Capítulo Siete

1.1K 89 12
                                    


—¡Mierda! —

Me levanté corriendo del sofá cuando escuché que se rompía un vaso y un grito muy alto. Corrí a la cocina y vi a Tom agachándose, recogiendo los trozos rotos con la mano sangrando.

Jadeé y levantó la cabeza para encontrarse con mis ojos, antes de murmurar más maldiciones bajo su aliento.

Comencé a andar hacia él hasta que habló. — No te acerques más. Vas a andar encima de los cristales —

— ¿Estás bien? — Susurré, intentando examinar su mano desde la distancia—

De repente, los ojos de Tom se volvieron negros y cerró los puños con la mano llena de cristales, probablemente haciéndose más cortes en la palma.

— No hagas como que te importa — Escupió, tirando los trozos en la basura—

— Déjame ver la mano — Me acerqué a él pero dio un paso hacia atrás, en sus ojos ardía la rabia —

— No necesito tu caridad, solo vete — Gruñó, metiendo la mano bajo el agua fría —

— Pero—

—¡Vete! — Gritó y salí corriendo de la cocina hacia el piso de arriba — Rápidamente cerré la puerta del dormitorio un portazo y eché la llave, hundiéndome en el suelo —

¿Por qué se ha enfadado cuando le he preguntado si estaba bien? Solo estaba intentando ayudar.

Para, Jessica, le odias. Le ves viéndole sufrir. Se lo merece después de todo el dolor, que te ha hecho sufrir. 

Pero había una parte de mi corazón que me decía que él solo necesitaba a alguien que se interesase por él.

¡Lástima que sea un psicópata! Debes estar completamente loca si piensas en sentirte mal por él. 

Le odias.

Suspiré y cerré mis ojos, descansando mi cabeza contra la puerta. Me levanté del suelo y caminé hacia el baño, cerrando aquella puerta y echando el pestillo.

Iba a ser claramente una larga noche.

Punto de vista de Tom. 

Cuando Jessica corrió escaleras arriba, grité de nuevo en agonía. Ella solo estaba intentando ayudarme y yo la asusté. Estaba demostrando lo más mínimo que podía de compasión y lo has todo.

Bien hecho, Tom. 

Limpié lo que quedaba de cristal con bastante ira. ¿Realmente le importaba? No, seguramente se estaba intentando acercar a mi para escaparse.

Pero juro que había una mirada sincera en sus ojos.

Sacudí mi cabeza y subí las escaleras, abriendo la puerta del dormitorio. El baño estaba cerrado y con el pestillo echado así que asumí que estaba ahí dentro.

—Cariño — Le llamé calmadamente, tocando con mis nudillos en la madera — Por favor, abre la puerta. Lo siento —

Le escuché sonarse y unos cuantos botes de champú caer al suelo. 

¿Por qué demonios iba a estar llorando? 

¿La asusté tanto?

Me dolió el corazón, se que tengo problemas. Realmente no quería hacerle daño. Los castigos son por su propio bien. Bueno, son para complacerme a mi también. Necesito hacerla saber que nunca podrá escapar, la necesito en la vida. Quiero que me quiera. Como yo la quiero. 

Claimed - Tom HollandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora