JESSICA POV'S
Tom se apresuró a subir los escalones de nuestra casa, buscando a tientas su llave en su bolsillo. Tenía mis piernas alrededor de su cintura, tratando de meternos en la casa tan rápido como sea posible.
Su respiración descendió por la parte posterior de mi cuello en chorros calientes, y pude sentir su corazón acelerado a través de su camisa.
—Tom, bebé, relájate un poco.—Me reí, presionando un suave beso en su mejilla.
Finalmente consiguió abrir la puerta, caminando cuidadosamente por el umbral. Tomó una respiración profunda y recordé que no había estado en esta casa durante seis meses.
Moví el pie contra el suelo, dejando que disfrute el momento de volver a su casa . Sus perros corriendo hacia él, emocionados al ver a su verdadero dueño.
—Se siente tan diferente.—Murmuró yendo a la sala.
Lo seguí de cerca, preocupada, pensando que podría envolverse en tristeza.
—Creo que se siente mejor.— Respondí satisfecha con cómo eran nuestras vidas ahora.
Tom se giró para encararme con una tímida sonrisa. Me tomé un momento para apreciar las últimas doce horas. Tras observar los ojos color Café caramelo de Tom me di cuenta de que no había nadie más con quien preferiría compartir aquello. Era todo con lo que había soñado de niña, y esa era la noche en la que iba a darle mi todo.
El sintió mi mirada y, como consecuencia, se le oscurecieron los ojos y se mojó los labios con la lengua.
—Puta casa que me desconcentra.—Espetó, acercándose más a mí.
—Hey, Tom — Intervine en su acechamiento y repuso la cabeza ante mi tono repentinamente serio.
—¿Sí, gatita? ¿Qué pasa?— Su contestación sensible hizo que cambiara mi porte y sonría, dándome la vuelta y sonriéndole sobre el hombro izquierdo.
—Atrápame si puedes.— Empecé a correr hacia las escaleras sin escuchar a Tom siguiéndome, en su lugar sonó una oscura carcajada.
—Oh, nena, te dejaré ventaja.— Vociferó mientras yo me adentraba en su habitación, entrando rápidamente al vestidor y revolviendo entre el cesto de lencería que Tom insistió en comprarme. Tomé mi conjunto favorito, un sujetador blanco y rojo a juego con unos panties y unos calcetines altos y transparentes. Salí de forma veloz, tumbándome bajo las sábanas de la cama.
Escuché los pasos de Tom contra las escaleras y sentí que la cara se me calentaba debido a los nervios. La sangre me palpitaba por las venas, lista para lo que sea que tuviese planeado Tom. Mis manos temblaban con nerviosismo y emoción cuando la puerta de su habitación se abrió con un ruido que sonó por toda la estancia.
—Hm, ¿Dónde podría estar?— hizo el amago de hablar consigo mismo. —¿Estará... En el vestidor?— Le oí abrir la puerta. —Nop, puede que en el baño...— Abrió y cerró la puerta. Al final, era como si casi pudiese sentir su figura flotando por encima de la sábana.
El colchón se hundió cerca de mis pies y contuve todo mi ser para no reírme. De repente, tiraron de las sábanas, y los ojos de Tom recorrieron cada centímetro de mi cuerpo. Su labio inferior se encontraba brilloso y algo hinchado por todas las mordidas que había realizado en él. Me sobó las piernas después de arrodillarse, mirándome con una mezcla de absoluta sed anhelante en sus ojos mieles. Adoraba a ese hombre.
—Las chicas buenas no corren— Murmuró, rastreando la longitud de mi cuerpo.
—Al parecer no soy una muy buena chica— Susurré mordiéndome el labio. Tom gruñó ante mis palabras, nivelando su cara con la mía.
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Claimed - Tom Holland
General FictionClaimed "Si me deshago de mis demonios, perderé a mis ángeles."