa, solo corrí.

Una alta risa hizo eco por todo mi cuerpo, y eché un vistazo hacia atrás, sin ver a nadie.

Empecé a correr más despacio, hasta parar, intentando recuperar el aliento.

Bien, ahora estoy perdida.

Saqué de nuevo mi teléfono, escribiendo rápidamente la dirección de mi casa en el GPS, en un intento de encontrar mi camino vuelta a casa, a este punto se me había olvidado hasta como me llamaba.

— ¿Y que haces a estas horas de la noche por aquí? — Una voz baja sonó desde detrás de mi, causando que pegase un grito y mi teléfono caer al suelo —

Empecé a correr en dirección contraria, pero sus largos y fuertes brazos se enrollaron alrededor de mi cintura, acercándome a él de nuevo.

— Te he hecho una pregunta, amor — Dijo oscuramente en mi oreja, sus dientes fantasmeando por mi lóbulo —

— Y-yo iba a casa desde el trabajo. — Respondí, temblando terriblemente a la vez que el chico apretaba su agarre. —

— Mmmm, creo que estarás mejor en mi casa. —Susurró dejando besos por mi cuello —

— N-no. — Gemí a la vez que intentaba liberarme —¡Déjame en paz! —

— No me hablas de esa forma. — Me avisó —

—¡Para! — Grité. —¡Que alguien me ayude! —

—¡Cállate! — El chico me zarandeó para plantarme cara. — Ni se te ocurra gritar de nuevo o lo lamentarás. —

Asentí lentamente con mi cabeza, y él sonrió.

— -¿Cuál es tu nombre, preciosa? —

— J-Jessica — Murmuré, intentando crear espacio entre nosotros —

— Jessica... — Alzó sus cejas esperando a que continuase —

— Jessica Renner. S-solo déjame en paz, por favor—Supliqué —

— ¿Y por qué iba yo ahora hacer eso? — Se pausó, inclinándose de forma que su aliento abanicaba mis labios. — ¿Cuando eres mía? —

Mi respiración se cortó a la vez que luche entre sus brazos. —¡Llamaré a la policía, te lo juro que lo haré! —

— ¿Qué van a hacer, cariño? — Sonrió llevando sus manos a las tiras para el cinturón de mi pantalón —

Me tiró contra su pecho antes de coger mi brazo firmemente con su gran mano, arrastrándome fuera del parque.

Cuando me echó un vistazo finalmente pude ver bien su cara. Tenía pelo semi corto y castaño con risos, alto, con ojos marrones que le combinaban. Tenía unas pecas por su nariz y unos labios finos.

Después de dos minutos finalmente me trajo a su auto y me empujó contra uno de sus lados.

— Eres preciosa. — Susurró, lamiendo sus labios irritablemente lento. — Qué bueno que seas mía ahora. —

Cerré mis ojos cuando presionó su cuerpo contra el mío, envolviendo sus brazos alrededor de mi.

— ¿A quién perteneces, Jess? — Preguntó, presionando sus caderas contra las mías —

— No le pertenezco a nadie. — Escupo, empujándolo por el pecho —

— No me enfades, cariño. — Susurra negando con la cabeza hacia a mi — Ahora, te lo voy a preguntar por última vez, ¿A quién le perteneces? —

— No sé tu nombre. —

— Tom, Tom Holland —

Mantuve la respiración, este chico ha estado por todas las noticias por asesinatos, prenderles fuego a edificios, peleas de bandas y más. No era alguien con quien bromear.

Tragué saliva. — Tuya Tom, s-soy tuya—

—Mierda, claro que sí lo eres. —

***

El camino hacia su casa fue silencioso, inquietantemente silencioso. De repente hizo un giro a la izquierda y se metió por un sucio camino con baches.

— ¿A-a dónde vamos? — Pregunto con cuidado, haciendo que me mire —

— A mi casa, cielo. — Abrí mi boca para decir algo pero me interrumpió —  Quizás debería de decir nuestra casa ahora. Porque tú, cariño mío — Se pausó, mirándome con una sonrisa — Nunca, nunca me vas a dejar —

Claimed - Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora